La Primera Clave Enoquiana representa una proclamación inicial de Satán, declarando el principio de las leyes de las teologías temporales y de los poderes perdurables que residen en quienes son lo suficientemente intrépidos para reconocer los principios y absolutos terrenales.
LA SEGUNDA CLAVE
Para poder rendir homenaje a los deseos que sostienen la continuidad de la vida, en sí misma, la Segunda Clave Enoquiana extiende su reconocimiento a nuestra herencia terrena, y la convierte en un poderoso talismán.
Pueden oir vuestras voces de asombro las alas del viento?; Oh Tú! el gran engendro de los gusanos de la Tierra!, a quien el fuego del Infierno retiene en la profundidad de mis fauces!, a quien me he preparado como para una boda, o como flores que adornan las estancias de la lujuria y el deseo! Tus pies son más fuertes que la piedra! Tu voz más poderosa que los vientos huracanados! Porque serás como una edificación como no la hay, salvo en las mentes de las manifestaciones Todo Poderosas de Satán! Levantaos, dice el Primero! Moveos pues hacia sus sirvientes! Mostraos en poder, y hacedme un poderoso vidente de todo, porque soy Él que vive por siempre!
LA TERCERA CLAVE
Mirad! dice Satán, soy un círculo en cuyas manos reposan los Doce Reinos. Seis son los tronos del hálito de vida, el resto son afilados como hoces, o los Cuernos de la Muerte! En su interior las criaturas de la Tierra son y no son, excepto en mis propias manos que duermen y se levantarán!
En el primero os hice administradores de mi voluntad y os coloqué en los Doce Tronos, dándoos sucesivamente a cada uno de vosotros potestad durante las Nueve Edades del tiempo, para que desde los cimientos y los rincones de tu gobierno puedas ejercer mi poder, derramando el fuego de la vida de manera que crezca incesantemente sobre la Tierra. De esta manera te conviertes en la encarnación de la verdad y la justicia. En el nombre de Satán, Levantaos! Revelaos! He aquí! Mirad cómo su misericordia florece, y su nombre se ha vuelto poderoso entre nosotros. Y en su nombre decimos: Moveos! Ascended! y sed con nosotros, en vuestras creaciones, partícipes de Su sabiduría secreta.
LA CUARTA CLAVE
La Cuarta Clave Enoquiana se refiere a los ciclos de las edades del tiempo
He colocado mi pie en el Sur, y he mirado a mi alrededor, diciendo: No son los truenos quienes reinan en el segundo ángulo? Bajo quien he colocado a quienes nadie ha contado todavía, a excepción de Uno; en quien el segundo principio de las cosas son y fueron fuertes, añadiendo sucesivamente los números del tiempo, y sus poderes se hallan en el primero de los nueve! Emerged! hijos del placer, y visitad la Tierra; porque yo soy el Señor, vuestro Dios, que es y vive por los siglos de los siglos! En el nombre de Satán, Moveos! y mostraos como mensajeros alegres, para que podáis adorarlo entre los hijos de los hombres!
LA QUINTA CLAVE
La Quinta Clave Enoquiana afirma el lugar Satánico que le corresponde a los sacerdotes y hechiceros tradicionales sobre la Tierra, con el propósito de dirigirlos erradamente.
Los poderosos sonidos que han entrado en el tercer ángulo y se están convirtiendo en sembrados de tonterías, sonriendo con desprecio hacia la Tierra, y habitando en la claridad del Cielo como consoladores perennes de los destructores del ser.
Sobre quienes he cimentado los pilares de la alegría, los señores del bien, y les obsequié con vasijas para que poblaran la Tierra con sus criaturas. Son los hermanos del Primero y el Segundo, y al principio de sus tronos, los cuales están adornados con miríadas de lámparas siempre ardientes, cuyos números son como el Primero, los fines, y el contenido del tiempo!
Por lo tanto, venid y obedeced a vuestra creación. visitadnos en paz. Convertidnos en receptáculo de vuestros misterios; por qué?
Nuestro Amo y Señor es el todo en Uno!
LA SEXTA CLAVE
La Sexta Clave Enoquiana establece la forma y estructura de lo que se ha convertido en la Orden del Trapezoide y la Iglesia de Satán.
Los espíritus del cuarto ángulo son Nueve, fuertes en el trapezoide, de quien el primero ha formado, un tormento para el miserable y una guirnalda para el réprobo; otorgándoles dardos llameantes para disminuir la tierra, y Nueve más cuyas maldiciones visitan la tierra con beneplácito, y gobiernan junto al Segundo y el Tercero.
Por tanto, presten atención a mi voz! Os he hablado, y os muevo en poder y presencia, vuestras obras serán un canto de honor, y serán las alabanzas de vuestro Dios en vuestra creación !
LA SÉPTIMA CLAVE
La Séptima Clave Enoquiana es utilizada para invocar el deseo, rendir tributo al glamour, y deleitarse en los placeres de la carne.
Oriente es un hogar de rameras cantando alabanzas entre las llamas de la gloria primera, donde el Señor Oscuro ha abierto su boca; y se han convertido en habitáculos vivientes en quienes se regocija la fuerza del hombre; y están engalanadas con brillantes ornamentos, como las maravillas de todas las criaturas. De quienes sus reinos son como el Tercero y el Cuarto, fuertes torres y lugares de descanso, el lugar del placer y el regocijo. Oh sirvientes del placer, Moveos! Apareced! canten alabanzas a la Tierra y sed poderosos entre nosotros. Porque por ello se conmemora esto, y nuestra fuerza se robustece en nuestro consolador.
LA OCTAVA CLAVE
La Octava Clave Enoquiana habla del nacimiento de la Edad Satánica
El mediodía primero es como la tercera indulgencia hecha de columnas de jacinto, en quienes los ancianos se vuelven fuertes, a los que he preparado para mi propia justicia, dice Satán, cuya prevalecencia que a Leviatán hará inclinarse. ¿Cuántos hay que queden aún en la gloria de la Tierra, que no verán la muerte hasta que se derrumbe la casa y se hunda el dragón? Alegraos, porque las coronas del templo y la túnica de aquél que es, fue, y será coronado ya no está dividida! Avanzad! Apareced! para que seáis el terror de la Tierra, y para tal estáis preparados!
LA NOVENA CLAVE
La Novena Clave Enoquiana nos advierte del uso de sustancias, elementos o farmacéutica que pueden conducir al engaño y esclavización consecuente del maestro. Una protección contra los falsos valores.
Un poderoso guardián de fuego con espadas flamígeras de doble filo (que contienen los recipientes del engaño, y cuyas alas son de ajenjo y sal), han ubicado su fetiche en Occidente, y están acompasados con sus ministros. Estos guardan el musgo de la humanidad, como el rico lo hace con su fortuna. Malditos sean, y malditas sus iniquidades! En sus ojos hay hitos más grandes que la Tierra misma, y de sus bocas salen mares de sangre. Sus mentes están cubiertas con diamantes, y sobre sus cabezas hay piedras de mármol. Dichoso aquél en quien no posan sus miradas. Por Qué? El Señor del Bien se regocija en ellos! Idos y dejad vuestros envases, porque este tiempo es de descanso!
LA DÉCIMA CLAVE
La Décima Clave Enoquiana crea una ira rampante y produce violencia. Es peligroso utilizarla, a menos que se haya aprendido a salvaguardar la propia inmunidad; es como arrojar un rayo al azar!
Los truenos de la ira cubren el Norte, a semejanza de un roble cuyas ramas están repletas de nidos de lamentaciones y yace llorando sobre la Tierra, que arde de noche y de día y vomita cabezas de escorpiones y azufre mezclado con veneno. Sean esos los truenos que rugen al mismo tiempo que cientos de terremotos y miles de olas, que no descansan, ni saben cuándo hacerlo. Una roca arrastra consigo otras miles, como lo hace el corazón del hombre con sus pensamientos. Ay! Ay! Sí! Ay de la Tierra, porque su iniquidad es, fue, y será grande. Retiraos! Pero no os llevéis vuestros poderosos sonidos
LA ÚNDECIMA CLAVE
La Undécima Clave Enoquiana es utilizada para anunciar la llegada de los muertos y establecer una sustancia más allá de la tumba. Para atarlos a la tierra. Una llamada fúnebre.
Rugía el poderoso trono, ya había cinco truenos que volaban a Oriente. Y el águila hablaba con voz poderosa: Retiraos de la mansión de la muerte! Y se reunieron y se convirtieron en los no muertos que cabalgan los torbellinos. Iros! Porque he preparado un lugar para vosotros. Moveos, pues... y mostraos! Desvelad los misterios de vuestra creación. Sed amigables conmigo, porque soy vuestro Dios, el verdadero adorador de la carne que vive para siempre!
LA DUODÉCIMA CLAVE
La Duodécima Clave Enoquiana es utilizada para dar rienda al displacer que se siente hacia la necesidad del hombre de sentirse miserable, y atraer tormento y conflicto al heraldo de la tristeza.
Oh vosotros que habitáis en el Sur y sois como linternas de tristeza, abrochaos vuestras armaduras y visitadnos! Traed las legiones del ejército del Infierno, para que el Señor del Abismo pueda ser magnificado, cuyo nombre entre vosotros es la Ira! Moveos y apareced! Abrid los misterios de vuestra creación! Sed amigables conmigo, porque él mismo! el verdadero adorador del excelso e inefable Rey del Infierno!
LA DECIMOTERCERA CLAVE
La Decimotercera Clave Enoquina se utiliza para hacer al estéril alguien lascivo y confundir aquello que negarían los placeres del sexo.
Oh vosotras las espadas del Sur, que tenéis ojos para incitar la furia del pecado, embriagando a los hombres que están sedientos; Contemplad! la promesa de Satán y su poder, quien entre vosotros es llamado entre amargos dolores! Moveos y apareced! Desvelad los misterios de vuestra creación! Porque soy el mismo, vuestro Dios, el adorador verdadero del excelso e inefable Rey del Infierno!
LA DECIMOCUARTA CLAVE
La Decimocuarta Clave Enoquiana es un llamado a la venganza y la manifestación de la justicia
Oh vosotros, hijos e hijas de mentes enmohecidas, que juzgáis las iniquidades que hay sobre mí. He aquí! la voz de Satán; la promesa de aquel que entre vosotros es conocido como el acusador del tribunal supremo! Moveos, y apareced! Abrid los misterios de vuestra creación! Sed amistosos conmigo, porque soy él mismo! el adorador verdadero del excelso e inefable Rey del Infierno!
LA DECIMOQUINTA CLAVE
La Decimoquinta Clave Enoquiana es una decisión de aceptación y compresión de los maestros cuyo deber
radica aconsejar a quienes buscan dioses espirituales.
Oh Tú, quien comanda la llama primera, bajo cuyas alas se hallan los ejes que de las telarañas que envuelven la Tierra; que conocéis el nombre de la "rectitud" y el sello del falso honor. Moveos y apareced! Abrid los misterios de vuestra creación! Sed amistosos conmigo, porque soy el mismo! el adorador verdadero del excelso e inefable Rey del Infierno
LA DECIMOSEXTA CLAVE
La Decimosexta Clave Enoquiana reconoce los contrastes maravillosos de la tierra, y el sustento de tales
dicotomías.
Oh, llama segunda , mansión de justicia, que tiene en gloria sus orígenes y consuela al justo; que camina sobre la Tierra con pasos de fuego; que entiende y separa las criaturas! Grande sois ante el Dios que se extiende y conquista. Moveos y apareced! Abrid los misterios de vuestra creación! Sed amistosos conmigo, porque soy el mismo!, adorador verdadero del excelso e inefable Rey del Infierno!
LA DECIMOSÉPTIMA CLAVE
La Decimoséptima Clave Enoquiana es utilizada para iluminar a quienes se hallen entorpecidos y destruir a través de la revelación
Oh, Llama Tercera, cuyas alas son espinas que aumentan el dolor, y que tienes ante ti miríadas de lámparas vivientes; cuyo Dios es ira y rencor. Prepara tus órganos genitales, y escucha! Muévete, y aparece! Abre los misterios de tu creación! Se amistosa conmigo, porque soy el mismo! el adorador verdadero del excelso e inefable Rey del Infierno!
LA DECIMOCTAVA CLAVE
La Decimoctava Clave Enoquiana abre las puertas del Infierno y conjura a Lucifer y sus bendiciones.
O Tú, Luz poderosa y llama ardiente de consuelo, que en el centro de la Tierra desvelas la gloria de Satán; en quien permanecen los grandes secretos de la verdad; que en vuestro reino es conocido como "Fuerza a través de la Alegría," y que no ha de ser contenido. Sed para mí como una ventana de consuelo. Moveos pues, y apareced! Abrid los misterios de vuestra creación! Sed amistosos conmigo, porque soy el mismo!, el adorador verdadero del excelso e inefable Rey del Infierno!
LA DECIMONOVENA CLAVE
La Decimonovena Clave Enoquiana es la que sostiene el equilibrio natural de la tierra, la ley del ahorro, y la ley de la selva. Deja al descubierto toda hipocresía y los santurrones terminarán esclavizados bajo ella. Trae consigo la mayor explosión de Ira sobre el miserable, y sienta las bases del éxito para el magnate de la vida.
Oh vosotros que habitáis en el aire primigenio, que en los rincones de la Tierra sois poderosos, y ejecutáis los designios del poderoso. A vos se os ha dicho: Contemplad el rostro de Satán! el principio de todo consuelo, cuyos ojos son la claridad de las estrellas; lo que os ha autorizado para gobernar la Tierra, y su indecible variedad; otorgándoos el conocimiento para disponer de todas las cosas de acuerdo a la providencia de Aquél que se sienta en el Trono Infernal, y que en el principio se levantó diciendo: Sea gobernada la Tierra por sus habitantes, y que en ella haya división; la gloria de sus partes; y que haya división en ella; y que su gloria pueda ser bebida y servida en sí misma. Que su maldición vaya a la par con la satisfacción de sus deseos, y que, como doncella, les sirva. Que las estaciones se confundan entre sí, y que sobre ella, o en su interior, ninguna criatura sea la misma. Que todos sus números difieran de su calidad; y que no haya una criatura igual a otra. Que las criaturas razonables de la Tierra, y los Hombres, se confundan y enfrenten unos a otros; y que olviden su lugar de residencia. Que el trabajo del Hombre, y toda su pompa, sea mutilado. Que sus construcciones se conviertan en cuevas de las bestias del campo! Confunde su entendimiento con oscuridad! ¿Por qué? Me arrepiento de haber hecho al Hombre. Que su naturaleza sea conocida a veces, y que otras veces permanezca oculta; porque ella es el lecho de una ramera, y la morada de Lucifer el Rey
Abre de par en par las puertas del Infierno! Que te sirvan los cielos inferiores! Gobierna a quienes gobiernan! Arrójalos a medida que no te sirvan más. Atrae todo lo que te fortalezca, y destruye lo podrido! que ningún lugar permanezca en su sitio. Añade y disminuye hasta que cuentes las estrellas. Levántate. Muévete! y aparece ante el convenio de Su boca, con la que Él nos ha prometido Su justicia. Abrid los misterios de vuestra creación y hacednos partícipes de la sabiduría incólume
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