miércoles, 4 de julio de 2012

EL anillo mágico de Tove

Nunca se conoció un amor tan grande como el que sentía el rey Valdemar por la pequeña Tove, se dice que nunca hubo sobre la faz de las tierras del norte un soberano que amase tanto a su hija. Tan grande era este cariño, que cuando murió, el soberano no quiso que enterrasen el cadáver, sino que lo hizo embalsamar y lo mando guardar en una sala del gran Hoff próxima a su habitación y se dice que todas las noches visitaba a la niña antes de conciliar el sueño
Y cuando salía de viaje por el reino hacía que condujesen el cadáver en su compañía, por lejos que fuese y tortuoso que fuese el camino. Los cortesanos estaban cansados del capricho del Rey y se esforzaban en adivinar la causa de tan gran amor. Muchos empezaron a creer que el monarca había perdido la razón, pero nadie se atrevía a contrariar al soberano.
Uno de ellos descubrió al fin un dia que estaba engalanando el cadáver de la muchacha que a la pequeña Tove su madre le había dado un anillo encantado con un poderoso hechizo de ligazón para asegurarle el amor del Rey aun después de su muerte. El cortesano guardo este secreto, hasta que fue una noche al catafalco donde yacía Tove y le quitó el anillo encantado de su dedo.
A la mañana siguiente el Rey preguntó:
- ¿Por qué no se ha dado aún sepultura a la pequeña Tove? No podemos tener en nuestra compañía un cadáver. Hay que dar a la tierra lo que es de la tierra. Aunque mi corazón se desgarre al verla partir a un lugar donde jamás volveré a contemplar su bello rostro.
Y dio orden a sus cortesanos de que enterrasen el cadáver antes tan amado y del que no se quería separar. Y grande fue el dolor y la pompa de aquel entierro en el túmulo de los reyes.
Aquella misma mañana el Rey notó que uno de los cortesanos le era mucho más simpático que anteriormente. Y empezó a tenerle como favorito entre todo el resto de la corte Y concibió por él un amor tan grande, que lo elevó a los cargos más importantes del reino, e hizo que comiese en un sillón de la misma altura y dignidad que el suyo. Nadie entendía como aquel que hasta aquel dia solo había sido un lacayo, ahora era casi tratado con la dignidad de un príncipe.
Pero este cortesano se sentía atormentado por los remordimientos, pues sabía que su elevación a cargos de
tanta importancia no se debía a sus méritos, sino a la virtud del anillo encantado. Al mismo tiempo sufría por la crítica y comentarios de los demás cortesanos, que no sabían a qué era debida una carrera tan brillante. Al fin, el cortesano salió una noche de Palacio y arrojó el anillo en medio de un lago que estaba en el bosque de Gurre.
Desde entonces el Rey sintió tanto agrado por este lugar, que no quiso habitar en otra parte. Hizo construir en medio de las aguas, un gran salón rodeado de una sólida empalizada que tenía comunicación con tierra por medio de un puente maravilloso de cobre batido. Tanto, le gustaba vivir allí, que con frecuencia decía que Odin podía guardarse su Valhalla si no le privaba de la posesión de su Hoff de Gurre.
Pero estas palabras irreverentes fueron la causa del castigo del Rey. Odin monto en cólera privó a su alma del descanso, y después de su muerte lo condenó a vivir siempre allí y a errar en las tinieblas de la noche, cazando por los bosques. Muchas noches se le oye aún pasar en medio de un griterío infernal, seguido de un tropel de jinetes....y muchos aseguran que es frecuente ver a la cacería salvaje de Allfather sobre el lago y su islote, donde se dice que aun mora el alma del Rey, hasta que Odin logre darle caza.

No hay comentarios: