martes, 16 de septiembre de 2014

Lilith y sus pecados

Lilith osó decidir sobre su placer, sobre su sexo rojo.
Lilith osó pensar que tenía los mismos derechos que Adán, el primero de los hombres.
Lilith, madre oscura, osó pensar que tenía derecho a la voz y a la palabra, derecho al logos divino, al nombre de Dios.
Ella dispuso de la palabra, de su cuerpo y vivió o vive de acuerdo a sí misma, lejos de las obras de los hombres, lejos de sus ciudades, aunque todavía regresa a ellos, a los que sueñan; a unos les proporciona placer y de otros toma su sangre en medio de atroces pesadillas.
Ella pronunció lo impronunciable. Para liberarse del abrazo de Adán, que deseaba poseerla, exclamó a los cuatro vientos, la palabra secreta, la voz que revela el rostro del Señor, y por medio de este poder, voló lejos del primer hombre. Se desterró al desierto, pero por voluntad propia, y eso, la recompenso con la inmortalidad, pues ella no fue condenada junto a Adán por el robo de la fruta del conocimiento.
De este modo, ella representa la explosión que liberó los límites del mundo de la imaginación y del conocimiento, poniendo en escena el lado oscuro de la Creación. Con su paso por los siglos y las culturas se libera la esencia oscura con la que comienzan y terminan los sueños y los deseos.
Las leyendas cuentan que cuando Adán y Eva fueron expulsados del paraíso, Adán la buscó y ella salía del fondo del mar para encontrarse con él en sus sueños. También se dice que la verdadera razón de la enemistad entre Caín y Abel fue el deseo de ambos por poseer a Lilith.
El Bereshit -el equivalente al Pentáteuco cristiano-, como en otros mitos del origen, con la primera creación de Dios o del ser o seres creadores, y era el resultado de una unión absoluta y armoniosa de los géneros conocidos en uno: el Andrógino. Un ser completo y perfecto en sí mismo, poseedor de ambos sexos y de una gran sabiduría, inferior sólo a la de su creador.
Este ser es conocido en la mitología hebrea como el Adam Kadmon, hombre prototípico y primordial (Gen. 1:26 “Dijo Elohim: Hagamos al ser humano a nuestra imagen como a nuestra apariencia”, Gen 1:27 “Creó Elohim al ser humano a su imagen, a la imagen de Elohim lo creó: Macho y hembra”.)
Para los textos hebreos como el Ma’aseh Bereshit -relato de la creación y una especulación mística-, Adam Kadmon es el resumen de lo cósmico y está en perfecta armonía entre lo femenino y masculino.
En el Bereshit Erubin se menciona a un ser con un rostro masculino que miraba hacia delante y uno femenino que miraba hacia atrás, unidos por la espalda. Como la circunstancia entorpecía la capacidad de movimiento y dificultaba la conversación, fue dividió por la divinidad y dio a cada mitad una nueva espalda.
Esta división hace que la humanidad descienda a una especie de infrahumanidad. Ahora los hombres y las mujeres estaban separados y no podía acceder a los sephirot ni a los planos superiores de la creación, y muchos autores cabalísticos afirman que la misión de la humanidad es reconstruir al Kadmon original.
La creación de este Adam Kadmon es reemplazada por Adán, que es creado el sexto día, luego de dar nombre a los animales de la creación.
En el Bereshit Yebamot se explica que, luego que Adan viera desfilar a las parejas de animales y todos los seres vivientes, sintió celos de su amor y, aunque intentó copular con cada hembra por turnos, no encontró satisfacción en el acto. “Todas las criaturas menos yo tienen la pareja apropiada”, rogó a Dios.
Las prácticas zoofílicas son comunes entre los pastores de medio oriente de aquellos tiempos y figuran unas tres veces en el Pentateuco. Un antecedente se podría encontrar en el Poema de Gilgamesh, donde se relata que Enkidu (un hombre-bestia) vivía con gacelas y se codeaba con otras bestias salvajes, hasta que, en el abrevadero, la sacerdotisa Aruru cohabitó con él durante siete días y seis noches.
Según el Yalqut Reubeni, “Dios creó entonces a Lilith, la primera mujer, del mismo modo que había creado a Adán, aunque utilizó inmundicia y sedimento en lugar de polvo puro” y continúa: “De la unión de Adán con este demonio-hembra, y con otro como él llamado Naamá, hermana de Tubal Caín, nacieron Asmodeo e innumerables demonios que todavía atormentan a la humanidad”.
En la demonología hebrea aparecen, entonces, los espíritus o Ruchot, las pestes o Masqim y los destructores Chabalim. A todos se los puede englobar dentro de los Shedim, un término derivado del arameo Shida, significa “demonios”. Pero los Shedim tienen una doble naturaleza: pueden ser benevolentes e incluso ayudar a la actividad humana, pero casi siempre son causa de problemas. Y casi todos son de género masculino.
Lilith fue perdiendo ciertas características en la tradición hebrea Las ideas de los sacerdotes fueron deslavando el origen divino y la fuerza sobrenatural de lilith hasta convertirla en un simple demonio-hembra que perseguía a los hombres promiscuos.
En la zona de Mesopotamia existieron ciudades-estado mucho antes de que los hebreos comenzarán a formarse como cultura. Gran parte de sus leyendas, mitos y cultura provienen de ese lugar.
En Babilonia existían los demonios-hembras, ellas estaban presentes en los nacimientos y, durante los trabajos de parto, trataban de herir o atacar directamente a la madre, con el fin de robar al recién nacido para luego matarlo.
En los textos se señala que Labartú , demonio-hembra que vive en las montañas o en las riberas de los ríos, su apariencia es espantosa, con cabeza y cara de león embravecido y piel blanca como arcilla. Gruñe como león y aúlla como chacal. De esencia salvaje y despiadada, su sola presencia significa destrucción. Los encantamientos que usaban para protegerse de ella hablaban de la destrucción como su naturaleza profunda.
Labartú en asirio, Dimme en sumerio y Lamashtú en acadio, dará origen a la Lamia griega, animal fabuloso, de naturaleza aterradora, y que fue emparentada con Lilith por los monjes medievales.
Según la mitología griega, Lamia fue amante de Zeus, con quien tuvo una prolífica descendencia hasta que la celosa Hera mató a todos sus hijos, menos a Esquila. Lamia perdió su belleza y, en venganza por su prole asesinada, secuestra a los recién nacidos. Tiene cuerpo de reptil y la cabeza de una mujer hermosa.
De la vieja mitología sumeria, la primera gran civilización de Mesopotamia, hay una leyenda que cuenta como Isthar descendió a los infiernos, para rogarle a su hermana Ereksigal, reina del inframundo, que le devolviera a su amante, el dios Tammuz o Dumuzi. En cada puerta antes de llegar al palacio del infierno ella debió entregar algo importante para ella: ropa, joyas, etc., pero esa es toda otra historia, y una importante, que revela mucho de la venganza y la ira, del odio y los secretos que se guardan en lo más alejado de nosotros mismos, en un lugar propio que convertimos en nuestro propio inframundo, ya habrá tiempo de desmenuzarla en otra ocasión.
A Lilith le viene de Isthar otra característica que se reconoce en ella: El poder de seducción; y de Ereksigal, la furia y la destrucción.
La veneración que recibió Lilith hizo que ésta tomara siempre aristas enigmáticas. esta figura representa el poder femenino de la seducción. Opuesta pero complementaria a la diosa Isthar que es la Diosa Madre, la Reina del Cielo.
Ishtar conocida como “Astar de Siria”, y muchas diosas similares o acaso la misma con diferentes nombres -Anath, Astarté o Qadesh-, recibieron adoración como “Damas del Cielo”. Y, por ejemplo, en los motivos de Qadesh se introduciría la idea que aparecerá en la iconografía de Lilith: la diosa parada sobre leones.
La historia de Lilith después de su huida del Paraíso continua, ella acepta a los demonios del desierto como amantes, y tiene muchos miles de demonios niños; ella fue llamada Madre de los demonios. En algunas versiones se cuenta que en el desierto se entregó a la lujuria con Asmodeo, el Rey de los demonios, quien la llevaría a vivir con él al inframundo, aunque pasado un tiempo la expulsó por los problemas que causó. Y después se apareó con otros demonios, dando a luz a los Lilim a razón de más de cien al día, seres demoníacos cubiertos de pelo.
En la corriente principal de las leyendas, el Señor envía a tres ángeles para que la hagan regresar, pero cuando la encuentran, rodeada por los espíritus del desierto, entablan una discusión. Una que podría ser así.
Ángeles: ¡Lilith Regresa con Adán de inmediato o te ahogaremos!”
A los que Lilith preguntó:
¿Cómo puedo regresar con Adán y vivir como una esposa honesta después de aparearme con los espíritus del desierto?
¡Si te niegas morirás!, replicaron.¿Cómo puedo morir — pregunto Lilith — si Dios me ha ordenado que me haga cargo de todos los recién nacidos: de los niños hasta el octavo día de vida, el de su circuncisión. Y de las niñas hasta el vigésimo día. No obstante, os hago esta promesa, si alguna vez veo vuestros tres nombres o vuestras efigies en un amuleto sobre un recién nacido, perdonare esa vida.
Los ángeles accedieron al trato, pero Dios la castigó y fue maldecida, convirtiéndola en demonio y viviendo, según las distintas versiones, en la región del aire, y los ángeles hacen que un centenar de sus hijos perezcan cada día; y cuando ella no puede destruir la vida de un infante debido al amuleto angelical, se vuelve contra los suyos propios.
Lilith es llamada la Isheth Zenunim (la Mujer de la Prostitución) en la literatura folklórica judía, y vive dentro de espejos para seducir la vanidad de las jóvenes.
Algunos estudiosos Bíblicos la relacionan con la forma femenina del monstruo leviatán, y la “gran Ramera de Babilonia” en el Apocalipsis.
En la Cábala, Lilith es asociada con la cáscara Qliphotica de Nehemoth, la antítesis de la Esfera de Malkuth en el árbol de la Vida. Malkuth/Nehemoth es el “reino” de la Tierra en Assiah, o el Plano Material. Esto coincide con las leyendas del Zohar, donde Lilith está atada a la Tierra eternamente, libre de la maldición de la Muerte pero incapaz de trascender a los reinos superiores.
El profeta hebreo Nahum describe a los ejércitos de Asiria guiados por Lilith: ” Los jinetes levantaron tanto la espada brillante como la refulgente lanza : Y hay una multitud de masacrados, y una gran cantidad de animales muertos; Y no hay final para sus cadáveres; Ellos se tropiezan con sus cuerpos: A causa de la multitud de prostituciones de la agraciada ramera, la concubina de las brujerías, que las naciones fueron vendidas mediante sus prostituciones, y familias enteras a través de sus brujerías “. Nahum 3:1-4
En otras versiones, muy posteriores, ella regresa al paraíso con la apariencia de Serpiente, para tentar a Eva. Ésta fue una imagen recurrente en el arte de la Edad Media, donde la serpiente es representada con la cabeza de una mujer.
Lilith fue una vez la consorte de Samael, el ángel de la muerte, pero él la expulsó de regreso al desierto, cuando no pudo dominarla.
Ella es el primer vampiro, pues ella huyo del paraíso antes de que el Señor maldijera a Adán y a Eva. Después ella fue a encontrar a Caín al ser desterrado por Dios por el asesinato de Abel, y ambos crearon a los vampiros. En algunas tradiciones, ella es la madre de Caín.
En las leyendas teutonas, Lilith es asociada al fuego y ha sido descrita como una criatura bella de la cabeza al ombligo, pero como un ‘ fuego ardiente del ombligo hasta los dedos de los pies.
Lilith, como la diosa guerrera que destruyó los hijos de Job en el desierto, y liberó los animales que ellos habían capturado. Lilith ama a todos los animales y esta conectada a ellos por su naturaleza fiera, esto es quizá rastros de una antigua diosa del bosque.
Algunos dicen que Lilith estuvo al mando como Reina de Saba, y otra vez en Zmargad; Y se apareció delante del trono de Salomón disfrazada como una ramera de Jerusalén. Sospechando quién ella era, Salomón la persuadió con engaño a dejar expuesto sus pies de búho al cubrir el piso del cuarto del trono con espejo claro, dándole la apariencia de agua, así es que Lilith tuvo que levantar sus faldas cuando entró. Esto recuerda a las diosas de Mesopotamia, que estaban rodeadas de animales, en especial de lechuzas.
Y muchas otras historias más, relacionando a la oscuridad de la noche, a su reina y a los sueños surgirían con el paso de los siglos. De hecho los íncubos y súcubos nacerían de estos cuentos.
Lilith representa ese sitio en el que los hombres son débiles y temen al poder femenino, un poder que puede otorgar el placer extremo o ahogarlos en su rabia. Y como la sexualidad esta en ella, también los productos de ella están en su mitología, los niños recién nacidos, muertos ha poco de nacer, pueblan su tenebrosa morada, entonando un canto infeliz y lleno de reproches.
En astrología también existe una posición lunar llamada Lilith o Luna Negra. Esta se presenta cuando la Luna se encuentra en el punto más alejado de su órbita de la Tierra. Este punto simboliza el inconsciente más profundo del ser humano, esa represión que tiene el ser humano dentro de sí. En psicoastrología Lilith representa lo que lleva a esa situación límite para que la válvula salte.

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