domingo, 23 de marzo de 2014

El pentagrama de Diana

La religión Dianica o de Diana, posee su propio pentagrama mágico para la práctica de la brujería, en todos sus ámbitos.
Este es usado por los seguidores de Diana para la protección divina e infinita contra quienes les quieran atacar.
Los pentagramas o pentáculos en todas las religiones siempre han servido para la protección y para obtener mayor poder en la brujería, y aunque en la religión de Diana el símbolo protector sea la triqueta, el pentagrama ayuda con esta protección en forma de anillo o colgante, también se suele usar en forma de pulsera.
El pentagrama destaca como el principal símbolo de la brujería.
Al pentagrama o pentáculo se le debe respeto, pues es un símbolo creado por Diana, la diosa de la brujería para la protección de sus fieles contra todos aquellos que quisieran atacarlos o perjudicarlos.
Aunque el pentagrama  y también la triqueta son muy poderosos, no quiere decir esto que sean indestructibles, pues realmente solo son símbolos y su fuerza tiene un límite, ni siquiera el más poderoso hechizo que se le imponga al símbolo podría hacerlo indestructible.
Las cinco fases del pentagrama de Diana son:
La luna, es el símbolo de Diana
El corazón, es el símbolo del amor
Los triángulos, son el símbolo el poder de tres
El sol, es el símbolo del día y del amanecer
La cruz, es otro de los símbolos de protección de Diana
 

sábado, 15 de marzo de 2014

Animales de poder, totem y familiar

En toda la humanidad, culturas, religiones y corrientes espirituales las especies animales han ocupado un lugar importante, su conexión mágica con los ciclos de la naturaleza, el poder de comunicación, su cercanía a algunos dioses, e incluso diferentes tribus del mundo creen que los animales llevan más tiempo en la tierra y han los que se han alejado de la conexión con la naturaleza.
Algunas religiones paganas, como wicca, en culturas universales o en la medicina alternativa, se ha visto la gran ayuda que da la compañía animal, la fuerza y amor con que ayudan en el día a día y ayuda espiritual.
Un animal familiar es el que acompaña a la bruja o brujo, sea un gato, un perro, una serpiente, un coyote, un búho, un ratón, etc., dentro de la religión wicca. El animal incluso a veces suele participar en los rituales junto a su amo humano y le ayuda a sentir las conexiones y vibraciones de la madre tierra, los cambios de los ciclos estacionales o entrar en estados alfa a través de la meditación de una manera más fácil y ligera. Para la bruja o brujo es importante tratar con amor y paciencia, con cuidados y detalles a su animal familiar que se convierten en verdaderos protectores contra el ataque energético y de enfermedades provenientes del exterior.
Por otro lado están los animales totémicos. Estos vienen desde dentro del espíritu y habitan el yo interior desde el momento que se tiene conciencia. A lo largo de los años se va desarrollando esa empatía por ciertas criaturas, cierto tipo de sonidos hasta alcanzar a ver dentro de sueños o meditaciones a aquel animal que te representa ante los otros en la naturaleza. Puede ser un caballo, una ardilla, una ballena, una libélula, un cisne, etc. Ese será nuestro espíritu protector en nuestra vida diaria, muchos chamanes y paganos lo llaman medicina personal para entrar en armonía con las fuerzas de la tierra; es lógico pues los animales llegan a desarrollar más poderes en su fuerza física y habilidades, nadan mejor, escuchan mejor,  presienten incluso desastres naturales. 
Los brujos y brujas wiccanos han de aprender a establecer una relación cordial con el animal totémico..
Todas las cosas del universo, en la madre tierra tienen fuerza, poder. energía y vida. Así como los dioses, las fases de la Luna, los ancestros fallecidos, los espíritus elementales, existen los guardianes y guías del mundo animal. En las tribus norteamericanas, por ejemplo, chamanes muy arraigados a la tradición de la tierra, tienen contactos mágicos, sagrados y muy intensos bajo la guía de esos guardianes.
En wicca hay que saber que jamás, bajo ningún motivo, ni dentro ni fuera del círculo mágico se debe lastimar a un hermano del reino animal, ellos también son bendecidos por la señora madre tierra. 

sábado, 8 de marzo de 2014

Draugr, el vampiro nórdico

El Draugr es una raza de vampiros que merodean las tumbas de los guerreros vikingos,  normalmente los que tienen mala reputación, y las Valkirias se negaban a recoger de los campos de batalla para llevarlos al Valhalla.
Los vikingos solo incineraban a los mejores soldados que morían honorablemente bajo el filo de una espada, con la esperanza de que sus espíritus entren en el Valhala.
No obstante, los guerreros y civiles de probada maldad eran enterrados. Estas almas condenadas a veces retomaban el cadáver en el que vivieron, recorriendo la noche sin alejarse mucho de sus tumbas.
Los Draugr son vampiros muy sanguinarios. Seleccionan cuidadosamente su morada de ultratumba, teniendo predilección por las tumbas de ricos mercaderes. Se alimentan de sangre, cuando pueden conseguirla, o bien de la carne putrefacta de los cadáveres. En ocasiones incluso llegan a masticar sus propias extremidades cuando se ven imposibilitados de salir de sus sepulcros, en ocasiones provocan locura y suicidio en personas aparentemente sanas solo por el placer de degustar su sangre y su carne.
La única forma de eliminar a  los Draugr es únicamente a manos de un héroe cuyo valor y coraje estén fuera de toda duda, ya que las armas tradicionales no les provocan daño alguno.
Este dato aparece en la Saga de Gripssonar, y principalmente en el Beowulf, donde el héroe logra vencer a Grendel, en definitiva, un Draugr, utilizando únicamente las manos.
Una vez vencido, el Draugr debía ser decapitado.
Para evitar el regreso del Draugr había varias formas. La primera consistía en atar los dedos de los pies del vampiro, lo cual anulaba su movilidad. La segunda, aún más incomprensible, era dejar una tijera abierta sobre el pecho del difunto o esconder algunas ramas pequeñas entre sus ropas.
Algunos especialistas aseguran que la palabra draugr está emparentada con dragón, y la palabra dragón, en el latín vulgar que se hablaba en los Cárpatos,  se pronunciaba Dracul.
El Draugr tiene fascinación por el oro y las riquezas metalúrgicas.
En la saga de Eyrbyggia se dice que el Draugr posee una piel áspera y terrible mirada y un tamaño grande, sus apariciones son precedidas por una niebla espesa y nauseabunda que brota de los sepulcros.
Pueden provocar un comportamiento errático en el ganado y los animales salvajes, también monta los mejores caballos de forma invisible, volviéndolos inútiles para la batalla, e incluso fulmina con su mirada a las aves en pleno vuelo.
Las metamorfosis del Draugr son incontables, puede aparecer como un corcel gris, un buey, un gato, o incluso una foca. Y posee la habilidad de entrar en los sueños de sus victimas. También tiene el poder de controlar los fenómenos climáticos, como oscurecer el día o traer tempestades bajo cielos sin nubes.

sábado, 1 de marzo de 2014

El hombre de vitruvio

Durante el Renacimiento, resurgieron los antiguos ideales clásicos de belleza que se habían dado en los ideales clásicos de Grecia y Roma. La belleza estaba relacionada con la proporcionalidad. Y los escultores griegos le daban mucha importancia.
El ideal de belleza se aplicaba a todo, y en todo también entraba el cuerpo humano.
Fue Leonardo da Vinci, quien realizó el dibujo del hombre perfecto en el año 1490, acompañado de notas anatómicas. Un hombre ideal con medidas y proporciones bellas y que recibió el nombre de hombre de vitruvio.
Representa una figura masculina desnuda en dos posiciones sobreimpresas de brazos y piernas e inscrita  en una circunferencia y un cuadrado.
Lo llamó Vitruvio porque es el nombre del arquitecto o maestro constructor que realizó el primer tratado de construcción que se conoce. Básicamente, fue el primero que plasmó las medidas y proporciones ideales de la belleza de la construcción. Leonardo lo llamó Vitruvio en homenaje al maestro constructor romano.
Observando el dibujo, se puede observar lo siguiente:
Una palma equivale al ancho de cuatro dedos.
Un pie equivale al ancho de cuatro palmas (30,48 cm).
Un antebrazo equivale al ancho de seis palmas.
La altura de un hombre son cuatro antebrazos (24 palmas).
Un paso es igual a un antebrazo.
La longitud de los brazos extendidos (envergadura) de un hombre es igual a su altura.
La distancia entre el nacimiento del pelo y la barbilla es un décimo de la altura de un hombre.
La altura de la cabeza hasta la barbilla es un octavo de la altura de un hombre.
La distancia entre el nacimiento del pelo a la parte superior del pecho es un séptimo de la altura de un hombre.
La altura de la cabeza hasta el final de las costillas es un cuarto de la altura de un hombre.
La anchura máxima de los hombros es un cuarto de la altura de un hombre.
La distancia del codo al extremo de la mano es un quinto de la altura de un hombre.
La distancia del codo a la axila es un octavo de la altura de un hombre.
La longitud de la mano es un décimo de la altura de un hombre.
La distancia de la barbilla a la nariz es un tercio de la longitud de la cara.
La distancia entre el nacimiento del pelo y las cejas es un tercio de la longitud de la cara.
La altura de la oreja es un tercio de la longitud de la cara.
La distancia desde la planta del pie hasta debajo de la rodilla es la cuarta parte del hombre.
La distancia desde debajo de la rodilla hasta el inicio de los genitales es la cuarta parte del hombre.
El inicio de los genitales marca la mitad de la altura del hombre.
La palma de la mano, desde la muñeca hasta el extremo del dedo medio, mide exactamente lo mismo.
La cabeza ,desde la barbilla hasta la coronilla, mide la octava parte de todo el cuerpo.
Desde el esternón hasta las raíces del pelo equivale a una sexta parte de todo el cuerpo.
Desde la parte media del pecho hasta la coronilla, una cuarta parte de todo el cuerpo.
Desde el mentón hasta la base de la nariz, mide una tercera parte del rostro.
La frente mide otra tercera parte del rostro.
El pecho equivale a una cuarta parte de todo el cuerpo.
El ombligo es el punto central natural del cuerpo, si se coloca un hombre boca arriba, con sus manos y sus pies estirados, situando el centro del compás en su ombligo y trazando una circunferencia, esta tocaría la punta de ambas manos y los dedos de los pies.
La figura circular trazada posibilita también lograr un cuadrado, si se mide desde la planta de los pies hasta la coronilla, la medida resultante será la misma que se da entre las puntas de los dedos con los brazos extendidos.
Separando las piernas de tal forma que la altura disminuya 1/14, estirando y subiendo los hombros hasta que los dedos estén al nivel del borde superior de la cabeza, el centro geométrico e las extremidades estará en el ombligo y el espacio entre las piernas será un triángulo equilátero.
Desde los pezones hasta la parte de arriba de la cabeza será la cuarta parte.

Habondia, la reina de las hadas

Numerosas fuentes la identifican como Reina de las Hadas, así cómo de las Dríades helénicas, que habitaban en los troncos de los árboles, y de las Parcas latinas, infatigables tejedoras de la consumación del destino. Se afirma que suele enamorarse de los hombres y nunca da órdenes sino que solicita reclamos, casi siempre en tono apacible. Pero si sus súplicas no son atendidas, su respuesta puede ser feroz: abundan las leyendas de varones indiferentes o apresurados en el amor, convertidos en piedra por no atender a sus ruegos y urgencias.
Emparentada con las vírgenes druidas de los celtas, las hadas poseyeron siempre esa doble sustancia que las mitologías otorgan al principio femenino de la naturaleza, tambaleando entre la procreación y el exterminio. Habondia manifiesta vivamente esa doble faz del principio femenino de la naturaleza que oscila entre la cálida maternidad y el exterminio sensual.
La cultura griega identificó a las hadas con las ninfas, afables protectoras de todo lo viviente; pero también con las moiras, cuya sigilosa y fugitiva presencia recordaba el inexorable cumplimiento del devenir humano, que concluye con la muerte.
Las novelas de caballería multiplicaron los nombres y el prestigio de Habondia, y su seductora personalidad acabó abriéndose camino en la historia: en sus  crónicas bretonas, Villiers de Lancrois afirma que se apareció a Juana de Arco, en su bosque natal de Domrémy, para confirmarle la certeza de sus revelaciones y videncias, y a partir de las baladas de antaño, de Francoise Villion, varios poetas la convirtieron en amiga y confidente de la doncella de Orleans.