miércoles, 31 de octubre de 2012

Evangelio de los vampiros. El libro de los profetas. Cap, VI

He de secar las lágrimas que corren por mis mejillas, pues las que han caído a este suelo baldío se transforman en escorpiones.
Acércate a mí, Ser Obscuro; no hay ningún cuerpo colgando de este árbol; no era sino una ilusión, como lo es la muerte.
Sabes ya que la muerte no existe, si has penetrado la Noche Infinita; aunque el cuerpo del portador del conocimiento muera, él y su palabra vivirán por siempre.
Ven, ser obscuro, que hemos de caminar el sendero estrecho, mientras el cielo rojizo se vuelve terciopelo
Y las Tinieblas nos envuelven en su abrazo maternal.
Ven, que he de mostrarte el Templo del que soy fundador y guardián; nombrado así cuando me levanté con gran dolor en la No-muerte, y uno de los seiscientos sesenta y seis nombres de la Primera Generación de las Tinieblas me dijo:
"Despierta Judas, pues has hallado gracia ante nosotros para que recibas el conocimiento obscuro y seas Vampiro”;
Tal y como Dissaor ha dicho: sabido es que recibe maldición el que busca su propia muerte, mas yo les digo: bienaventurados aquellos que buscan su propia muerte, pues ellos serán Vampiros;
Así tú Judas, que haz buscado tu propia muerte, conoce que tal muerte te ha dado una vida mayor a la que una vez creíste poseer.
Y serás Vampiro de un linaje especial: el que corresponde a los Guardianes, opuestos a los Centinelas de la luz"
Y la Criatura de las Tinieblas puso una llave bajo mi lengua, y dijo: " he aquí, Judas la llave del Templo que se te concede custodiar; el profeta al que tanto amabas ha sido asesinado por aquellos que debieron adorarlo
Pues es así como la raza de Abel trata a los suyos; es así como castiga el amor y la pureza; mas no como nosotros, sino en crueldad y mentira; nadie lloró por el profeta, sino por algunos  de nosotros, entendiendo que entre nosotros no hay sentimientos".
Y yo, Judas, caí de rodillas y lloré mis primeras lágrimas de sangre que engendraron escorpiones; y cuando alcé mi voz a las estrellas para clamar la Palabra, el Templo abrió sus puertas.
He aquí, éste es un Templo de cristales negros, y los cristales reflejan las entrañas de obscuridad.
Se alza el Templo hasta herir con su cúpula al Cielo donde el Creador duerme, arrullado por los gritos de agonía, y las maledicencias de su creación.
Y dentro del Templo brotan cantos, que no son sino el eco de las voces de las Criaturas de las Tinieblas al recorrer los vértices, mas ya no en expansión constante.
Es este el Atrio Vampírico, así nombrado por Dissaor.
Pues en este Atrio están inscritos los Testimonios de las Criaturas de la Noche que han sido, que son y que habrán de venir.
Acércate lo suficiente y verás tu nombre ancestral escrito con sangre que no se seca jamás.
Este es el Atrio donde los Vampiros del linaje superior vienen a realizar ceremonias, y la comunión obscura con los No-muertos y las Criaturas de las Tinieblas.
En verdad te digo que tú, y los de tu generación, son las primeras Criaturas de la Noche que entran al Atrio Vampírico.
Mira a tu alrededor y los verás: videntes, profetas, músicos, enfermos, enviados, locos, todos ellos; aquí obtienen el reposo que necesitan por vivir en el caos de la luz.
Si eres lo suficientemente sensible, a partir de ahora vendrás en sueños o enfermedad al Templo; si tu Protector así lo establece.
Y verás, sobre un altar de cristal negro, suspendido en el aire, un cáliz de oro, y dentro del cáliz, la sangre del profeta de la raza de Abel.
Este es el cáliz que muchas generaciones buscaron por llanuras, bosques y colinas.
Sin saber que no se hallaba en ningún lugar de la Tierra sino en Aradia.
Pues la sangre me fue confiada, para que yo la mantuviese en este cáliz y nunca se agotase.
Conoce que los Vampiros del linaje superior beben esta sangre; y al hablar de sangre, no me refiero a la que tú conoces;
Esta es la sangre que está sobre toda Sangre; mas no lo comprenderás hasta que no hayas gustado de ella.
Lo harás cuando llegues a ser un Vampiro de linaje superior, o un No-muerto desprovisto de un cuerpo; Mas si nunca llegas a serio y debes ser tan sólo una Criatura de la Noche, acepta tu orden.
La más pequeña de las Criaturas de la Noche es la más grande ante la criatura más perfecta de la raza de Abel.
Llora tu melancolía, pues el cáliz se eleva del altar; y los Vampiros que dan un paso al frente realizan la comunión de la Noche.
Es éste el momento más solemne en el Atrio Vampírico; y los cantos de las Criaturas de las Tinieblas resuenan en el Templo.
Y todo el Templo se eleva más allá del Cielo y el Tiempo: se mece a través de los vértices eternos, donde la luz no puede profanarlo.
Recuerda, Criatura, lo que has visto; mas ahora has de alejarte de mí, pues vuelvo a llorar, y los escorpiones piden tu carne.
Los cantos se desvanecen mientras te alejas.

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