martes, 22 de noviembre de 2011

Experiencias al borde de la muerte

La experiencia de ver una aparición cuando la muerte está a punto de llegar o acaba de producirse es mucho más frecuente de lo que se cree. En ocasiones nos visitan los “fantasmas” de familiares o amigos ya fallecidos, otras veces observamos brumas, luces o auras e incluso oímos músicas que no tienen explicación.
Experiencias al borde de la muerte: Un estudio pionero
¿Es la conciencia una entidad separada del cerebro? Esta es la pregunta a la que pretende dar respuesta un grupo de médicos estadounidenses y británicos con el estudio más ambicioso que se ha hecho nunca sobre las experiencias al borde de la muerte (ECM). Analizarán 1.500 casos de pacientes que sobrevivieron a un paro cardiaco temporal para comprobar la realidad de las vivencias que muchos de ellos aseguran haber tenido, como llegar a un túnel con una luz brillante al final o haber asistido desde el techo de la sala a su propia operación. El trabajo estará coordinado por la Universidad de Southampton (Reino Unido) y será dirigido por el doctor Sam Parmia, quien, si bien ha declarado que “es poco probable” que encuentren “muchos casos en los que esto suceda”, también explica que “si la conciencia continúa trabajando después de que el cerebro se apague, es posible que sea una entidad separada”. “La muerte –añade– no ocurre en un momento específico, sino que se trata de un proceso” que se produce durante “un período que puede durar entre unos pocos segundos y varias horas.”
En el transcurso del mismo los médicos pueden devolver la vida al moribundo y revertir el proceso. Y lo que la persona experimenta durante ese tiempo puede ser, según Parmia, “una ventana que muestre lo que todos somos propensos a experimentar”. Muchas personas que han tenido una ECM afirman que en el túnel de luz del que hablan se encontraron con sus seres queridos fallecidos y que fueron precisamente ellos quienes les indicaron que todavía no era el momento de abandonar el mundo. ¿No es posible que, de la misma forma en que se manifiestan en esos casos lo hagan también apareciéndose en circunstancias más cotidianas para comunicarse con nosotros?
¿Espíritus?
En la primera colección de casos de Gurney, Myers y Podmore, fundadores de la Society for Psychical Research de Londres en 1886, se recogió el testimonio de 17.000 personas, de las cuales aproximadamente el 10% había tenido alguna clase de experiencia alucinatoria. 830 de aquellos casos correspondían a apariciones humanas bastante reales. Por aquella época la teoría tradicional sostenía que las apariciones se debían a la intervención de los espíritus, es decir, una aparición se concebía como una dimensión de la existencia humana que logra sobrevivir a la muerte del cuerpo. Pero los datos de Gurney, Myers y Podmore no encajaban bien con esta teoría, ya que solo el 20% de los casos que recogieron se referían a personas fallecidas y, además, entre ellos había algunas apariciones de animales.
Poco antes de la muerte
La experiencia de ver una aparición ha variado a lo largo de la historia en función de la época y de las creencias que profesa la sociedad en la que se produce. Hasta el siglo XVII los casos de este tipo estaban muy poco documentados y no son representativos de este tipo de fenómenos debido a que, en general, sus protagonistas eran personas que pretendían promover determinadas causas filosóficas o teológicas. En su obra clásica Phantasms of the Living, Gurney, Myers y Podmore argumentan que determinadas formas de percepción extrasensorial pueden proporcionar información sobre personas que se encuentran en lugares lejanos y que están viviendo una crisis o están a punto de morir. Esta información –explican – puede adquirir la forma de una aparición o cualquier otro tipo de experiencia visual. También puede llegar a través de sueños, intuiciones, impresiones táctiles o auditivas y reacciones físicas o emocionales. Pero, en cualquier caso, la mayoría de los episodios estudiados por ellos estaban relacionados con la muerte de tal forma que “la experiencia del testigo coincidía o casi seguía a la muerte del agente”.
Y, según los criterios estadísticos, tal coincidencia no podía ser resultado del azar. A principios del siglo pasado el astrónomo francés Camille Flammarion publicó muchos casos en los que las experiencias se desarrollaban en más de una modalidad sensorial.
Varios testigos
Hay episodios en los que la experiencia de la aparición es compartida o percibida por más de un sujeto.
En este sentido, los investigadores psíquicos Ernesto Bozzano y D. Scott Rogo reunieron muchos casos interesantes sobre un fenómeno poco conocido: escuchar música en el lugar en el que se encuentra una persona moribunda.

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