Poesia

Francisco Martinez de la Rosa – La muerte


Al borde está de una tumba
La inexorable deidad,
Mal ceñido el negro manto,
Lívida la horrenda faz,
Y la planta descarnada
Sobre una corona real:
En tablas de bronce y mármol,
Carcomidas por la edad,
Apoya el brazo siniestro
Con terrible majestad,
Y la historia de cien siglos
Debajo borrada está.
Reina en torno hondo silencio,
Destrucción y soledad,
Como en el Averno lago
En que hasta el aire es letal;
Ni alrededor nace hierba,
Ni osan las aves volar.
Ante sus ojos perenne
Arde una luz funeral,
Cual si la densa tiniebla
Luchase por disipar;
Mas apenas la vislumbra
Entre sombras el mortal,
Cuando su débil reflejo
¡Se pierde en la eternidad!


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José de Espronceda – Canción de la muerte

Débil mortal no te asuste
mi oscuridad ni mi nombre;
en mi seno encuentra el hombre
un término a su pesar.
Yo, compasiva, te ofrezco
lejos del mundo un asilo,
donde a mi sombra tranquilo
para siempre duerma en paz.

Isla yo soy del reposo
en medio el mar de la vida,
y el marinero allí olvida
la tormenta que pasó;
allí convidan al sueño
aguas puras sin murmullo,
allí se duerme al arrullo
de una brisa sin rumor.

Soy melancólico sauce
que su ramaje doliente
inclina sobre la frente
que arrugara el padecer,
y duerme al hombre, y sus sienes
con fresco jugo rocía
mientras el ala sombría
bate el olvido sobre él.

Soy la virgen misteriosa
de los últimos amores,
y ofrezco un lecho de flores,
sin espina ni dolor,
y amante doy mi cariño
sin vanidad ni falsía;
no doy placer ni alegría,
más es eterno mi amor.

En mi la ciencia enmudece,
en mi concluye la duda
y árida, clara, desnuda,
enseño yo la verdad;
y de la vida y la muerte
al sabio muestro el arcano
cuando al fin abre mi mano
la puerta a la eternidad.

Ven y tu ardiente cabeza
entre mis manos reposa;
tu sueño, madre amorosa;
eterno regalaré;
ven y yace para siempre
en blanca cama mullida,
donde el silencio convida
al reposo y al no ser.

Deja que inquieten al hombre
que loco al mundo se lanza;
mentiras de la esperanza,
recuerdos del bien que huyó;
mentiras son sus amores,
mentiras son sus victorias,
y son mentiras sus glorias,
y mentira su ilusión.

Cierre mi mano piadosa
tus ojos al blanco sueño,
y empape suave beleño
tus lágrimas de dolor.
Yo calmaré tu quebranto
y tus dolientes gemidos,
apagando los latidos
de tu herido corazón.


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Ankhmaahor Ahndef - Vampireza

Y asi se acerco ella de gules y sable aderezada
su blanca piel enmarcaba
aquella profunda mirada

Sus colmillos... como brillantes anillos
el pecado y deseo encarnados
el mismo Dios al solo verla
de tomarla se sintió tentado

Ha corrupto mi mente
ha reavivado el sentir
ha conmovido al mismo eter
Me ha forzado a vivir

La he soñado y la he imaginado
su bello pecho de sudor perlado
mi impaciencia ha hecho lugar
a la esperanza de sus labios probar

Pues tal es aquella belleza
la que hipnotiza al andar
la que a los muertos hace
de su condicion lamentar

Vampireza de las vidas que tocas
has fundido este corazon de roca.

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Gustavo Adolfo Becquer.

Dos rojas lenguas de fuego
que a un mismo tronco enlazadas,
se aproximan, y al besarse
forman una sola llama;

Dos notas que del laúd
a un tiempo la mano arranca,
y en el espacio se encuentran
y armoniosas se abrazan;

Dos olas que vienen juntas
a morir sobre una playa,
y que al romper se coronan
con un penacho de plata;

Dos jirones de vapor
que del lago se levantan,
y al juntarse allí en el cielo
forman una nube blanca;

Dos ideas que al par brotan,
dos besos que a un tiempo estallan,
dos ecos que se confunden...
eso son nuestras dos almas.