domingo, 11 de marzo de 2012

Evangelio de los vampiros. La busqueda. Cap. III

El Que Busca ha penetrado sólo un poco en su obscuridad interior, y se le concede saber que existen los guías.
Llora tu melancolía, Criatura de la Noche, porque esta sabiduría te es revelada por uno de los seiscientos sesenta y seis nombres de las Criaturas de las Tinieblas.
Mas el nombre de esta Criatura no te es lícito saber.
Muchos Vampiros saben que su condición fue obtenida por que otro Vampiro les transmitió el conocimiento obscuro.
Y la vía de este conocimiento fue la sangre; mas la esencia de esto será enseñada por Dissaor a su tiempo.
Mas ahora te hallas ante el Segundo Umbral: el del conocimiento de los guías.
No salgas a su encuentro, no intentes ir tras ellos; nunca los encontraras, sino que ellos te encuentren a ti.
Recuerda el Primer Libro del Evangelio de los Vampiros, donde Aradia aguardó sin buscar; El Que Busca, si aguarda, encuentra la sabiduría.
¿Estás preparado para evitar tu destrucción?
Dijo el Creador: "exterminaré de sobre la faz de la Tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta las bestias, hasta los reptiles, y hasta las aves del cielo".
Sólo Noé halló gracia a los ojos del Creador.
Dijo entonces el Creador: "exterminaré también a los seres obscuros, que tanto han prosperado sobre la faz de la Tierra, a los Vampiros, las Criaturas de la Noche y las Criaturas de las Tinieblas".
Sólo Utnapischtim halló gracia a los ojos de las Tinieblas.
Las Criaturas de las Tinieblas, que no sienten arrepentimiento, se interpusieron, y no fueron exterminadas.
Mas El Que Busca podría ser exterminado por el Guía que comienza a revelarse ante él.
El Guía es un No-muerto; desprovisto de cuerpo, pues no tiene cadenas como las Criaturas de la Noche y los Vampiros.
No todos los No-muertos son Guías; sólo aquellos de la escala inferior, destinados a la enseñanza.
Fueron enviados por las Criaturas de las Tinieblas para mostrar el Arcano a las Criaturas de la Noche, o aún Vampiros, que muestran sabiduría.
Mas si un Guía encuentra que su discípulo no es digno de tal sabiduría, lo abandona sin remordimiento.
Los Guías no sienten amor ni odio; son como las Criaturas de las Tinieblas.
Y hay dos clases de Guías: el que acecha en la obscuridad externa, comunicándose con tu obscuridad interna, sólo para revelarte su existencia.
Si este es tu Guía, agradécele el compartir ese conocimiento, pero no le pidas más, o serás desechado; después, aguarda, pues tal vez serás Vampiro por otro medio, mas no por ese; o tal vez siempre serás una Criatura de la Noche; si así debe ser, acepta tu Orden Obscuro.
No seas como el imprudente que quiso romper su Orden Obscuro antes de tiempo, y pereció, y su memoria
fue borrada.
El segundo Guía es el que se te revela para convertirte en Vampiro.
Si El Que Busca se halla ante el segundo Guía, debe saber que ya no será más humano; que la luz del sol no será más para él; que andará fugitivo y errante acechado por los Centinelas y los humanos que tienen la facultad de convertirse en Centinelas.
Pero también sepa que será Vampiro; y que tal vez las puertas de Aradia se abrirán para él o ella.
Recuerde que Aradia es la dimensión de los Vampiros.
No acepte El Que Busca este conocimiento como una distinción, pues no lo es; sólo es un paso en el conocimiento; aguarde por más.
Sepa que hay muchos que están por encima de él en la jerarquía.
He aquí, un No-muerto elige al Que Busca si éste ha penetrado lo suficiente en su obscuridad como para atraerlo.
Estos Guías son dedicados a la enseñanza; es la forma en que transitan a niveles superiores; aprenden enseñando y crecen para no necesitar más la enseñanza.
Y este Guía ha elegido al Que Busca para entrar a su obscuridad, que ya se ha abierto para recibirlo, y no
por amor, sino por orden.
Mas podría suceder que el Guía entre violando la obscuridad y el ser del Que Busca; si lo hace, El Que Busca ha sido imprudente, y afrontara las consecuencias.
El Que Busca esta desnudo ante el Guía; el Guía sabe, tanto como él, si realmente ha mostrado sabiduría, y obra en consecuencia.
Cuando el Creador se arrepintió de su creación, la Tierra estaba corrompida delante de él, y llena de violencia.
Pues aquellos de la raza de Abel, que no se dejaron atemorizar por los Vampiros gigantes, cazaban con crueldad a la raza de Caín.
Destruyendo sus ciudades, violando a sus hijos y torturando a cada Criatura de la Noche y Vampiro.
Miró, pues, el Creador la Tierra, y he aquí que estaba depravada, porque toda carne había corrompido su camino sobre la Tierra.
Como El Que Busca ha corrompido su camino, y por el momento el Guía se aleja.

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