lunes, 20 de agosto de 2012

Asmodeo, el amante de Lilith

Asmodeo era miembro de los ámgeles serafines, la jerarquia más alta del reino del cielo.
Es presentado como el rey de todos los demonios, similar a Satán, y como amante de Lilith después de que ésta abandonara a Adán y con la que engendró miles de demonios, entre ellos, Asmodeo creó a los incubos mientras que lilith creó a los súcubos.
Asmodeo y Lilith gobernaron en Edom, la sexta de las seis tierras imperfectas, allí tuvieron gemelos, uno bueno y otro malo, el buen hijo fue llamado Meshihi´el, está en el cielo y fue llamado "la espada del mesias". El mal hijo fue llamado Alefpene´ash y es un demonio guerrero que gobierna a ochenta mil demonios destructivos y se le llama "la espada del rey Asmodeo", su rostro quema como el fuego ardiente.
También se atribuye a Asmodeo la paternidad del mago Merlín.
Nada mejor para mostrar a éste demonio que las palabras que el mismo profiere en el testamento de Salomón: "Soy llamado Asmodeo entre los mortales, y mi regocijo es conspirar contra los recién casados de modo que no se conozcan. Yo los quebraré con varias calamidades. Me arrebata la belleza de las virgenes y anhelo sus corazones... Yo transporto a los hombres a los lapsos de la locura y el deseo cuando ellos tienen sus propias esposas, así ellos las abandonan y se escapan de día y de noche con otras que pertenecen a otros hombres, con el resultado de que incurren en el pecado y caen en actos criminales".
Asmodeo era el hijo de un hombre mortal t del ángel de la prostitución (Naamah), "Yo nací de la semilla de un hombre y un ángel".
Asmodeo es concebido como el demonio responsable de pervertir los deseos sexuales de los humanos, de motivar la voluptuosidad y hacer que las almas sean condenadas al segundo círculo del infierno.
Asmodeo es el demonio de la ebriedad y la lujuria, el que disfruta de estrangular a las novias en su noche de bodas dentro del dormitorio nupcial, evitando así que consuman su amor.
El príncipe de la lujuria dentro de los llamados "siete pecados del infierno", categoría en que cada príncipe representaba un pecado capital.
Asmodeo se deriva de "ashma-daeva" en el idioma avéstico, que se traduce como "ira-demonio".
El rey Salomón le manipuló para que construyera el templo de Jerusalén y durante años se cambiaron el uno por el otro.
Este demonio era adorado por las brujas de la edad media, razón por la que en 1617 se le acusó de poseer a las monjas de Loudun en el pueblo de Poitiers (Francia).
En el infierno Asmodeo comanda 72 legiones de demonios bajo el servicio del emperador Lucifer. 

lunes, 13 de agosto de 2012

Necromancia fundamental

Algunas habilidades de la necromancia son fundamentales, sin estas se perdería el significado y la necromancia seria otro arte muy diferente. Estas habilidades serán nombradas según su nivel de dificultad pero no tienen que ser necesariamente practicadas en ese orden. Entre las primeras se encuentra el deseo de conocer la condición del alma y de sentir el mundo que esta más allá del templado físico que llamamos comúnmente “realidad”. El universo como lo conocemos es una manifestación de patrones que están colocados en una serie de capas. La habilidad de manipular las capas cercanas causan efectos en los niveles cercanos. El practicante de Reiki verdadero no preguntara que enfermedad debe curar. El usa su sensibilidad en un nivel etéreo para diagnosticar la enfermedad y reparar el área mediante la realineación de energía en esa zona. Este tipo de lectura del alma también es usada por los Necromantes. El método común para empezar es poder leer nuestro propio estado. El individuo sabe como se siente el cuerpo cuando tiene dolor, debilidad, enfermedad o una simple fatiga o calambre, y de esta manera puede correlacionar sus dolores corporales con un estado etéreo. Cualquiera que sea el método elegido el Necromante se vuelve sensible a la condición física y puede relacionarla con algo llamado “La Esencia de la Muerte”, la cual puede llamar en cualquier momento a voluntad. Esto define uno de los primeros artes a aprender. Una vez se ha podido identificar a esa fuerza se pregunta como estudiarla, ya que se dice que la intuición no es un buen método para aprender magia. No estoy de acuerdo con esto pero aun así hay trucos de los cuales aprovecharse para tomar ventaja. El Necromante debe conseguir un mapa de los meridianos de acupuntura china e invertir la información común acerca de “Sanación” en “Enfermedad”. Esto le permite tener un mapa de Pranayama, Reiki, Qi Gong, Acupuntura, Dim Mak, accupresion, Kundalini, Chakras, Nadis, Anatomía, Medicina, Energía, Tai chi, Yoga, Ayurveda y Shiatsu para invertir la información de “positiva” a “negativa”.
El arte de la Necromancia es bastante intuitivo y se basa en los cinco sentidos, la deducción y la intuición para poder recibir respuestas. Por lo general las respuestas se sienten mas no se ven, aunque de vez en cuando se puede recibir una manifestación visible. Las respuestas de los espíritus pueden sentirse como cambios de temperatura, fenómenos poltergeist, cambios radicales de comportamiento, etc. Viajar a través del mundo de los muertos es otra técnica importante, se dice que este reino tiene dos posibles localizaciones: la primera es debajo de la tierra, la otra es que es una capa de este mundo. Se apoya a la primera teoría y por eso mismo el Necromante visita cementerios o funerales para poder conectar con facilidad con el mundo de los muertos. Se dice que en este reino viven las almas de los muertos antes de irse al más allá, algunas veces el alma regresa a este mundo y se le llama “fantasma”. El Necromante visita tales lugares para poder sentir la energía o tensión de estos seres y así poder identificarla o llamarla a voluntad mas adelante mediante la propia manipulación del alma del Necromante.
Debemos recordar que nos somos solo carne y hueso, existimos como un alma, como algo que esta más allá de lo material. El arte de la Necromancia es esta habilidad práctica y no una serie de hechizos a recitar. Si existen hechizos son solo guías de símbolos a trabajar para poder lograr ciertos estados pero ningún hechizo contiene poder dentro de si, solo recrean ciertos efectos si se sabe trabajarlos. La Wicca es la antítesis de la Necromancia porque esta se apoya en recitaciones al Dios y la Diosa que cualquiera puede componer pero que no tienen poder alguno. El Necromante tampoco se apoya o trabaja con dioses en específico, más allá de Odin o más allá de Hell se apoya exclusivamente en su habilidad personal.
Resumiendo, la habilidad fundamental de la Necromancia es la “Conciencia” de la energía de la muerte.
No podemos manipularla si no somos conscientes de la misma. Algunos la llaman “Poder Thanatonico” o “Esencia de la Muerte”. Este estado se logra mediante el callar del cuerpo y la mente para permitir que la Esencia de la Muerte fluya dentro del practicante. Se comienza asumiendo una pose de relajación en donde el cuerpo no necesite estar tensionado, se recomienda no trabajar en horas donde normalmente se duerme ya que la mente tiende a entrar rápidamente a dormir por instinto en estos momentos. La clave de esta técnica es quedarse lo mas quieto posible, como un cadáver, para que lentamente el proceso cardiaco se vuelva muy lento, las extremidades se paralicen y el efecto se vaya expandiendo por el cuerpo. La meta es una relajación total pero manteniendo claridad mental. Cuando las extremidades se hayan dormido por completo se asume que la energía Thanatoica ha entrado en ellas y se pasa a concentrarse en la zona del abdomen bajo, después el pecho y finalmente la cabeza. Todo este ejercicio es dirigido por la mente, la cual es una expresión del alma para el Necromante, siendo el cerebro su interface carnal. Puede que se sienta pánico al notar que se respira cada vez menos pero esto es normal, cuanta menos actividad física haya se necesitara menos aire. Si no se sucumbe al pánico la energía Thanatoica lograra entrar de manera efectiva a todo el cuerpo, esta es el Odur Necromantico Con el tiempo y el trabajo constante este Odur puede ser descartado cuando el mago ya pueda sentir intuitivamente la energía sin necesidad del ejercicio.