sábado, 30 de junio de 2012

Evangelio de los vampiros. La busqueda. Cap. XIII

Recorrí la Tierra, siguiendo el rastro de llanto que dejaba el ángel depredador.
Así encontré a un humano de la raza de Abel que entablaba relación con él, creyéndolo su ángel guardián, sin conocer sus verdaderos deseos de destrucción.
Miré cómo existía amor en esa mujer de... hacia el ángel depredador; miré y vi como cada noche la mujer encendía una vela blanca, e invitaba a su ángel a entrar a su aposento, sin conocer sus deseos de destrucción; miré como el ángel era consultado, y él respondía con falsa sabiduría a la mujer.
Y la presencia luminosa del ángel llenaba el aposento de la mujer, junto con fragancias de jazmín.
Yo rompí esas visiones revelando el verdadero rostro del ángel depredador.
Los ángeles adquieren formas humanas para copular con las hijas de los hombres; nosotros, los obscuros, retuvimos ese poder de transformación, y ahora lo usamos para cazar ángeles depredadores.
En cuanto el ángel apareció una vez más ante la mujer, hermoso y resplandeciente, con palabras de ternura y amor, y la comunión entre ambos seres se estableció;
Usé el poder de la transformación y lo puse en el ángel, antes de que descubriera mi presencia.
La mujer fue maravillada al contemplar cómo su ángel se volvía humano; mas sólo fue por un suspiro; manifesté la verdadera naturaleza del ángel depredador.
Y la mujer vio su rostro fragmentado, las garras de sus manos y la deformidad de sus alas.
El ángel intentó defenderse, pero mi fuerza fue superior; hice que el ángel lanzara su verdadera voz; estruendo de furia y destrucción.
Si has comprendido misterios suficientes, sabrás cómo mantuve sometido al ángel, mientras ocurrió su abominable transformación delante de la mujer.
Y el ángel, dándose cuenta que era sometido, maldijo a la mujer, e intentó desangrarla.
Mas lo evité, no por amor, sino por orden: abrí el Umbral. Conduje al ángel depredador a Aradia; donde una estaca estaba dispuesta en medio del bosque de los empalados.
Y dejándolo caer con gran fuerza, hice que sus gritos fueran escuchados por la mujer a través de las dimensiones por el resto de su vida.
Para que su locura fuera sobre la Tierra.
Mas he aquí, es tiempo de cerrar esta Dimensión para la Criatura de la Noche que has conducido; y tú deberás irte con ella.
Deposítala en sus sueños, y espera a que su sabiduría crezca; bienaventurada es por haber vislumbrado sólo una parte del esplendor de Aradia.
Antes de que ambos partan, yo, Aradia, les revelo el cielo rojizo de mi corazón.
Y he aquí, en este cielo vuelan poderosos los Vampiros de la jerarquía superior.
Míralos extender sus alas obscuras, mientras giran en círculos concéntricos; el misterio de tal vuelo fue estudiado por Utnapischtim;
El vuelo de los Vampiros es sabiduría; y esto es sólo parte de las Criaturas de las Tinieblas.
Saluda conmigo a los Vampiros de la jerarquía superior, que han traspasado suficientes Umbrales para venir aquí, y solazarse en el cielo rojizo de la sangre.
Donde los centinelas no pueden alcanzarlos; donde nadie puede dañarlos.
Y los Vampiros sueñan; y a veces esos sueños son percibidos por las Criaturas de la Noche.
Y las Criaturas de la Noche expresan esos sueños en choques afortunados de palabras, o música de las profundidades; sin conocer su verdadero origen.
Escucha cómo el vuelo de los Vampiros engendra música, y traza imágenes maravillosas en el cielo de sangre; imágenes insólitas que jamás se han visto en la tierra.
Y no existen palabras para describir esas imágenes; sólo quien traspasa el Umbral y viene a Aradia puede verlas.
Tú que Buscas ¿puedes ver ahora mismo esas imágenes? Si es así, has encontrado la Belleza Obscura; el Libro de la Búsqueda fue escrito por el afán de la Belleza.
Las imágenes se muestran ante ti, ahora, sobre el vuelo concéntrico de los Vampiros, mientras más busques en tus abismos, las verás mejor.
Y tal vez las llevarás en tu limitada dimensión, y esas imágenes causarán asombro a las Criaturas de la Noche, y repulsión a las demás criaturas.
Las imágenes son lo que yo, Aradia, te concedo, no por amor, sino por orden.
Así sea.

sábado, 23 de junio de 2012

Evangelio de los vampiros. La busqueda. Cap. XII

El Libro de Rituales en uno de los Libros de Sombras, que guardo con celo en Aradia;
Mas un Vampiro que como Tú, entró a Aradia, pretendió conocer sin aguardar; y conocer lo que era ilícito para él.
Y se acercó al Libro de Rituales para robarlo, creyendo que yo estaba en otra Dimensión.
Sin saber que en la región de Aradia donde se guarda el Libro, yo soy omnipotente.
Dejé pues, que aquel Vampiro insensato robara el Libro de Rituales, para que fuese ejemplo para otros insensatos.
Nada es casual en las regiones obscuras; nada sucede sin que de ellos tengamos conocimiento.
El Vampiro volvió a la Tierra con el Libro de Rituales y comenzó a leer.
Mas el Libro de Rituales esta escrito en lenguaje desconocido para toda Criatura de la Noche y Vampiro; sólo los No-muertos pueden leerlo.
Por lo que aquel Vampiro insensato leyó únicamente lo que quiso leer
Aquel Vampiro que no se despoja de su vida anterior es dominado por ella.
Al no comprender el lenguaje del Libro de Rituales, lo suplió por su propio lenguaje; para presentarse como sabio a los ojos de otros Vampiros con los que se reunía.
Planeó todo como su propia mente necia le indicó; mas cuando estaba apunto de matar al niño pequeño, yo intervine;
No para salvar al niño, pues esto hubiera sido obra de amor; sino para establecer el orden obscuro con el Vampiro.
Recuperé el Libro de Rituales, y llevé a Aradia al Vampiro; y ahora es prisionero bajo el cielo rojizo de mi corazón.
En verdad te digo que no verás el orden siendo insensato.
Mas ahora me aparto de ti, Criatura de la Noche, para saludar a tu Guía No-muerto.
Tú Guía No-muerto, que has traído a Aradia a la Criatura de la Noche, no es ésta la primera vez que traspasas el Umbral.
Lo hiciste antes, cuando capturaste a Yigael.
He aquí, Yigael era uno de los más poderosos ángeles depredadores.
En el tiempo en que Vlad era humano, el cielo se partió en siete y engendro a Yigael.
Era este un ángel formidable; engendraba huracanes con el movimiento de sus alas; su mirada sembraba incendios en los bosques;
Así fue como Yigael asoló la cumbre del viento solitario.
Mas tú, No-muerto, recibiste la orden de las Criaturas de las Tinieblas y te alzaste en furor contra Yigael.
Y levantaste el muro de obscuridad a su alrededor, aun a costa de tu No-muerte.
Y Yigael fue estrechado contra tu muro de obscuridad, y sometido, y su furor de destrucción junto con él.
Si un No-muerto dedicado sólo a la enseñanza, realiza tales proezas ¡cuánto mas las Criaturas de las Tinieblas!
Así que yo abrí Aradia para ti, No-muerto como la abro hoy.
Saludo a tu gloria obscura, tú, que venciste a Yigael, que adquiriste la sabiduría que rompió tus cadenas; las de tus sentimientos primero; luego, las de tu cuerpo; mas tarde, las de la vida y, finalmente, las del Tiempo.
Vives tú en la perpetua obscuridad, y has vislumbrado la gloria de las Criaturas de las Tinieblas.
Y has conversado con algunos de los seiscientos sesenta y seis nombres tras cruzar el Umbral.
Mas no te envanezcas por tu victoria; sólo has cumplido el Orden Obscuro; el conocimiento no es completo hasta cruzar el Ultimo Umbral.
Otros No-muertos lo han hecho ya; para ellos no es necesaria la enseñanza, no son Guías, sino que son Guiados por los únicos que en esas moradas pueden proveerles palabra fresca de revelación; que son las Criaturas de las Tinieblas.
Una etapa superior, con nuevos Umbrales, te espera antes del Ultimo Umbral.
Y habrás de gustar del sufrimiento nuevamente.
Conoce, No-muerto, que en la escala superior no hay misericordia, sino un Orden Obscuro más estricto.
Ese Orden al que habrás de enfrentar es más poderoso que Yigael; aniquilaría sin demora a cualquier Criatura de la Noche o Vampiro.
Mas no desprecies a las Criaturas de la Noche que has traído hasta aquí.
Tu puedes mirar a su obscuridad interior, si encuentras al cuervo que porta la mandrágora del conocimiento, es tiempo de que sea guiado.
Pues no es vergonzoso cumplir como Guía de tales Criaturas.
Si fuiste humano, vagamente lo recuerdas, como un sueño.
Si fuiste Vampiro, distante es tu cuerpo, como una ilusión.
No dependes ya de alimento ni de sangre, ni siquiera la energía es tu comunión, aunque ciertamente te deleita.
Tu alimento es ahora el conocimiento y la intensidad del espíritu; por eso te complace alimentarte de esencias.
No-muerto, yo he acompañado a otros como tú durante las cacerías por las Dimensiones; hemos capturado ángeles depredadores, que tanto asolaron la tierra, y hoy son estandartes de victoria en Aradia.
Sabido es por nosotros que los ángeles depredadores son también responsables del caos sobre la tierra.
Y he aquí lo que mi Libro de Rituales te revela acerca de cómo me enfrenté a un ángel depredador.
Que asolaba no la Tierra, si no las almas de los que aguardaban falsamente en esperanza.
Y este ángel depredador despertaba la esperanza en estos seres, y venía a ellos en forma resplandeciente.
Mas cuando los seres se postraban ante él, este ángel depredador les robaba la sangre y la energía, y aumentaba su poder, con el que me desafió.

sábado, 16 de junio de 2012

Supersticiones : Mal de ojo

Una “mala mirada”, una “mirada asesina”, “si las miradas pudieran matar” y “mirar aviesamente” son tan sólo unas pocas de las expresiones comunes derivadas de uno de los temores más universales: el del mal de ojo. Se encuentra esta superstición virtualmente en todas las culturas.
En la antigua Roma, los hechiceros profesionales especializados en mal de ojo eran contratados para ejercer sus sortilegios contra los enemigos de una persona. A todos los gitanos se les acusaba de tener ese poder siempre temible, que también estaba difundido a través de la India y el Oriente Próximo.
En la Edad Media, los europeos temían tanto padecer sus efectos, que cualquier persona cuya mirada estuviera desviada o presentara cualquier anomalía podía ser candidata a morir en la hoguera. Un caso de cataratas podía significar la muerte para el desdichado que las sufría.
¿Cómo pudo originarse independientemente esta creencia entre tantos pueblos distintos?. Una de las teorías más aceptadas por los folkloristas se refiere al fenómeno del reflejo en la pupila. Al mirar a los ojos de una persona, nuestra propia imagen, minúscula, aparecerá en la parte oscura de la pupila. y, de hecho, nuestra palabra “pupila” procede de la palabra “pupilla”, que en latín significa “muñequita”.
Al hombre primitivo debía de resultarle extraño y atemorizador el hecho de contemplar su propia imagen en miniatura en los ojos de otros. Debía de creerse en peligro personal, al pensar que aquella reproducción de sí mismo pudiera alojarse permanentemente en una mirada maligna, y ser secuestrada por ella. Esta noción se ve reforzada por la creencia, entre las tribus primitivas africanas, hace menos de un siglo, de que ser fotografiado equivalía a perder para siempre el alma.
Los egipcios tenían un curioso antídoto contra el mal de ojo: el kohl, el primer cosmético de la historia. Utilizado por hombres y mujeres, se aplicaba formando un círculo o en un óvalo alrededor de los ojos. La base química era el antimonio, un metal, y si bien los adivinos preparaban el compuesto que se aplicaban los hombres, las mujeres se fabricaban sus propias fórmulas a base de antimonio, a las que añadían sus ingredientes secretos predilectos.
Actualmente, nadie está seguro al respecto, pero unos círculos de pintura oscura alrededor de los ojos absorben la luz solar y, por consiguiente, minimizan el reflejo en el ojo. Este fenómeno les es familiar a los jugadores de béisbol y fútbol americano, que se aplican una grasa negra debajo de cada ojo antes del partido.
Los antiguos egipcios, que pasaban largo tiempo bajo la cruda luz del desierto, pudieron haber descubierto por su cuenta este secreto, e ideado esta máscara, no primordialmente con fines de embellecimiento, como suele creerse, sino para otras finalidades de tipo práctico y supersticioso.

sábado, 9 de junio de 2012

Evangelio de los vampiros, La busqueda. Cap. XI

Cuando veas un arco iris, recuerda que el primer arco iris fue llevado a Aradia.
Cuando el arco de la confusión profane tu cielo nocturno, recuerda el arco de la obscuridad, y lo tendrás en tu interior.
Si los ángeles depredadores de la razón vacía te atacan, recuerda la batalla en la cumbre del viento solitario; y llevarás la victoria a tu mundo interior.
Y si llevas sabiduría en medio de la confusión, serás solitario, pero libre y en esto te llamarán afortunado, y te envidiarán.
El amor ya no se acercará a ti; la soledad y el aislamiento serán todo lo que tendrás y serán tesoro para tu alma.
Pues una vez en soledad y silencio, verás todas estas regiones con mayor claridad; hasta que seas capaz de tocar, gustar, escuchar, oler y, sobre todo, ver.
Y serás digno de venir a Aradia por ti mismo, sin necesidad de un Guía.
Detén tu vida, detén tu afán; nunca pensaste qué tan libre podías ser, sin dioses ni demonios que te indiquen el camino.
Caminaras guiado por tus sueños, y serás sabio.
Criaturas de la Noche, ser Vampiro no es lo más valioso que puede sucederte; Si no llegar a ser guiado por tus sueños;
Hacía la Noche Infinita, o hacía cualquier otra Dimensión que descubras.
He de decirte una vez más que, si llegas a penetrar la Noche Infinita, sabrás por qué es la más hermosa entre todas las regiones de Aradia; y del Lado Obscuro del Tiempo.
La Noche Infinita es tesoro para el enfermo, el soñador, y las Criaturas de las Tinieblas.
Muchos viajes he compartido con Dissaor, en su delicada forma de Emperador de la Noche Infinita; pues su naturaleza es Dual.
Has penetrado bastante en el camino del conocimiento; aguarda y ese conocimiento crecerá; no en vano el No-Muerto que te trajo a estas regiones me dijo que había visto en ti un halo de revelación; en su nombre te permití entrar; conoce que en tiempos lejanos para ti, otros fueron confundidos.
Mas por ahora aún eres como un niño al que se debe ayudar a caminar, pues cae en cuanto cesa el apoyo.
En cuanto caes, regresas al árido mundo que llaman real, entre los seres que viven sin sueños y sin poesía.
Deja atrás esa aridez y ve en pos de los sueños, las imágenes insólitas, los choques afortunados de palabras, y la música de las profundidades.
Pues cuando lo hagas, tus obras serán guía para los seres que vendrán después de ti.
Y usarán tu obra como cimiento para edificar aún más alta la torre que tú visualizaste.
En tus sueños, en estas Dimensiones, o en la Noche Infinita.
Ya que has llegado tan lejos;
Ven y recorre conmigo los vértices, mas ya no en expansión constante; y conoce algunos de los relatos que se cuentan en ellos.

lunes, 4 de junio de 2012

Los gatos de ulthar

Cuento de H.P. Lovecraft
Se dice que en Ulthar, que se encuentra más allá del río Skai, ningún hombre puede matar a un gato; y ciertamente lo puedo creer mientras contemplo a aquel que descansa ronroneando frente al fuego. Porque el gato es críptico, y cercano a aquellas cosas extrañas que el hombre no puede ver. Es el alma del antiguo Egipto, y el portador de historias de ciudades olvidadas en Meroe y Ophir. Es pariente de los señores de la selva, y heredero de los secretos de la remota y siniestra África. La Esfinge es su prima, y él habla su idioma; pero es más antiguo que la Esfinge y recuerda aquello que ella ha olvidado.
En Ulthar, antes de que los ciudadanos prohibieran la matanza de los gatos, vivía un viejo campesino y su esposa, quienes se deleitaban en atrapar y asesinar a los gatos de los vecinos. Por qué lo hacían, no lo sé; excepto que muchos odian la voz del gato en la noche, y les parece mal que los gatos corran furtivamente por patios y jardines al atardecer.
Pero cualquiera fuera la razón, este viejo y su mujer se deleitaban atrapando y matando a cada gato que se acercara a su cabaña; y, a partir de los ruidos que se escuchaban después de anochecer, varios lugareños imaginaban que la manera de asesinarlos era extremadamente peculiar. Pero los aldeanos no discutían estas cosas con el viejo y su mujer; debido a la expresión habitual de sus marchitos rostros, y porque su cabaña era tan pequeña y estaba tan oscuramente escondida bajo unos desparramados robles en un descuidado patio trasero. La verdad era, que por más que los dueños de los gatos odiaran a estas extrañas personas, les temían más; y, en vez de confrontarlos como asesinos brutales, solamente tenían cuidado de que ninguna mascota o ratonero apreciado, fuera a desviarse hacia la remota cabaña, bajo los oscuros árboles. Cuando por algún inevitable descuido algún gato era perdido de vista, y se escuchaban ruidos después del anochecer, el perdedor se lamentaría impotente; o se consolaría agradeciendo al destino que no era uno de sus hijos el que de esa manera había desaparecido. Pues la gente de Ulthar era simple, y no sabía de dónde vinieron todos los gatos.
Un día, una caravana de extraños peregrinos procedentes del Sur entró a las estrechas y empedradas calles de Ulthar. Oscuros eran aquellos peregrinos, y diferentes a los otros vagabundos que pasaban por la ciudad dos veces al año. En el mercado vieron la fortuna a cambio de plata, y compraron alegres cuentas a los mercaderes. Cuál era la tierra de estos peregrinos, nadie podía decirlo; pero se les vio entregados a extrañas oraciones, y que habían pintado en los costados de sus carros extrañas figuras, de cuerpos humanos con cabezas de gatos, águilas, carneros y leones. Y el líder de la caravana llevaba un tocado con dos cuernos, y un curioso disco entre los cuernos.
En esta singular caravana había un niño pequeño sin padre ni madre, sino con sólo un gatito negro a quien cuidar. La plaga no había sido generosa con él, mas le había dejado esta pequeña y peluda cosa para mitigar su dolor; y cuando uno es muy joven, uno puede encontrar un gran alivio en las vivaces travesuras de un gatito negro. De esta forma, el niño, al que la gente oscura llamaba Menes, sonreía más frecuentemente de lo que lloraba mientras se sentaba jugando con su gracioso gatito en los escalones de un carro pintado de manera extraña.
Durante la tercera mañana de estadía de los peregrinos en Ulthar, Menes no pudo encontrar a su gatito; y mientras sollozaba en voz alta en el mercado, ciertos aldeanos le contaron del viejo y su mujer, y de los ruidos escuchados por la noche. Y al escuchar esto, sus sollozos dieron paso a la reflexión, y finalmente a la oración. Estiró sus brazos hacia el sol y rezó en un idioma que ningún aldeano pudo entender; aunque no se esforzaron mucho en hacerlo, pues su atención fue absorbida por el cielo y por las formas extrañas que las nubes estaban asumiendo. Esto era muy peculiar, pues mientras el pequeño niño pronunciaba su petición, parecían formarse arriba las figuras sombrías y nebulosas de cosas exóticas; de criaturas híbridas coronadas con discos de costados astados. La naturaleza está llena de ilusiones como esa para impresionar al imaginativo.
Aquella noche los errantes dejaron Ulthar, y no fueron vistos nunca más. Y los dueños de casa se preocuparon al darse cuenta de que en toda la villa no había ningún gato. De cada hogar el gato familiar había desaparecido; los gatos pequeños y los grandes, negros, grises, rayados, amarillos y blancos. Kranon el Anciano, el burgomaestre, juró que la gente siniestra se había llevado a los gatos como venganza por la muerte del gatito de Menes, y maldijo a la caravana y al pequeño niño. Pero Nith, el enjuto notario, declaró que el viejo campesino y su esposa eran probablemente los más sospechosos; pues su odio por los gatos era notorio y, con creces, descarado. Pese a esto, nadie osó quejarse ante la dupla siniestra, a pesar de que Atal, el hijo del posadero, juró que había visto a todos los gatos de Ulthar al atardecer en aquel patio maldito bajo los árboles. Caminaban en círculos lenta y solemnemente alrededor de la cabaña, dos en una línea, como realizando algún rito de las bestias, del que nada se ha oído. Los aldeanos no supieron cuánto creer de un niño tan pequeño; y aunque temían que el malvado par había hechizado a los gatos hacia su muerte, preferían no confrontar al viejo campesino hasta encontrárselo afuera de su oscuro y repelente patio.
De este modo Ulthar se durmió en un infructuoso enfado; y cuando la gente despertó al amanecer ¡he aquí que cada gato estaba de vuelta en su acostumbrado fogón! Grandes y pequeños, negros, grises, rayados, amarillos y blancos, ninguno faltaba. Aparecieron muy brillantes y gordos, y sonoros con ronroneante satisfacción. Los ciudadanos comentaban unos con otros sobre el suceso, y se maravillaban no poco. Kranon el Anciano nuevamente insistió en que era la gente siniestra quien se los había llevado, puesto que los gatos no volvían con vida de la cabaña del viejo y su mujer. Pero todos estuvieron de acuerdo en una cosa: que la negativa de todos los gatos a comer sus porciones de carne o a beber de sus platillos de leche era extremadamente curiosa. Y durante dos días enteros los gatos de Ulthar, brillantes y lánguidos, no tocaron su comida, sino que solamente dormitaron ante el fuego o bajo el sol.
Pasó una semana entera antes de que los aldeanos notaran que, en la cabaña bajo los árboles, no se prendían luces al atardecer. Luego, el enjuto Nith recalcó que nadie había visto al viejo y a su mujer desde la noche en que los gatos estuvieron fuera. La semana siguiente, el burgomaestre decidió vencer sus miedos y llamar a la silenciosa morada, como un asunto del deber, aunque fue cuidadoso de llevar consigo, como testigos, a Shang, el herrero, y a Thul, el cortador de piedras. Y cuando hubieron echado abajo la frágil puerta sólo encontraron lo siguiente: dos esqueletos humanos limpiamente descarnados sobre el suelo de tierra, y una variedad de singulares insectos arrastrándose por las esquinas sombrías.
Posteriormente hubo mucho que comentar entre los ciudadanos de Ulthar. Zath, el forense, discutió largamente con Nith, el enjuto notario; y Kranon y Shang y Thul fueron abrumados con preguntas. Incluso el pequeño Atal, el hijo del posadero, fue detenidamente interrogado y, como recompensa, le dieron una fruta confitada. Hablaron del viejo campesino y su esposa, de la caravana de siniestros peregrinos, del pequeño Menes y de su gatito negro, de la oración de Menes y del cielo durante aquella plegaria, de los actos de los gatos la noche en que se fue la caravana, o de lo que luego se encontró en la cabaña bajo los árboles, en aquel repugnante patio.
Y, finalmente, los ciudadanos aprobaron aquella extraordinaria ley, la que es referida por los mercaderes en Hatheg y discutida por los viajeros en Nir, a saber, que en Ulthar ningún hombre puede matar a un gato.