HOY EN DÍA,
AFIRMAR QUE COLÓN DESCUBRIÓ AMÉRICA ES POCO MENOS QUE INGENUO, CUANDO PARECE
PROBADO QUE LOS VIKINGOS LO CONSIGUIERON TIEMPO ANTES POR LA RUTA DEL NORTE.
ASIMISMO, ALGUNOS AUTORES DEFIENDEN LA TESIS DE QUE LOS CABALLEROS DEL TEMPLE
TAMBIÉN ESTUVIERON ALLÍ ANTES QUE EL GENOVÉS. VEAMOS SUS EVIDENCIAS.
No deja de ser curioso que hace miles
de años, griegos, egipcios y otras culturas mediterráneas tuviesen conocimiento
de la redondez de la Tierra, de la medida aproximada de su radio, de su
distancia al Sol o a la Luna, y que sin embargo las cerradas mentes del siglo
XV concibiesen miedo ante la posibilidad de "caer por el borde del
mundo" en caso de adentrarse lo suficiente en el Océano Atlántico. Para
ellos la Tierra era plana y era además el centro del universo.
Actualmente no sólo sabemos cuan
equivocados estaban, sino que tenemos que reconocer que las antiguas culturas,
podrían ser eso, antiguas, pero en absoluto primitivas, como mucha gente aún supone
erróneamente, víctima de ideas preconcebidas. La verdad es gran parte de un
antiguo saber que se ha perdido en el lento transcurso de los siglos.
Ignoramos hasta donde alcanzaba el
conocimiento de los que nos precedieron en tiempos remotos, aunque sí
comprendemos que superaba de largo al angustioso declive que se produjo en el
medievo.
Asombran, por poner un ejemplo, las
numerosas coincidencias entre culturas tan distantes en el tiempo y en el
espacio, como eran la egipcia y las mesoamericanas precolombinas, como la maya
o la azteca. Todo parece indicar, si no un origen común, si al menos un
vínculo, un contacto en lo que a conocimiento se refiere. Hay quien dice que
desde tiempos inmemoriales el hombre ya había navegado el mundo entero. Incluso
el aventurero noruego Thor Heyerdahl, en sus famosas expediciones
"Ra", demostró que los egipcios tenían tecnología suficiente como
para haber alcanzado el "nuevo mundo" a bordo de sus
"primitivas" embarcaciones de papiros. ¿ Alcanzó alguna antigua
cultura del viejo continente las costas americanas mucho antes que Colón?
¿Sabía por tanto el Almirante a donde se dirigía exactamente? ¿Lo sabían los
Templarios antes que él? ¿Pudo el genovés aprovechar los conocimientos que
éstos le legaron? La hipótesis no es tan descabellada como puede parecer en un
principio. Veamos el porqué.
En el Museo Nacional de Turquía, en
Estambul, se halla un mapa fechado en 1513, que perteneció al pirata y
cartógrafo turco Piri Reis. Dicho mapa muestra Gran Bretaña, España, África
Occidental, el Atlántico, porciones de Norteamérica, un perfil completo de la
mitad oriental de Sudamérica y en la parte inferior, la línea costera de la
Antártida. Hasta aquí, puede parecer nada raro, pero si tenemos en cuenta
detalles como que en el plano se muestran el cauce de ríos como el Orinoco, el
Paraná y otros que de aquella estaban inexplorados, o que la Antártida aparece
libre de hielos, la duda empieza a surgir. Es necesario añadir a mayores, que
las distancias señaladas en el mapa son exactas, distancias que no se pudieron
establecer con exactitud hasta el siglo XVIII. El propio continente helado, no
fue oficialmente descubierto hasta el siglo XIX. El atlas aparece rasgado, y se
sabe que había más planos, por lo que se supone que en su día fue mucho mayor,
seguramente un completo mapamundi.
El propio Piri Reis cuenta que en una
batalla contra los españoles, en 1501, él y su tío Kemal capturaron a un
marinero que había navegado en tres de las expediciones colombinas y que
portaba unos extraños planos, utilizados, según el marinero, por Colón en sus
viajes. El origen de estos mapas se remontaba a Grecia, ya que el marino
español confesó:
"Cierto libro, del tiempo de
Alejandro Magno (356-323 A.C.) fue trasladado a Europa, y después de leerlo,
Cristóbal Colón, con los barcos proporcionados por el Gobierno español,
descubrió las Antillas". El pirata turco, reconoce, asimismo: "Al
preparar este mapa, hice uso de unos veinte planos viejos y de ocho mapamundis,
en los cuales aparecía la totalidad del mundo habitado".
A lo largo y ancho del mundo, hay otros
muchos mapas antiguos, algunos tan fascinantes o más como el que nos ocupa,
pero creo, que éste, sin embargo, tiene especial interés por su posible
relación con el Temple, que es a fin de cuentas, el tema sobre el que versa
este post. Tenemos el mapa de Piri Reis, y sospechamos que pudo haber sido
utilizado por Colón. Pero... ¿cómo llegó a sus manos? Veamos la posibilidad.
Al poco tiempo de su fundación, la
Orden del Temple comenzó a recibir ingentes cantidades de dinero provenientes
de donaciones y grandes extensiones de tierra para administrar, lo que permitió
destacar a los monjes-guerreros como hábiles economistas, impulsando la
economía en todos los aspectos. Conocedores de que el mantenimiento de su brazo
militar en Palestina era sumamente costoso, el Banco del Temple y su Marina
tendieron toda una tupida red que estableció relaciones comerciales con los
estados europeos y los musulmanes. Inventaron la banca moderna, introduciendo
las cláusulas penales y la letra de cambio. Asimismo ejercieron de tesoreros de
reyes y nobles, y no solo aceptaban moneda, sino también cualquier objeto de
valor, prestando a cambio dinero contante y sonante. A pesar de sus múltiples
operaciones financieras siempre disponían de mucho efectivo, y sin embargo, en
esa época las piezas monetarias en circulación eran muy escasas. Eso no fue
impedimento para que en el siglo XII financiaran en Francia la construcción de
más de setenta iglesias y ochenta catedrales, pagando los materiales y los
jornales de todo tipo de obreros y trabajadores. El oro no abundaba y la plata,
muy escasa y que había llegado a cotizarse más que aquel dado que desde la
época de los romanos no habían existido nuevas explotaciones, se tornó bastante
corriente con la entrada en escena del Temple. Había muy pocas minas en Europa,
Asia y África, si tenemos en cuenta la enorme cantidad de este metal que se
llegó a mover en la alta Edad Media, y después del exterminio de los
templarios, resultó que la producción de las minas existentes en los
territorios oficialmente conocidos en el siglo XIV era claramente insuficiente.
Entonces, ¿de donde provenían las
reservas?
Algunos autores sostienen que los
Templarios iban y venían de América con barcos cargados de plata, que posteriormente
concentraban en la ciudad francesa de Sours. Hoy en día, a sabiendas de que los
vikingos alcanzaron el continente americano bastante tiempo antes que los
conquistadores españoles, la hipótesis no parece del todo descabellada.
Enumeremos pues las evidencias.
Tras la disolución de la Orden del
Temple, los templarios españoles ingresaron en masa en la Orden de Calatrava, y
parece seguro que fue en el convento de dicha orden donde Cristóbal Colón, que
se alojó allí, halló los elementos que le dieron la certeza en cuanto a la
existencia de las Indias Occidentales. En Portugal fue creada especialmente
para los templarios supervivientes la Orden de Cristo, que usaba la cruz
templaria, la cruz de gules pateada. Cuando los portugueses de Enrique el
Navegante se lanzaron al descubrimiento de los océanos pareciendo saber
exactamente a donde iban, sus velas debían llevar obligatoriamente la cruz roja
de la Orden del Temple. Los marinos portugueses tenían prohibido navegar más
allá de Cabo Mogador sino portaban dicho pabellón. Cruz, que por otra parte,
también se hallaba en las tres embarcaciones colombinas. Precisamente en el
país vecino estuvo el almirante genovés, no sólo para encontrar financiación
para su empresa, sino con el fin de estudiar las cartas marítimas que guardaba
la Orden de Cristo y que se consideraban las más competas del mundo.
Por otra parte, el Temple poseía una
flota propia y contaba con puertos que miraban no solo al Mediterráneo sino
también al Atlántico. Destacamos la enigmática encomienda francesa de La
Rochelle, en la que el Temple disponía de un puerto muy importante cuya
ubicación, apartada de las rutas usuales, no estaba justificada en modo alguno.
Este puerto se hallaba fuertemente protegido por unas cuarenta encomiendas en
un radio de ciento cincuenta kilómetros y su importancia podría ser enorme de
ser cierta la confesión de un templario que expondremos en la leyenda
siguiente. Por su parte, los conquistadores españoles se encontraron en la
península de Yucatán una leyenda que narraba que unos hombres blancos llegaron
a sus costas en grandes barcos. Y estos altos y hermosos hombres, que vestían
extrañas vestimentas, fueron generosos y legaron a las gentes mayas grandes
conocimientos. Una de las cosas que más asombró a los religiosos que
acompañaron a Colón, fue que los indios no se extrañaban al ver la cruz ni al
contemplar a los caballeros armados. Es más, incluso parecía que los estaban
esperando. Algunas de sus tradiciones hablaban de que "llegará un día en
el que vendrán por mar grandes hombres, vestidos de metal, que cambiarán
nuestras vidas para bien".
También los mayas adoraban a Kukulkán,
un dios "blanco y barbado" y a una cruz, en la cual murió "un
hombre de luz que vivirá eternamente". ¿Pudieron ellos solos alimentar
esta idea, tan cercana al cristianismo?
No podemos dar respuestas definitivas a
todo lo que hemos expuesto porque no las hay. Lamentablemente, con la Orden del
Temple nunca existen pruebas directas. Muchas veces, la única evidencia es la
ausencia de posibilidades contrarias.
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