viernes, 30 de octubre de 2015

El Miserere. (Gustavo Adolfo Becquer)

Hace algunos meses que visitando la célebre abadía de Fitero y ocupándome en revolver algunos volúmenes en su abandonada biblioteca, descubrí en uno de sus rincones dos o tres cuadernos de música bastante antiguos, cubiertos de polvo y hasta comenzados a roer por los ratones.
Era un Miserere.
Yo no sé la música; pero tengo tanta afición, que, aun sin entenderla, suelo coger a veces la partitura de una ópera, y me paso las horas muertas hojeando sus páginas, mirando los grupos de notas más o menos apiñadas, las rayas, los semicírculos, los triángulos y las especies de etcéteras, que llaman llaves, y todo esto sin comprender una jota ni sacar maldito el provecho.
Consecuente con mi manía, repasé los cuadernos, y lo primero que me llamó la atención fue qué, aunque en la última página había esta palabra latina, tan vulgar en todas las obras, finis, la verdad era que el Miserere no estaba terminado, porque la música no alcanzaba sino hasta el décimo versículo.
Esto fue sin duda lo que me llamó la atención primeramente; pero luego que me fijé un poco en las hojas de música, me chocó más aún el observar que en vez de esas palabras italianas que ponen en todas, como maestoso, allegro, ritardando, piú vivo, a piacere, había unos renglones escritos con letra muy menuda y en alemán, de los cuales algunos servían para advertir cosas tan difíciles de hacer como esto; Crujen... crujen los huesos, y de sus médulas han de parecer que salen los alaridos; o esta otra: La cuerda aúlla sin discordar, el metal atruena sin ensordecer; por eso suena todo, y no se confunde nada, y todo es la Humanidad que solloza y gime, o la más original de todas, sin duda, recomendaba al pie del último versículo: Las notas son huesos cubiertos de carne; lumbre inextinguible, los cielos y su armonía... ¡fuerza!... fuerza y dulzura.
-¿Sabéis qué es esto? -pregunté a un viejecito que me acompañaba, al acabar de medio traducir estos renglones, que parecían frases escritas por un loco.
El anciano me contó entonces la leyenda que voy a referiros.
I.
Hace ya muchos años, en una noche lluviosa y oscura, llegó a la puerta claustral de esta abadía un romero, y pidió un poco de lumbre para secar sus ropas, un pedazo de pan con que satisfacer su hambre, y un albergue cualquiera donde esperar la mañana y proseguir con la luz del sol su camino.
Su modesta colación, su pobre lecho y su encendido hogar, puso el hermano a quien se hizo esta demanda a disposición del caminante, al cual, después que se hubo repuesto de su cansancio, interrogó acerca del objeto de su romería y del punto a que se encaminaba.
-Yo soy músico -respondió el interpelado-, he nacido muy lejos de aquí, y en mi patria gocé un día de gran renombre. En mi juventud hice de mi arte un arma poderosa de seducción, y encendí con él pasiones que me arrastraron a un crimen. En mi vejez quiero convertir al bien las facultades que he empleado para el mal, redimiéndome por donde mismo pude condenarme.
Como las enigmáticas palabras del desconocido no pareciesen del todo claras al hermano lego, en quien ya comenzaba la curiosidad a despertarse, e instigado por ésta continuara en sus preguntas, su interlocutor prosiguió de este modo:
-Lloraba yo en el fondo de mi alma la culpa que había cometido; mas al intentar pedirle a Dios misericordia, no encontraba palabras para expresar dignamente mi arrepentimiento, cuando un día se fijaron mis ojos por casualidad sobre un libro santo. Abrí aquel libro y en una de sus páginas encontré un gigante grito de contrición verdadera, un salmo de David, el que comienza ¡Miserere mei, Deus! Desde el instante en que hube leído sus estrofas, mi único pensamiento fue hallar una forma musical tan magnífica, tan sublime, que bastase a contener el grandioso himno de dolor del Rey Profeta. Aún no la he encontrado; pero si logro expresar lo que siento en mi corazón, lo que oigo confusamente en mi cabeza, estoy seguro de hacer un Miserere tal y tan maravilloso, que no hayan oído otro semejante los nacidos: tal y tan desgarrador, que al escuchar el primer acorde los arcángeles, dirán conmigo cubiertos los ojos de lágrimas y dirigiéndose al Señor: ¡misericordia!, y el Señor la tendrá de su pobre criatura.
El romero, al llegar a este punto de su narración, calló por un instante; y después, exhalando un suspiro, tornó a coger el hilo de su discurso. El hermano lego, algunos dependientes de la abadía y dos o tres pastores de la granja de los frailes, que formaban círculo alrededor del hogar, le escuchaban en un profundo silencio.
-Después -continuó- de recorrer toda Alemania, toda Italia y la mayor parte de este país clásico para la música religiosa, aún no he oído un Miserere en que pueda inspirarme, ni uno, ni uno, y he oído tantos, que puedo decir que los he oído todos.
-¿Todos? -dijo entonces interrumpiéndole uno de los rabadanes-. ¿A qué no habéis oído aún el Miserere de la Montaña?
-¡El Miserere de la Montaña! -exclamó el músico con aire de extrañeza-. ¿Qué Miserere es ése?
-¿No dije? -murmuró el campesino; y luego prosiguió con una entonación misteriosa-. Ese Miserere, que sólo oyen por casualidad los que como yo andan día y noche tras el ganado por entre breñas y peñascales, es toda una historia; una historia muy antigua, pero tan verdadera como al parecer increíble.
Es el caso, que en lo más fragoso de esas cordilleras, de montañas que limitan el horizonte del valle, en el fondo del cual se halla la abadía, hubo hace ya muchos años, ¡que digo muchos años!, muchos siglos, un monasterio famoso; monasterio que, a lo que parece, edificó a sus expensas un señor con los bienes que había de legar a su hijo, al cual desheredó al morir, en pena de sus maldades.
Hasta aquí todo fue bueno; pero es el caso que este hijo, que, por lo que se verá más adelante, debió de ser de la piel del diablo, si no era el mismo diablo en persona, sabedor de que sus bienes estaban en poder de los religiosos, y de que su castillo se había transformado en iglesia, reunió a unos cuantos bandoleros, camaradas suyos en la vida de perdición que emprendiera al abandonar la casa de sus padres, y una noche de Jueves Santo, en que los monjes se hallaban en el coro, y en el punto y hora en que iban a comenzar o habían comenzado el Miserere, pusieron fuego al monasterio, saquearon la iglesia, y a éste quiero, a aquél no, se dice que no dejaron fraile con vida.
Después de esta atrocidad, se marcharon los bandidos y su instigador con ellos, adonde no se sabe, a los profundos tal vez.
Las llamas redujeron el monasterio a escombros; de la iglesia aún quedan en pie las ruinas sobre el cóncavo peñón, de donde nace la cascada, que, después de estrellarse de peña en peña, forma el riachuelo que viene a bañar los muros de esta abadía.
-Pero -interrumpió impaciente el músico- ¿y el Miserere?
-Aguardaos -continuó con gran sorna el rabadán-, que todo irá por partes. Dicho lo cual, siguió así su historia:
-Las gentes de los contornos se escandalizaron del crimen: de padres a hijos y de hijos a nietos se refirió con horror en las largas noches de velada; pero lo que mantiene más viva su memoria, es que todos los años, tal noche como la en que se consumó, se ven brillar luces a través de las rotas ventanas de la iglesia; se oye como una especie de música extraña y unos cantos lúgubres y aterradores que se perciben a intervalos en las ráfagas del aire.
Son los monjes, los cuales, muertos tal vez sin hallarse preparados para presentarse en el tribunal de Dios limpios de toda culpa, vienen aún del purgatorio a impetrar su misericordia cantando el Miserere.
Los circunstantes se miraron unos a otros con muestras de incredulidad; sólo el romero, que parecía vivamente preocupado con la narración de la historia, preguntó con ansiedad al que la había referido:
-¿Y decís que ese portento se repite aún?
-Dentro de tres horas comenzará sin falta alguna, porque precisamente esta noche es la de jueves Santo, y acaban de dar las ocho en el reloj de la abadía.
-¿A qué distancia se encuentra el monasterio?
-A una legua y media escasa; pero ¿qué hacéis? ¿Adónde vais con una noche como ésta? ¡Estáis dejado de la mano de Dios! -exclamaron todos al ver que el romero, levantándose de su escaño y tomando el bordón, abandonaba el hogar para dirigirse a la puerta.
-¿A dónde voy? A oír esa maravillosa música, a oír el grande, el verdadero Miserere, el Miserere de los que vuelven al mundo después de muertos, y saben lo que es morir en el pecado.
Y esto, diciendo, desapareció de la vista del espantado lego y de los no menos atónitos pastores. El viento zumbaba y hacía crujir las puertas, como si una mano poderosa pugnase por arrancarlas de sus quicios; la lluvia caía en turbiones, azotando los vidrios de las ventanas, y de cuando en cuando la luz de un relámpago iluminaba por un instante todo el horizonte que desde ellas se descubría. Pasado el primer momento de estupor, exclamó el lego:
-¡Está loco!
-¡Está loco! -repitieron los pastores; y atizaron de nuevo la lumbre y se agruparon alrededor del hogar.
II.
Después de una o dos horas de camino, el misterioso personaje que calificaron de loco en la abadía remontando la corriente del riachuelo que le indicó el rabadán de la historia, llegó al punto en que se levantaban negras e imponentes las ruinas del monasterio.
La lluvia había cesado; las nubes flotaban en oscuras bandas, por entre cuyos jirones se deslizaba a veces un furtivo rayo de luz pálida y dudosa; y el aire, al azotar los fuertes machones y extenderse por los desiertos claustros, diríase que exhalaba gemidos. Sin embargo, nada sobrenatural, nada extraño venía a herir la imaginación. Al que había dormido más de una noche sin otro amparo que las ruinas de una torre abandonada o un castillo solitario; al que había arrostrado en su larga peregrinación cien y cien tormentas, todos aquellos ruidos le eran familiares.
Las gotas de agua que se filtraban por entre las grietas de los rotos arcos y caían sobre las losas con un rumor acompasado, como el de la péndola de un reloj; los gritos del búho, que graznaba refugiado bajo el nimbo de piedra de una imagen, de pie aún en el hueco de un muro; el ruido de los reptiles, que despiertos de su letargo por la tempestad sacaban sus disformes cabezas de los agujeros donde duermen, o se arrastraban por entre los jaramagos y los zarzales que crecían al pie del altar, entre las junturas de las lápidas sepulcrales que formaban el pavimento de la iglesia, todos esos extraños y misteriosos murmullos del campo, de la soledad y de la noche, llegaban perceptibles al oído del romero que, sentado sobre la mutilada estatua de una tumba, aguardaba ansioso la hora en que debiera realizarse el prodigio.
Transcurrió tiempo y tiempo, y nada se percibió; aquellos mil confusos rumores seguían sonando y combinándose de mil maneras distintas, pero siempre los mismos.
-¡Si me habrá engañado! -pensó el músico; pero en aquel instante se oyó un ruido nuevo, un ruido inexplicable en aquel lugar, como el que produce un reloj algunos segundos antes de sonar la hora: ruido de ruedas que giran, de cuerdas que se dilatan, de maquinaria que se agita sordamente y se dispone a usar de su misteriosa vitalidad mecánica, y sonó una campanada..., dos..., tres..., hasta once.
En el derruido templo no había campana, ni reloj, ni torre ya siquiera.
Aún no había expirado, debilitándose de eco en eco, la última campanada; todavía se escuchaba su vibración temblando en el aire, cuando los doseles de granito que cobijaban las esculturas, las gradas de mármol de los altares, los sillares de las ojivas, los calados antepechos del coro, los festones de tréboles de las cornisas, los negros machones de los muros, el pavimento, las bóvedas, la iglesia entera, comenzó a iluminarse espontáneamente, sin que se viese una antorcha, un cirio o una lámpara que derramase aquella insólita claridad.
Parecía como un esqueleto, de cuyos huesos amarillos se desprende ese gas fosfórico que brilla y humea en la oscuridad como una luz azulada, inquieta y medrosa.
Todo pareció animarse, pero con ese movimiento galvánico que imprime a la muerte contracciones que parodian la vida, movimiento instantáneo, más horrible aún que la inercia del cadáver que agita con su desconocida fuerza. Las piedras se reunieron a piedras; el ara, cuyos rotos fragmentos se veían antes esparcidos sin orden, se levantó intacta como si acabase de dar en ella su último golpe de cincel el artífice, y al par del ara se levantaron las derribadas capillas, los rotos capiteles y las destrozadas e inmensas series de arcos que, cruzándose y enlazándose caprichosamente entre sí, formaron con sus columnas un laberinto de pórfido.
Un vez reedificado el templo, comenzó a oírse un acorde lejano que pudiera confundirse con el zumbido del aire, pero que era un conjunto de voces lejanas y graves, que parecía salir del seno de la tierra e irse elevando poco a poco, haciéndose cada vez más perceptible.
El osado peregrino comenzaba a tener miedo; pero con su miedo luchaba aún su fanatismo por todo lo desusado y maravilloso, y alentado por él dejó la tumba sobre que reposaba, se inclinó al borde del abismo por entre cuyas rocas saltaba el torrente, despeñándose con un trueno incesante y espantoso, y sus cabellos se erizaron de horror.
Mal envueltos en los jirones de sus hábitos, caladas las capuchas, bajo los pliegues de las cuales contrastaban con sus descarnadas mandíbulas y los blancos dientes las oscuras cavidades de los ojos de sus calaveras, vio los esqueletos de los monjes, que fueron arrojados desde el pretil de la iglesia a aquel precipicio, salir del fondo de las aguas, y agarrándose con los largos dedos de sus manos de hueso a las grietas de las peñas, trepar por ellas hasta tocar el borde, diciendo con voz baja y sepulcral, pero con una desgarradora expresión de dolor, el primer versículo del salmo de David: ¡Miserere mei, Deus, secundum magnam misericordiam tuam!
Cuando los monjes llegaron al peristilo del templo, se ordenaron en dos hileras, y penetrando en él, fueron a arrodillarse en el coro, donde con voz más levantada y solemne prosiguieron entonando los versículos del salmo. La música sonaba al compás de sus voces: aquella música era el rumor distante del trueno, que desvanecida la tempestad, se alejaba murmurando; era el zumbido del aire que gemía en la concavidad del monte; era el monótono ruido de la cascada que caía sobre las rocas, y la gota de agua que se filtraba, y el grito del búho escondido, y el roce de los reptiles inquietos. Todo esto era la música, y algo más que no puede explicarse ni apenas concebirse, algo más que parecía como el eco de un órgano que acompañaba los versículos del gigante himno de contrición del Rey Salmista, con notas y acordes tan gigantes como sus palabras terribles.
Siguió la ceremonia; el músico que la presenciaba, absorto y aterrado, creía estar fuera del mundo real, vivir en esa región fantástica del sueño en que todas las cosas se revisten de formas extrañas y fenomenales.
Un sacudimiento terrible vino a sacarle de aquel estupor que embargaba todas las facultades de su espíritu. Sus nervios saltaron al impulso de una emoción fortísima, sus dientes chocaron, agitándose con un temblor imposible de reprimir, y el frío penetrar hasta la médula de los huesos. Los monjes pronunciaban en aquel instante estas espantosas palabras del Miserere:
In iniquitatibus conceptus sum: et in peccatis concepit me mater mea.
Al resonar este versículo y dilatarse sus ecos retumbando de bóveda en bóveda, se levantó un alarido tremendo, que parecía un grito de dolor arrancado a la Humanidad entera por la conciencia de sus maldades, un grito horroroso, formado de todos los lamentos del infortunio, de todos los aullidos de la desesperación, de todas las blasfemias de la impiedad; concierto monstruoso, digno intérprete de los que viven en el pecado y fueron concebidos en la iniquidad.
Prosiguió el canto, ora tristísimo y profundo, ora semejante a un rayo de sol que rompe la nube oscura de una tempestad, haciendo suceder a un relámpago de terror otro relámpago de júbilo, hasta que merced a una transformación súbita, la iglesia resplandeció bañada en luz celeste; las osamentas de los monjes se vistieron de sus carnes; una aureola luminosa brilló en derredor de sus frentes; se rompió la cúpula, y a través de ella se vio el cielo como un océano de lumbre abierto a la mirada de los justos.
Los serafines, los arcángeles, los ángeles y las jerarquías acompañaban con un himno de gloria este versículo, que subía entonces al trono del Señor como una tromba armónica, como una gigantesca espiral de sonoro incienso:
Auditui meo dabis gaudium et lœtitiam: et exultabunt ossa humiliata.
En este punto la claridad deslumbradora cegó los ojos del romero, sus sienes latieron con violencia, zumbaron sus oídos y cayó sin conocimiento por tierra, y nada más oyó.
III.
Al día siguiente, los pacíficos monjes de la abadía de Fitero, a quienes el hermano lego había dado cuenta de la extraña visita de la noche anterior, vieron entrar por sus puertas, pálido y como fuera de sí, al desconocido romero.
-¿Oísteis al cabo el Miserere? -le preguntó con cierta mezcla de ironía el lego, lanzando a hurtadillas una mirada de inteligencia a sus superiores.
-Sí -respondió el músico.
-¿Y qué tal os ha parecido?
-Lo voy a escribir. Dadme un asilo en vuestra casa -prosiguió dirigiéndose al abad-; un asilo y pan por algunos meses, y voy a dejaros una obra inmortal del arte, un Miserere que borre mis culpas a los ojos de Dios, eternice mi memoria y eternice con ella la de esta abadía.
Los monjes, por curiosidad, aconsejaron al abad que accediese a su demanda; el abad, por compasión, aun creyéndole un loco, accedió al fin a ella, y el músico, instalado ya en el monasterio, comenzó su obra.
Noche y día trabajaba con un afán incesante. En mitad de su tarea se paraba, y parecía como escuchar algo que sonaba en su imaginación, y se dilataban sus pupilas, saltaba en el asiento, y exclamaba: -¡Eso es; así, así, no hay duda..., así! Y proseguía escribiendo notas con una rapidez febril, que dio en más de una ocasión que admirar a los que le observaban sin ser vistos.
Escribió los primeros versículos y los siguientes, y hasta la mitad del Salmo, pero al llegar al último que había oído en la montaña, le fue imposible proseguir.
Escribió uno, dos, cien, doscientos borradores; todo inútil. Su música no se parecía a aquella música ya anotada, y el sueño huyó de sus párpados, y perdió el apetito, y la fiebre se apoderó de su cabeza, y se volvió loco, y se murió, en fin, sin poder terminar el Miserere, que, como una cosa extraña, guardaron los frailes a su muerte y aún se conserva hoy en el archivo de la abadía.
Cuando el viejecito concluyó de contarme esta historia, no pude menos de volver otra vez los ojos al empolvado y antiguo manuscrito del Miserere, que aún estaba abierto sobre una de las mesas.
In peccatis concepit me mater mea
Éstas eran las palabras de la página que tenía ante mi vista, y que parecía mofarse de mí con sus notas, sus llaves y sus garabatos ininteligibles para los legos en la música.
Por haberlas podido leer hubiera dado un mundo.
¿Quién sabe sí no serán una locura?

domingo, 25 de octubre de 2015

Los arcanos menores

En una parte del Tarot figuran los arcanos menores, que son las cartas numeradas del As al 10 y a la que le siguen una serie de cuatro figuras que representan a la corte o son las llamadas cartas cortesanas. Estas figuras están representadas por los pajes, (conocidos también como sotas), los caballeros, las reinas y los reyes.
En número de información documental se encuentran más desarrollados los arcanos mayores, pero esto no hace menos importante a los arcanos mayores. Estos últimos son capaces de controlar nuestro destino.
Los grupos sociales de la época están representados por los arcanos menores, es así que encontramos campesinos representados por los bastos, al clero representado las copas, a la nobleza por las espadas y por último la burguesía representada por los oros.
Los prototipos o arquetipos de la vida misma están representados los distintos palos de la baraja, los Bastos, los Oros, las Copas y las Espadas.
Es importante aclarar también, que los arcanos menores están cargados de gran simbolismo. Cabe señalar que los tradicionales palos de la baraja se relacionan con los franceses o los ingleses. Es así como la espada corresponde a la pica, a la copa le corresponden los corazones, el trébol, los bastos y por último los oros equivalen a los diamantes.
Cada uno de los palos tiene una gran simbología, a saber:
Los palos; se puede decir que el palo está relacionado con el bastón a modo de varita mágica que aparece en El Mago. Este símbolo se asocia en el terreno económico con las ganancias y con los progresos, con los esfuerzos puestos en la creación y en los emprendimientos, es el poder con toda su fuerza en el terreno espiritual. Como también representa el trabajo físico pueden representar personas humildes, personas de trabajo.
Si en una tirada predominan los bastos, simboliza a una persona cuyos impulsos la dominan, y que sus proyectos se determinan a corto o mediano plazo. La vitalidad y el dinamismo dominan esta etapa, que necesitará por momentos una espera para dedicarse a la reflexión.
La espada representa las fuerzas tanto activas como pasivas, plenamente unidas, capaces de generar grandes cambios tanto positivos como negativos. También suelen estar asociadas al odio, así como a la reconciliación de las fuerzas contradictorias. Es el instrumento de jefes y guerreros que pueden llevar a cabo empresas positivas o negativas.
Cuando predominan las espadas en una tirada, se está determinando que la persona está inundada de problemas, con una vida llena de obstáculos de la que no puede encontrar la salida por tener una visión negativa.
Será en este caso imprescindible la ayuda de otros, para favorecer una luz de esperanza. Siendo muy necesario el cambio rotundo de objetivos. Las copas representan el terreno de las emociones, son muy positivas cuando están boca arriba, traen felicidad, alegría, goce, pero si están boca abajo, muestran todo lo contrario. Representan los sentimientos profundos, la protección, el cariño, la maternidad, representan a personas altruistas.
Si son las copas las que predominan la tirada estarán mostrando que la persona se encuentra expuesta a daños y a decepciones, ya que estará en una etapa dominada por los sentimientos y la extremada sensibilidad. Estará frente a un amor idealista, romántico y sacrificado. Será necesario que el consultante deje de lado tanto sentimentalismo y se concentre en la objetividad.
Por último, los oros, muestran el fruto de los esfuerzos, son los beneficios a nivel económico, de todos los esfuerzos, es la paga justa por la dedicación y el esfuerzo. Se la relaciona con comerciantes y mercaderes.
Cuando en la tirada predominan los Oros estará determinando un buen momento económico, pero puede representar también que al consultante le interesan mucho las adquisiciones de carácter material. Posiblemente tiene numerosas carencias afectivas. Toda la temática antes mencionada se relaciona también con el significando numerológico de cada Arcano Menor, haciendo que haya más claridad a la hora de descifrar las cartas. 

jueves, 22 de octubre de 2015

La luna, el sol, el juicio final, el mundo (Arcanos)

La Luna

El número clave es el 29 y su regente es Piscis. Este Arcano desarrolla la intuición, la imaginación y se experimentarán sueños promisorios. Ofrece la conexión con la cara de la realidad que se encuentra oculta, es la carta de la intuición.
Abarca las energías femeninas, que invita a descubrir lo más profundo, ofrece la oportunidad de conocer la cara oculta de la luna, es decir de la realidad, la que no se puede ver. Es capaz de correr los velos que impiden ver más allá, haciendo referencia también a la necesidad de aprender a caminar ente luces y sombras.
La luna es capaz de conectarse con las emociones y con los recuerdos. Es una carta ambivalente, pues muestra las dos caras de la moneda.
En el transcurso de esta etapa se vive la sensación que se está por atravesar una prueba muy difícil de superar, es necesariq la exploración de la naturaleza interior, recuperando el verdadero nombre, la verdadera esencia. Comienza la percepción de que estamos en presencia de un inminente riesgo de perder todo lo que se ha conseguido.
Cuando cae al revés muestra la incapacidad de distinguir la realidad de la fantasía. Aparecen celos, difamación y distorsiones. Enemigos ocultos que comienzan a revelarse. Malas influencias, estafas y trampas en el camino.

El Sol

El número clave de este Arcano es el 30 y su regente es el Sol. Ofrece muy buenos augurios, y con estos habrá reconocimientos profesionales y económicos. La prosperidad y el éxito serán parte de la vida, el camino estará signado por alegría y felicidad. Ofrece la sabiduría necesaria para aumentar las miras.
El Sol permite brillar, ayuda a asumir todos los desafíos abarcando todo, lo bueno y lo malo. Es tomar conciencia de la capacidad de poder dar pero también de poder exponerse.
Muestra la etapa de reconocimientos tanto profesionales como económicos, es el rejuvenecimiento y la superación de las pruebas. Permite la reconciliación con nosotros mismos. La comprensión de la propia conciencia permite alcanzar la madurez.
Es una carta altamente positiva, donde las energías fluyen libremente, donde se vivirán momentos de mucha plenitud, alegría y placer. Todos los niveles de la vida estarán signados por el éxito. El consultante se encuentra en un momento muy positivo, iluminado por la creatividad y la posibilidad de crecimiento.
Si este Arcano sale al revés es altamente negativo, los momentos de infelicidad se darán constantemente, habrá soledad y ruptura de relaciones amorosas y comerciales. Habrá una excesiva euforia e hiperactividad. Las compañías serán perturbadoras.

El Juicio Final

Su número clave es el 31 y su regente es el Fuego. Este Arcano ofrece un buen juicio y discernimiento, es el vuelco positivo, el perdón. Alguna parte del pasado se actualiza.
El juicio es la antesala de la realización personal, es la capacidad de despertar, el poder de la renovación y el perdón. Es el asumir que algunos tendrán la oportunidad de resucitar y otros no. Permite determinar la apariencia de la realidad y permite discernir.
Este arcano se puede relacionar con la sanción del alma. Es la transformación tomada como un milagro. Muestra como han quedado atrás las etapas de sufrimiento, se logra además dar libertad al espíritu y cura el alma. Determina que las condiciones requeridas se han cumplido previamente y de un modo muy adecuado.
Es la posibilidad de volver a la vida. Es la reencarnación de alma en un cuerpo físico, el paso se actualiza. Es la espiritualidad que despierta, las fuerzas que están latentes comienzan a despertar. Las cosas que se encuentran en estados inferiores comienzan a ascender a planos superiores.
Las cosas buenas y malas tendrán compensaciones, y se podrán organizar las situaciones poniéndolas en el lugar justo, adquiriendo la madurez necesaria para hacerlo.
Si está invertida muestra decisiones equivocadas, la vacilación y la debilidad conlleva a cometer numerosos errores. Juicios adversos y separaciones.

El Mundo

Su número clave es el 32 y su regente es Saturno. Este arcano simboliza la perfección, la seguridad, el optimismo, las recompensas por el esfuerzo.
Es la posibilidad de integrarse y de auto realizarse, es la etapa final coronada por el éxito. Representa la última vuelta, la integración de lo masculino y de lo femenino, es la palabra y la verdad.
El Mundo es sinónimo del paraíso que se ha recuperado o del final feliz. Es estar frente al mundo, frente a la reunión del consciente y del inconsciente, el lugar donde se han superado las pruebas. Es el pensamiento, la intuición, las sensaciones y los sentimientos unidos en plenitud. Es la superación de todas las pruebas lo que significa que todas las lecciones han sido aprendidas. Permite determinar la ocupación en el mundo. Es la suma de todo lo que constituye y forma parte del cosmos. Es el dominio de las fuerzas elementales que expresan alegría, energía, vida y tiempo.
Este Arcano determina el dominio psíquico y mental, es la elevación del espíritu y es el altruismo. Anuncia al consultante recompensas, la trayectoria profesional será distinguida y homenajeada.
Cuando está invertida lleva al fracaso, es el miedo del cambio, la mala salud y los sacrificios, el fracaso en la etapa final. Muestra en el consultante un gran grado de pesimismo, de imperfección y de inseguridad. Determina un mundo donde no existen los valores espirituales, ni principios humanísticos. 

martes, 20 de octubre de 2015

El diablo, la torre, la estrella (Arcanos)

El diablo

El número clave es el 26 y su regente es Capricornio. Muestra como las riquezas materiales son utilizadas como arma de poder. Indica inconstancia y esfuerzo desmedido para lograr el éxito a nivel económico. Libertinaje y triunfos pasajeros, se recibirán castigos por los abusos. El fanatismo, la obsesión y la ambición desmedida.
Es el acercamiento a lo más bajo y elemental de la personalidad, es el conocimiento del miedo oculto, la culpa y los instintos más bajos.
Este Arcano representa al reino de las sombras, es la amenaza proveniente de todo lo oscuro de nuestro ser, de todo aquello que alguna vez se ha suprimido. El desafío que ofrece es la posibilidad de desarrollar la capacidad para lograr integrar y vivir todas las partes ocultas de nuestra personalidad de modo responsable, y así liberarse de esclavitudes y dependencias que no nos permiten acceder al éxito.
Esta carta está determinando que el consultante estará pasando por situaciones de codicia, de maldad, de envidia y destrucción. Se está proclive a actuar sin razón solo impulsado por las emociones descontroladas.
Si esta carta cae invertida muestra pasiones carnales desenfrenadas, debilidad, falta de racionalidad, mentira y la envidia que provienen del entorno. Es la sobrexcitación, la lujuria y la perversión. Es la influencia negativa actuando de manera oculta.

La Torre

Su número clave es el 22 y su regente es Marte. Este Arcano representa las estructuras rígidas que se desarrollan en la vida y que impiden el desarrollo, ofrece la posibilidad de romper con las ataduras a través de los cambios demoledores, rotundos y también repentinos. Muestra cambios de trabajo y de residencia. Los tropiezos inesperados serán parte del camino y la aceptación será parte de nuestra decisión.
En este Arcano aparece la torre destruida en su parte superior por un rayo, mostrando que la base permanece sin destruirse por lo que se hace posible la reconstrucción. Es el comenzar a construir la vida sobre bases sólidas, a partir de los tropiezos, es desarrollar la aceptación y la libertad.
La Torre representa la liberación dramática, donde el viejo orden de las cosas se colapsa a causa de un hecho externo inesperado. Lo que hasta el momento se creía que estaba sólido empieza a revelar equivocaciones y debilidades. Presenta una realidad confundida por ciertas imágenes erradas que se tenían.
La vida construida se destruye por fuerzas externas provocando una gran crisis y descontrol. Muestra como la vida del consultante comienza a ser derrumbada, pero no totalmente, lo que da la posibilidad de reconstrucción.
Si cae invertida la confusión es total y se empezará a pagar por los excesos cometidos, la soberbia será el error primordial.  

La Estrella

Tiene como número clave el 28 y su regente es Acuario. Con este arcano se presenta una muy buena etapa para el amor, para la salud y el dinero. La vida será signada por el optimismo, la esperanza y las ayudas inesperadas serán permanentes. Ofrece el desarrollo del vigor, de los buenos sentimientos, la inspiración y el equilibrio.
Su aparición está indicando una amplia conexión con el inconsciente, es la búsqueda constante de la verdad fundamental a través del esfuerzo. Simboliza la confianza plena en las oportunidades.
La estrella es ni más ni menos que una posibilidad de abrir los ojos a un futuro muy exitoso. Permite, a través de la comprensión de todo aquello que lo estaba sujetando, entrar en una etapa regida por el alivio y las nuevas esperanzas. La presencia de la libertad que nunca antes se había conocido permite vislumbrar un futuro lleno de insospechadas percepciones.
La Estrella representa lo inconsciente conectado con el cosmos. Es la renovación de la vida misma, ofreciendo creatividad y comunicación, curación física y crecimiento espiritual.
Si se presenta invertida determinará actos de arrogancia, pesimismo y testarudez, lo que imposibilitará ver las grandes oportunidades de la vida. Habrá rigidez mental y falta de perspectivas, al igual que la falta de adaptación a los cambios. 

viernes, 16 de octubre de 2015

El colgado, la muerte, la templanza (Arcanos)

El Colgado

Su número clave es el 23 y su regente es el agua. Este Arcano muestra el sacrificio a la hora de dejar una cosa por otra. Determina gran reflexión mental. En las acciones se hace presente la impotencia, situaciones de abandono y de renuncia. Las limitaciones generalmente están auto-impuestas. Una gran despreocupación por las cosas materiales lo sumerge en el abandono.
El colgado es sinónimo de gran crisis, porque se está siguiendo el camino equivocado, será necesario retroceder para volver a retomar las cosas, pero esta vez de distintas formas. Será necesario hacer un alto para evaluar el entorno aunque esto conlleve a someterse a sacrificios.
Determina la capacidad de ver las cosas desde distintos puntos de vista, cambiar las perspectivas será fundamental para encontrar la salida a la crisis. Muestra la necesidad de conocer los valores que proceden del propio interior para llegar a la meta.
En este Arcano se ve a un hombre colgado de un pie, mientras que de sus manos caen unas monedas símbolo del despojo de sus últimas pertenencias. Representa a aquel hombre que prefiriere perder todo lo material antes que cambiar sus ideas, piensa diferente y prefiere mantener su idealismo.
Si cae al revés se vuelve más terco y más inflexible. El materialismo y el egoísmo forman parte de su existencia. Resistencia a los cambios. 

La Muerte

Su número clave es el 24 y su regente es Escorpio. Es la profunda transformación, no se la relaciona con la muerte física, se la interpreta como la variación total, tanto de modos de vida como de conductas. Las transformaciones conducen al cambio y la evolución en la vida.
La muerte representada en este Arcano despierta cierto temor y desconcierto, pero será necesario tomarla como el nuevo comienzo donde se deja morir el pasado para darle lugar al futuro. Será importante empezar a gestar, empezar a asumir y aprender a conducir el propio camino desde la transformación. Significa no sujetarse a los prejuicios, asumir el dolor que proviene al dejar todo el pasado o lo viejo atrás.
Este Arcano es sinónimo de transformación, es el fin de un proceso y el comienzo de otro, un nuevo amanecer y una nueva fuerza vital. No es una carta que implique sufrimientos ni desgracias, solo le está afirmando al consultante que está pasando por una serie de cambios, finalidad y comienzo.
Si sale invertida estará indicando que se ha dejado pasar el tiempo, ya sea por comodidad o por temor para asumir los cambios, y ahora, será la vida la que tome la indicativa. Enfrentamiento por la fuerza a los cambios. Estancamiento y decaimiento. 

La Templanza

Su número clave es el 25 y su regente es Sagitario. Es el equilibrio del temperamento. Está ofreciendo la reflexión y el sentido profundo de la vida, como arma fundamental para progresar tanto en el terreno espiritual como en el material. Es la capacidad de darle tiempo a las cosas, a los sentimientos, a los proyectos, para lograr buenas negociaciones y conservar lo obtenido.
Este Arcano expresa la armonía y el equilibrio de lo interno y de lo externo, la moderación a la hora de mezclar distintas realidades. Se refiere también a la salud tanto física como mental. Ofrece la moderación necesaria para alcanzar los éxitos, a la hora de tomar decisiones.
Muestra el resultado del cambio, es la posibilidad de asumir el equilibrio interno para lograr poner en marcha todo aquello que parece imposible para los demás. Es la aceptación de que lo más importante es cuando se toman las cosas en su correcta proporción. La moderación y la sensibilidad serán los que ayuden a superar los obstáculos.
Si este arcano está al revés provoca la impaciencia y con ella la falta de armonía al enfrentar las situaciones de la vida. Surgirán los conflictos a causa de asociaciones erradas. Habrá falta de lógica, desacuerdos y vacilaciones. 

miércoles, 14 de octubre de 2015

El ermitaño, la rueda de la fortuna, la fuerza (Arcanos)

El Ermitaño

Su número clave es el 20 y su regente es Virgo. Expresa cautela y sabiduría, también la necesidad de retirarse por un tiempo a meditar y evaluar las situaciones dejando de lado la impulsividad.
Es la consumación de la meta, es su cumplimiento efectivo, marcando el fin de toda actividad. Es la búsqueda del consuelo y la posibilidad de hallarlo. Es la Paz y la armonía.
Este Arcano es el maestro humilde, capaz de conducir con su luz a todos los demás. Es totalmente consciente de su función de entrega, caminando desprovisto de todo lujo. Es un guía ejemplar que posee toda la experiencia de los años, se podría decir que es el anciano del Tarot.
Ofrece el autoconocimiento, ofrece la posibilidad de descubrir la propia escala de valores, el poder encontrarse consigo mismo, para lo cual va ha ser necesario la claridad y la integridad.
Es la inspiración divina, el retiro y la soledad. Es la sabiduría interior que permite el avance espiritual. Su fuerza tanto física como espiritual le permite atravesar el desierto. Ofrece la luz para lograr el entendimiento y para desarrollar la intuición.
Si este Arcano se presenta al revés, muestra terquedad y actos nocivos. Una vida basada en la holgazanería, desprecio por los consejos. Falta de sensatez y vicios. Sugiere peligro ante el conocimiento escaso. 

La Rueda de la Fortuna

Su número clave es el 21 y su Regente es Libra. Es el inicio de una etapa, muestra el avance y con él el progreso. Es el destino en constante cambio y evolución, con momentos malos o buenos. Señala buena suerte y cambios favorables.
Representa a la diosa fortuna, relacionada con el azar, donde algunos podrán ganar y otros podrán perder.
Es el cierre del ciclo que determina la perfección y el dominio. La Rueda de la Fortuna representa el ciclo de la vida, en el que se producen altibajos constantes. Durante su movimiento se puede estar en la parte superior o en la parte inferior de la rueda. Muestra que la evolución solo se obtiene a través del movimiento.
Este Arcano ofrece la actitud que se debe adoptar ante las tareas y las lecciones de vida. Muestra como se puede desarrollar la capacidad para asumir y controlar las cuatro composiciones primordiales de la conciencia del ser humano.
Si este Arcano se presenta invertido, la mala suerte se apoderará del consultante. Muestra pérdida por juegos de azar o por todas las cosas que han sido dejadas libradas al azar. Los problemas y los obstáculos provocan el retroceso. Muestra una resistencia a los cambios inevitables.

La Fuerza

Su número clave es el 22 y su regente es Leo. Es el coraje, la acción y el poder para conseguir el éxito. Es la fuerza emanada del equilibrio entre el intelecto y las emociones.
Brinda la fortaleza para enfrentar todos los inconvenientes de la vida. Este Arcano está representado por una mujer capaz de dominar a un león. La mujer puede, con un mínimo esfuerzo, abrir sus fauces y también tiene la suficiente capacidad de protegerlo.
Es la dualidad, lo femenino por un lado, la ternura y la suavidad; y lo masculino representado por el león con toda su fiereza y vitalidad.
Este arcano muestra la fortaleza para aceptar las propias sombras y lados oscuros de la personalidad. Es la capacidad de controlar el orgullo desmesurado, y el de reconocer las propias limitaciones.
Es la conjunción del amor físico y el espiritual, cuerpo y alma plenamente unidas. Es la capacidad de desarrollo interior, con contradicciones, vaticinando el éxito para todos aquellos que sean capaces de enfrentar la adversidad.
Este Arcano invertido muestra las emociones descontroladas, el abuso de poder y la testarudez. Es la indisciplina con falta de dominio y de control. Se muestra al león devorando al consultante, mientras que éste no tiene manera de dominarlo o controlarlo. 

martes, 13 de octubre de 2015

Los enamorados, el carrro, la justicia (Arcanos)

Los Enamorados

El número clave es el 17 y su Regente es Géminis. Este Arcano está vinculado con la adolescencia, es el poder de elección, son las primeras decisiones en el amor, es la posibilidad de equivocarse.
Es la intuición y la armonía, muestra los comienzos, donde el libre albedrío es la base de cada acto durante la vida.
Muestra que las decisiones más acertadas son las que se toman desde el corazón. Dice yo soy capaz de elegir, soy capaz de decidir y tengo también la capacidad de integrarme. Ofrece el deseo de seguir el camino a partir del presente, elegir el más conveniente cuando se enfrenta un conflicto.
Los enamorados están representados en el acto de reciprocidad, donde se dan las actividades complementarias basadas en el amor. Es el balance que permite la apertura de la intuición. Muestra el equilibrio en los opuestos, estos se complementan no solo en cuerpo sino también en alma.
Si este Arcano se presenta invertido mostrará la infelicidad, las contrariedades en los enamorados darán como resultado el divorcio. El fracaso es inminente. Habrá una gran disconformidad con el yo mismo, se mostrará una dualidad. Los terceros como compañía serán perturbadores. Augura la necesidad de controlar las emociones, y de tomarse el tiempo necesario para no errarle en la decisión. 

El Carro

El número clave es el 18 y su regente es Cáncer. Muestra un gran dominio de las situaciones basado en el autocontrol. Promete éxito cuando se llevan adelante los esfuerzos necesarios. Los obstáculos serán resueltos. Una fuerte voluntad marcando el camino.
Es el avance hacia la conquista segura. El esfuerzo tanto físico como mental será reconocido, es la noticia esperanzadora. Está determinando que el consultante podrá materializar todos sus objetivos y podrá imponer su voluntad frente a los demás.
Es el partir de casa para obtener el crecimiento personal y el desarrollo de la personalidad. Ofrece la sabiduría necesaria para recorrer el camino de la vida, donde las experiencias y las vivencias propias serán fundamentales. Es el control de nuestro propio destino.
El Carro está representando a un guerrero que sigue adelante enfrentando todos los obstáculos en busca de la victoria. Es el protector del mundo de las ideas y sus únicas armas son la conciencia y la sabiduría. Es el artífice de su propio ascenso espiritual. Ofrece resguardo y protección.
Si este Arcano está invertido, muestra el fracaso; el descontrol y la desorganización serán generalizados. Surgirán las malas noticias y se presentarán enfermedades que impiden la continuación del camino. Muestra destrucción y mal carácter. El carro se frena produciendo demoras perjudiciales. 

La Justicia

Su número clave es el 19 y su Regente es Libra. Muestra la imparcialidad y la moderación presente en todos los actos, habrá propósitos firmes con juicios certeros, la coherencia regirá todas las acciones llevadas a cabo.
Este Arcano representa la madurez, es la capacidad de tomar las decisiones de manera inteligente y con un gran sentido crítico. Muestra responsabilidad, con la clara convicción que siempre se podrá cosechar lo que se siembra.
Muestra la balanza como elemento fundamental de justicia, induce a que habrá castigo para todo aquel que infrinja la ley. Ofrece la posibilidad de conseguir todo lo que es merecido y no todo lo que es deseado. Habrá contratos o acuerdos muy positivos. Todos los temas legales tendrán un saldo muy positivo.
Muestra como la fuerza moral se impone a las bajas pasiones para lograr la armonía, gran energía psíquica que será muy bien acompañada por la sabiduría. A nivel mental indica como a través del pensamiento correcto se accede a la libertad.
Cuando aparece invertida muestra una gran negatividad basada en la injusticia capaz de desarrollar los pensamientos más negativos, como los de necesidad de venganza y las frustraciones. Aparecen con ella la posibilidad de juicios negativos y de todo tipo de contradicciones legales. La impaciencia y la crueldad se desarrollarán en cada acto cotidiano. 

martes, 6 de octubre de 2015

La emperatriz, el emperador y el sumo sacerdote (Arcanos)

La Emperatriz

Su número clave es el 14 y su regente es Venus. Representa a la madre terrenal, el matrimonio y el crecimiento se hacen presentes porque simboliza el embarazo, la fertilidad, la maternidad pródiga y la estabilidad hogareña. Es el útero materno desde el punto de vista espiritual, donde las ideas comienzan a tener forma.
Este arcano también representa la elegancia y la distinción. Se sienta erguida con mucha seguridad. Si bien es dominante, también es justa y protectora.
Este arcano a pesar de estar estrechamente vinculado a la fertilidad, como la tierra y la naturaleza toda, no está exenta de sensualidad. Sus principales atributos son la capacidad de dar afecto y de criar.
Ofrece también comunicación y determina los procesos creativos, dando imagen de bienestar económico y reconocimiento social. Es la madre, el abrigo y la protección. Se presentarán cosas buenas, junto con mucha alegría.
Es el entendimiento de lo femenino y de lo masculino, es la comprensión de los sexos. También relaciones en las que habrá atracción y rechazo. Cuando este Arcano aparece al revés muestra relaciones demasiado absorbentes donde los celos cumplen una función devastadora. Como madre se presenta insegura y con tendencia a ser posesiva. La emperatriz comienza a ser dominada por sus emociones, su egoísmo, y sus caprichos.

El emperador

Este arcano tiene como número clave el 15 y su regente es Aries. Aparece sentado y sus brazos muestran además de fuerza física, determinación. Es el representante de la autoridad, es el que manda, el que dirige y el que da órdenes y formas. Muestra el arte de gobernar. Es el padre protector y poderoso. Es capaz de dar protección y de vigilar atentamente.
Tiene capacidad de liderazgo y de autocontrol, es muy estratega, es apto para conducir los hechos más conflictivos. El Emperador tiene una visión positiva y clara de las cosas, actúa con firmeza y equidad. Simboliza el orden universal.
Es el padre terrenal, capaz de materializar los proyectos, siempre sabe que es lo que tiene que hacer, es creativo y perseverante. Todo tendrá su recompensa si se ha realizado con esfuerzo. Determina el orden jerárquico dentro del desarrollo de la vida.
Si se presenta al revés muestra una gran desorganización, donde la testarudez domina las situaciones y el pensamiento se presenta poco claro. Los conflictos y los problemas de autoridad son constantes en la vida, tanto en el terreno comercial como en el de los afectos. Muestra un desprecio por los límites, la incapacidad de ordenar la propia vida y la falta de madurez.

El Sumo Sacerdote

El número clave es el 16, y su Regente es Tauro. Este Arcano es el que se dedica a la educación del hombre en la tierra, ya que cuenta con un gran sentido de la vida, es sensato en todas sus actitudes y está siempre en busca de la verdad. Representa al buscador del conocimiento y de la sabiduría.
Muy cerca de la religión, se convierte en un gran consejero. Se caracteriza por su mansedumbre y su generosidad. Recibe permanentemente la ayuda de los superiores.
Muestra que es inútil buscar fuera lo que no se encuentra en el interior. Es necesario para adquirir el conocimiento pleno, aprender a integrarse. Posee una gran capacidad de descubrir el bien y el mal, su mirada está dirigida hacia su interior.
Se inclina por el conocimiento formal, el desarrollo de la comunicación y apego a todas las normas que determinan la sociedad. El Sumo Sacerdote es la adaptación y la mediación.
Este Arcano es el puente que une a Dios con el hombre, es un excelente guía espiritual, es el gran comunicador, y sus actos se basan en la institución y la educación.
Cuando está invertida muestra distorsión de la verdad, malos consejos, habrá calumnias y estafas. Establece una falta de apoyo y de atención en los objetivos. La falta de conocimiento y de sabiduría provoca el desequilibrio. 

viernes, 2 de octubre de 2015

El loco, el mago y la sacerdotisa (Arcanos)

El Loco

Este Arcano tiene como número clave el 11 y como regente al aire. El Loco representa a una persona sin prejuicios a la que no lo acompaña el sentido común. Tiene una gran capacidad para confiar en su intuición y en su voz interior, es capaz de dar comienzo a nuevos emprendimientos y caminar por nuevos caminos.
Es un personaje que muestra la extravagancia, se conduce de modo poco reflexivo por lo que es audaz. En cada acto es capaz de mostrar muy buena destreza y fuerza de voluntad.
Muestra momentos en los que habrá que tomar decisiones muy importantes, ya que se presentan circunstancias repentinas e inesperadas. Hay mucha vitalidad y alegría en cada emprendimiento.
Este Arcano muestra a lo largo de su existencia un espíritu puro. Es pura energía más allá y por sobre cualquier pensamiento. Representa la Superconsciencia. Es capaz de entregarse a cualquier experiencia, de conocer, sin que las barreras ni los límites influyan.
Podría decirse que el Loco es como un niño, al que no lo afectan las influencias provenientes del exterior.
Cuando se presenta al revés muestra excesiva impulsividad que determina decisiones equivocadas. La dispersión es capaz de anular la creatividad. También se hace presente la inestabilidad, con cambios frecuentes de trabajo. La falta de discreción ha de traer numerosos conflictos.

El Mago

El número clave de este Arcano es el 12 y su regente es Mercurio. Esta carta representa el poder transformador. El dominio y la voluntad, tiene una gran capacidad de organización. Es capaz de eliminar cualquier tipo de dependencia, cada uno de sus actos está regido por la originalidad.
Es el comienzo de todas las cosas. Muestra como las iniciativas propias permiten la creatividad. Está listo para sorprender con su gran habilidad, mostrándose estudioso y exhibicionista. Está ofreciendo toda su fuerza para sacar adelante cualquier tipo de idea, además brinda siempre un correcto asesoramiento y tiene la virtud de guardar todos los secretos.
Representa el liderazgo totalmente independiente de cualquier influencia, es independiente en criterio y en voluntad. Es un personaje netamente mental, muy dinámico y con la habilidad suficiente para manejar los elementos, y proclamar que se haga su voluntad. Es considerado el creador. Le está mostrando al consultante la capacidad que tiene de administrar todo tipo de situación a lo largo de su vida diaria.
Cuando está invertido, muestra una falta de escrúpulos, tiene problemas para la expresión y para el entendimiento. Se muestra poco capaz y su imagen se presenta como desmejorada. La falta de decisiones lo transforma en una persona con pocas aptitudes. Determina una falta de madurez y un orgullo falso.

La Sacerdotisa

 El número clave es el 13 y su regente es La Luna. Representa a una mujer sentada gestando una idea, o un proyecto. Representa el equilibrio de los opuestos, la energía y el poder.
Muestra influencias ocultas en el hogar y en el trabajo. Representa la paciencia y la reserva. Tiene la capacidad de dar soluciones a través de la intuición. Muestra la emotividad, la sensibilidad, la timidez y el control de las emociones.
La Sacerdotisa es una gran conocedora de la esencia humana, capaz de entenderla y equilibrarla. Tiene una muy buena aptitud para esperar que las cosas ocurran, con un gran control emocional.
Muestra plena confianza en la voz interior, considerándola capaz de mostrar el camino que ha de seguir. Tiene la capacidad de determinar tanto las vibraciones positivas como las negativas que se manifiestan en la vida y esperar el momento adecuado antes de actuar.
Si está al revés muestra la falsedad, la sabiduría antes que su sensibilidad, mostrando de esta manera la superioridad. La persona simbolizada por esta carta pone en total evidencia su nivel social y su cultura. La pereza y el desgano se harán presentes en cada acto cotidiano, al igual que las indecisiones. En los hombres muestra exceso de machismo y de orgullo.