domingo, 25 de enero de 2015

Las monjas endemoniadas del convento de San Plácido (Madrid)

En el centro de Madrid, en la calle de San Roque, a pocos metros de la plaza de Callao, se sitúa el convento de San Plácido, construido en 1623.
El halo de santidad que tiene ahora nada tiene que ver con su pasado diabólico en la época de Felipe IV.
En aquellos años el convento fue escenario de todo tipo de rituales exorcistas debido a las continuas agresiones que sufrían las monjas por parte de seres infernales.
Estos hechos hicieron que se conocieran a estas monjas como las endemoniadas de San Plácido.
Todo empezó cuando una novicia comenzó a realizar actos extraños, dar voces, profiriendo todo tipo de blasfemias, sufriendo desmayos y visiones, actos agresivos y hacer gestos obscenos impropios de una religiosa. Fray Juan Francisco García Calderón comenzó a preocuparse por la situación y determinó que la novicia estaba poseída por el diablo.
Motivo que hizo se le practicara un exorcismo de urgencia, sin resultados positivos. No se pudo sanar a la novicia y además otras veintiséis corrieron la misma suerte y afirmaban que el diablo se les aparecía en sueños, muchas de ellas afirmaban hablar en nombre del maligno, en un estado histérico sufrían continuos trances, se golpeaban contra las paredes y cometían actos sacrílegos.
Tan alarmante fue lo sucedido que todas las monjas, excepto cuatro, cayeron bajo la influencia del maligno. Los rumores llegaron al inquisidor general, don Diego de Arce de Reynoso, que abrió un largo proceso, que terminó en 1631 dictándose prisión perpetua, ayunos  a pan y agua tres días por semana y dos disciplinas semanales para mortificarse para el confesor fray Juan Francisco García Calderón, en un principio negó pertenecer a la secta de los alumbrados, que tras el tormento se autoinculpó de haber cometido actos pecaminosos con las monjas tras embaucarlas y drogarlas por puro placer carnal. La abadesa fue desterrada y recluida en el convento de Santo Domingo el real de Toledo durante cuatro años, tras este tiempo mostrando arrepentimiento fue perdonada y restituida en el cargo de San Plácido, y el resto de las monjas fueron repartidas para evitar que los hechos se repitieran en el futuro.
La secta de los alumbrados.
Una secta creada en Andalucía y Extremadura, cuyos miembros afirmaban que de la relación carnal de un religioso y una religiosa había de nacer necesariamente un santo.
Afirmaban también que mediante la oración se llegaba a un estado espiritual tan perfecto que no era necesario practicar los sacramentos ni las buenas obras.
Estaba integrada por personas en contra dela oración, el ayuno, los gestos de adoración, el agua bendita, la veneración de imágenes, la sagrada forma, la santa cruz..., profanaban lugares sagrados y obligaban a las monjas a mantener relaciones sexuales como penitencia, incluso llegaron a matan a un obispo.
Es aquí donde hace su aparición fray Juan Francisco García Calderón, miembro avtivo de la secta, que consiguió convencer a las monjas para quedarse como confesor, y de la necesidad para alcanzar la gloria de Dios a través de actos carnales hechos en caridad y por tanto no ser pecaminosos. Sus preparados y drogas suministrados a las monjas hicieron el resto. Durante un tiempo el convento fue su propia mancebía, manteniendo relaciones sexuales con todas excepto las más ancianas. 

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