¿QUÉ HAY DE
CIERTO ENTRE LOS QUE AFIRMAN SER LOS LEGÍTIMOS HEREDEROS DE LOS TEMPLARIOS?
¿DICEN LA VERDAD O SON SIMPLES CHARLATANES? ¿ES POSIBLE QUE EL TEMPLE
SOBREVIVIERA AL SIGLO XIV O DEBEMOS DAR POR FINALIZADA SU HISTORIA EN 1312?.
1.- Un final cargado de interrogantes
La leyenda de la Orden del Temple
comenzó a forjarse el mismo día de la muerte en la hoguera de su último
Maestre, Jacobo de Molay. Se cuenta que antes de ser consumido por las llamas,
Jacobo de Molay convocó al Rey y al Papa ante el tribunal de Dios antes de
cumplido un año, con las palabras "Dios conoce que se nos ha traído al
umbral de la muerte con gran injusticia. No tardará en venir una inmensa
calamidad para aquellos que nos han condenado sin respetar la auténtica
justicia. Dios se encargará de tomar represalias por nuestra muerte. Yo
pereceré con esta seguridad".
Casualidad o no, el destino deparó que
ese mismo año, tal y como profetizara el maestre templario, fallecieron tanto
Felipe IV como Clemente V. Poco más de un mes después de la ejecución, el
Pontífice era presa de "un dolor insufrible que le mordía el
vientre". Sus médicos comunicaron que había muerto "a merced de unos
horribles sufrimientos", posiblemente envenenado. Del rey francés se suele
decir que la muerte le sobrevino por fiebre y gangrena de heridas ocasionadas
por caída de su caballo durante una cacería, aunque hay quien discrepa
asegurando que cayó enfermo aquejado de dolores gástricos acompañados de
vómitos y diarrea, sequedad en la boca y sed insaciable. No tenía fiebre.
¿Otro envenenamiento? Asimismo, tres
colaboradores de Felipe IV fueron hallados apuñalados o ahorcados. ¿Se había
cumplido la amenaza de De Molay? Desde luego, para los que no creen en
maldiciones, alguien tuvo que llevarla a cabo.
Un hecho bastante posterior indica que
la idea de una venganza templaria contra sus destructores estuvo fresca en el
subconsciente colectivo durante largo tiempo. Se cuenta que durante la
revolución francesa, cuando la cabeza de Luis XVI cayó bajo la guillotina, un
personaje anónimo salto al cadalso y exclamó dirigiéndose a la multitud
"¡Jacobo de Molay, ya estás vengado!". Huelga decir que el monarca
francés descendía de Felipe IV. Este pasaje, de dudosa realidad, indica el grado
en el que las leyendas sobre la continuidad de los Templarios habían calado
entre las gentes de la época. De hecho, muchos francmasones al conspirar contra
la monarquía francesa creían sinceramente colaborar a que se cumpliera la
maldición que lanzara Jacobo de Molay antes de morir.
Todos estos indicios hacen que ronde la
posibilidad de una herencia templaria, de un legado transmitido a espaldas de
lo que la historia afirma. Si existió un brazo ejecutor, al menos durante los
años posteriores a la caída de la orden, quizás el Temple no se extinguió tan
pronto como suelen afirmar los estudiosos. Pero... ¿esta continuidad se
prolonga hasta nuestros días? Veamos que hay de cierto en los que se proclaman
descendientes de la Orden del Temple.
2.- Muchos aspirantes de dudosa
fiabilidad
En 1981, la Curia romana realizó un
inventario de grupos u organizaciones que, de una manera u otra, se
identificaban con la Orden del Temple. El resultado final deparó que existían
más de cuatrocientas asociaciones repartidas por todo el mundo. En los archivos
del Vaticano se han recibido al menos unas doscientas cincuenta peticiones de
restauración de la Orden del Temple provenientes de estos colectivos. La
mayoría presumen de ser los auténticos continuadores, descendientes directos de
la antigua orden medieval, asegurando poder mostrar, cuando llegue el momento,
los documentos que avalan sus derechos sucesorios.
Otros son mas humildes. Se limitan a
decir que su intención es recobrar el "espíritu" templario y se
imponen misiones como la caridad, la lucha contra la droga o cualquier otro
ideal digno de nobleza e idealizado espíritu caballeresco.
Existe, como en todas las facetas de la
vida, un tercer grupo compuesto por chantajistas, charlatanes y gentes sin
escrúpulos, dedicados a utilizar el nombre del Temple para asegurarse una buena
recaudación a costa de crédulos e incautos. De esta forma se dedican a expender
títulos y cargos, medallas y condecoraciones, de la forma más pomposa mientras
llenan sus bolsillos con el dinero de aquellos que esperan, de esta forma, ser
parte de lo que siempre han admirado. Podríamos añadir también en este grupo a
sectas satánicas y grupos neonazis que camuflan sus actividades bajo nombres
más o menos relacionados con los Caballeros Templarios.
En este apartado profundizaremos en el
primer grupo de los que hemos destacado:
aquellos que proclaman ser legítimos
descendientes de los verdaderos Templarios, pues es la intención investigar en
esas supuestas filiaciones y descubrir si alguna contiene ciertamente visos de
realidad. Así encontramos asociaciones con títulos como "Orden Soberana y
Militar del Templo de Jerusalén", "Ordo Militiae Crucis Templi",
"Círculo del Temple y del Santo Grial", "Tempelherren in Deutschland",
"Orden de los Nuevos Templarios" y un largo etcétera. Este legado es
especialmente poderoso en Francia, lo que no es de extrañar.
Antes de continuar debemos declarar que
existen, por supuesto, herederos "oficiales" de la Orden del Temple.
Cuando la orden fue disuelta por bula pontificia sus bienes fueron
mayoritariamente entregados a la Orden de San Juan de Jerusalén o Caballeros
Hospitalarios (hoy llamada Orden de Malta) y a las órdenes militares de la
Península Ibérica, como es el caso de la Orden de Montesa en España y la de
Cristo en Portugal, que fueron creadas expresamente para recibir a los
caballeros templarios que participaban en la Reconquista. En cualquier caso, no
se observa en estas órdenes ninguna de las "desviaciones" de las que
fueron acusados los Templarios ni tampoco haber mantenido ritos sospechosos de
susceptibilidad. Es posible, por otra parte, que estas órdenes no hubieran
recibido la herencia espiritual y los diversos secretos del Temple.
3.- Dos reivindicaciones muy extendidas
Entre las actuales tradiciones
neotemplarias, destacan dos por la aceptación que tienen y el interés que
muestran por ellas los especialistas en templarismo.
Una es la que defiende la "Orden
Soberana y Militar del Templo de Jerusalén", con una gran actividad en
todo el mundo, y que basa su legítimo legado en una carta de transmisión
fechada en 1324. Según este documento, Jacobo de Molay fue sucedido de forma
clandestina por un tal Jean-Marc Larménius y en él constarían las firmas de
todos los maestres del Temple que se habrían ido sucediendo en la sombra hasta
que en 1804 ocupó este elevado cargo Bernard Fabré-Palaprat.
Fabré-Palaprat, cuyas actividades
parecen haber sido facilitadas por el mismo Napoleón Bonaparte, dio a conocer
públicamente la asociación que presidía en una ceremonia llevada a cabo en 1808
en la Iglesia de San Pablo y San Antonio de París. Más que una Orden militar lo
que había creado era una iglesia inspirada en el evangelio de San Juan que se
oponía a la "Iglesia de Pedro", negaba la resurrección de Cristo y
algunos sacramentos. Para explicar su filiación, cuentan que Larmenius recogió
el testigo directamente de Jacobo de Molay y que tras pasar a la clandestinidad,
reorganizó la Orden del Temple tras condenar a los templarios disidentes.
Lamentablemente, la carta de
transmisión en la que se basan su reivindicación nunca ha podido ser estudiada
por investigadores independientes, por lo que una tesis bastante seria afirma
que se trata de una falsificación del siglo XVIII llevada a cabo por un
jesuita, por encargo del duque Felipe de Orleáns. Realmente no se puede dar una
opinión certera sobre este documento, ya que hasta que no sea facilitada a
historiadores e investigadores no podrá probarse su autenticidad, por lo que la
reivindicación de la Orden Soberana y Militar del Temple de Jerusalén se
quedará simplemente en eso. Esto no impide que sus miembros afirmen ser los
únicos en poder demostrar que descienden en línea directa de los Templarios.
La otra tradición a la que hacíamos
referencia, proviene también del siglo XVIII y defiende la supervivencia oculta
del Temple a partir del expreso deseo del último maestre de los Templarios. La
diferencia con la anterior teoría es que no conocemos a ninguna sociedad que se
haga eco actualmente de la propiedad de este legado.
Según cuenta la leyenda, Jacobo de
Molay habría hecho llamar unos días antes de morir a un hombre de confianza
para encargarle la misión de reorganizar la orden tras la supresión llevada a
cabo por el Papa. El elegido fue François de Beaujeu, sobrino del maestre que
precediera a De Molay en el cargo, Guillaume de Beaujeu. François debía
dirigirse a las tumbas de los maestres del Temple parisino y, justamente en el
sepulcro de su pariente, recoger un joyero que debía devolver al maestre
actual. Cumplida su misión, De Molay le encargó la reorganización del Temple y
le inició en los secretos de la Orden. Asimismo le entregó el joyero, que
contenía la reliquia más preciada de los Templarios: el dedo índice de la mano
derecha de Juan Bautista. Luego le reveló que en el mismo féretro donde había
encontrado el joyero se hallaban los documentos y anales secretos de la orden,
así como el tesoro templario.
François de Beaujeu convenció a Felipe "el Hermoso" de que le
permitiera acceder al cuerpo de Guillaume de Beaujeu para inhumarlo en el feudo
de la familia. El relato dice que de esta forma recuperó las riquezas y los
archivos. Luego reunió a otros ocho fieles caballeros y todos hicieron
confesión de propagar la Orden del Temple por todo el globo mientras se
pudieran encontrar en él nuevos arquitectos perfectos. Tras este juramento, la
orden se reorganizó en Aberdeen y, pasados varios siglos, dio lugar a las
primeras logias masónicas escocesas. Esto, es lo que cuenta la leyenda.
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