ENTRE LAS
ACUSACIONES PRESENTADAS CONTRA LA ORDEN DEL TEMPLE SE HACE REFERENCIA EN
REPETIDAS OCASIONES A UN ÍDOLO QUE OFRECÍA EL ASPECTO DE UNA CABEZA HUMANA CON
LARGAS BARBAS, A LA QUE LOS TEMPLARIOS VENERABAN EN SUS CAPÍTULOS, CONOCIDO POR
EL NOMBRE DE BAPHOMET. TANTO EN EL RELATO GRIÁLICO "PERLESVAUS",
COMO EN LA OBRA DE INSPIRACIÓN CISTERCIENSE "QUESTE DEL SAINT GRAAL",
QUE FORMABA PARTE DEL CICLO DE LA "VULGATA", COMPUESTO EN EL
MONASTERIO DE SAN BERNARDO EN CLARAVAL, HAY ECO DE ESTA IMAGEN MISTERIOSA.
¿PERO CONOCEREMOS ALGUNA VEZ, Y A CIENCIA CIERTA, SU SIGNIFICADO? ¿ERA BAPHOMET
EL DIABLO QUE NOS QUIERE HACER CREER LA TRADICIÓN? VEAMOS...
1.- El fin de la Orden del Temple
El viernes 13 de octubre de 1307 se
desarrolló la mayor operación policial de la Edad Media y, posiblemente, de la
toda la Historia. Felipe IV de Francia, apodado "el Hermoso", puso en
marcha una audaz maniobra que significaría el fin de una de las más grandes
órdenes de caballería de todos los tiempos: la Orden del Temple. Esa mañana, al
amanecer, prácticamente todos los edificios de Francia habitados por Templarios
fueron asaltados por las tropas del rey y sus ocupantes detenidos. La torre del
Temple de París y el Maestre templario eran los objetivos principales.
Sorprendentemente, los Templarios,
hábiles guerreros y feroces luchadores, no opusieron resistencia y se rindieron
de inmediato. El Rey había ganado la partida con más facilidad de la esperada.
Aunque más allá de las fronteras
francesas la situación distó mucho de ser parecida, la orden estaba decapitada.
Con los principales dirigentes en prisión, la posibilidad de reorganizarse y
defenderse se volvía prácticamente inviable. A partir de este momento dio
comienzo un controvertido proceso que duraría siete largos años. Muchos
templarios fueron enviados a la hoguera, y un número mayor torturados y
encerrados en lóbregas prisiones. El 18 de marzo de 1314 se juzgó a los cuatro
últimos dirigentes de la orden. Dos de ellos, de los cuales uno era el Maestre,
fueron quemados vivos y los otros dos condenados a cadena perpetua. Esto
representó el finiquito real de la Orden del Temple, aunque dos años antes
había dejado de existir oficialmente en un Concilio celebrado en Vienne. Se
encargó de ello el Papa Clemente V, mediante la bula Vox in excelso.
Los templarios fueron acusados de
muchísimos cargos divididos en 127 artículos. Entre ellos destacan los de
herejía, idolatría o sodomía. Se acusa a los Caballeros del Temple de renegar
de Jesús, de asegurar que es un falso profeta, de escupir sobre la cruz, de
adorar a ídolos, de entregarse a la homosexualidad y darse besos obscenos, de
omitir intencionadamente las palabras de consagración durante la misa y de todo
tipo de crímenes imaginables. La historia posterior ha debatido largamente
sobre la falsedad o veracidad de estas acusaciones, dando lugar a dos posturas
claramente enfrentadas. Una se decanta por la total inocencia de los acusados,
dando por sentado que toda la operación responde únicamente a la ambición y
codicia de Felipe IV, empeñado en destruir a la Orden del Temple y apoderarse
de sus innumerables bienes. La otra postura navega entre diversas opiniones,
desde que lo ven indicios inciertos de culpabilidad, a los que no dudan en
tachar a los templarios de cátaros, gnósticos o incluso satánicos,
desencadenando las más variadas fantasías.
Parece admitido que los procesos
judiciales llevados a cabo contra el Temple son nulos de pleno derecho,
ocasionalmente tergiversados y alevosamente parciales, incluso aquellos que
prescindieron de la tortura. Sin embargo no podemos olvidar que muchos
caballeros templarios confesaron sin coacción o amenazas de por medio. Hermanos
de muy distintos lugares, que no fueron torturados ni fue ejercida con ellos
violencia alguna, dieron confesiones similares.
¿Fue entonces todo ello una invención
de los inquisidores? No parece probable. Algo de cierto debe haber, ya que los
mismos templarios reconocieron algunos "excesos", sin que halla
trascendido exactamente el qué. Hoy en día, no podemos descartar la
homosexualidad como algo puramente fantasioso y ajeno a algunos miembros de una
Orden militar y estrictamente masculina sometidos al celibato y a un duro
régimen disciplinario, pero tampoco parece plausible que afectara a la totalidad
de la comunidad ni que fuera lo suficientemente grave para conllevar la
disolución de la organización.
Algunas de las acusaciones, como la de
escupir en la cruz o la renegación de Cristo, es posible que formaran parte de
algún ritual o ceremonia de iniciación. De hecho, así fueron descritas por
muchos de los templarios interrogados, quienes afirmaban hacerlo "de
palabra pero no de corazón". No parece factible que la Orden entera cayera
en la herejía, máxime cuando se trataba del mayor ejército de la Cristiandad,
al servicio del Papa y de la Iglesia.. Es un hecho bien conocido el que muchos
templarios, una vez capturados por los sarracenos, eran ejecutados por negarse
a renegar de su fe y abrazar el Islam.
Pudiera ser en todo caso, como apuntan
algunos historiadores, que se tratara únicamente de prácticas impuestas por un
núcleo secreto dentro de la orden, pero difícilmente que abarcara a todos sus
miembros, algunos de los cuales promulgaron su inocencia reiteradamente. Hemos
visto antes como los Templarios podrían haber amalgamado creencias paganas y
cristianas, dando lugar a una religión propia, pero la conclusión que sacamos
es que hacia el siglo XIV, lo que posiblemente alguna vez había sido un
componente iniciático habría dejado paso a una práctica carente de significado
real que los Templarios ya no eran capaces de asimilar, que llevaban a cabo sin
saber muy bien a que se correspondía esa simbología, y que la mayoría de los
caballeros mantenía una fe cristiana sincera y pura.
Mientras tanto, sería demasiado largo
exponer aquí, aunque fuera de forma somera, todos los hechos del proceso e
investigar la veracidad de todos los cargos de las acusaciones. Muchas son de
gran interés y merecerían un capítulo aparte cada una de ellas, pues su
investigación se presenta de una gran complejidad. Nos conformaremos pues con
profundizar en la que, a priori, parece más apasionante para la mayoría de los
investigadores que se ocupan de la causa templaria: la supuesta adoración por
los monjes-guerreros de un misterioso ídolo que ha pasado a la posterioridad
con el nombre de "Baphomet".
2.- El ídolo que nadie encontró
En dos artículos del acta de acusación
a la Orden del Temple encontramos que los templarios fueron acusados de adorar
a ídolos con forma de cabeza humana. Específicamente, en el artículo 47 del
Acta de Acusación, se menciona claramente: "En todas las provincias del
Temple hay ídolos, que son unas cabezas muy singulares. Algunas de estas
cuentan con tres caras, otras una sola, y unas terceras son una calavera [...]
Se postraban para adorar a un ídolo que consideraban su Dios, el Salvador que
vendría a brindarles el descanso eterno, asegurando que esa cabeza era capaz de
protegerlos de todo mal, que proporcionaría a la orden los mayores tesoros y
que podía conseguir que florecieran los árboles y que germinara el trigo en las
tierras más secas [...] Por lo general, los Templarios se ataban con cuerdas
esos ídolos al cuerpo, ocultos bajo sus camisas y en contacto permanente con la
piel. Sus preceptores les habían enseñado que debían llevarlos continuamente,
hasta cuando dormían por la noche"
Efectivamente, algunos templarios
testimoniaron acerca de este punto, sin embargo las diferentes descripciones
obtenidas nos hacen dudar de que se tratase de un solo ídolo, en el caso de que
realmente lo fuera. Así pues, durante los interrogatorios nos encontramos con
cabezas de madera o metal, barbudas o lampiñas, de terrible expresión o aspecto
benigno, de uno o varios rostros y de colores variados. Unos templarios dicen
haber oído hablar al ídolo, otros haber sido testigos de sus oráculos. Un
caballero cuenta que los hermanos lo cubrían de besos mientras se les decía:
"Adorad esta cabeza pues es vuestro Dios". Un templario de
Montpellier asegura que la cabeza estaba vinculada al diablo y que aparecía
algunas veces bajo la forma de un gato o de una mujer, y se dirigía a ellos.
Algunos afirman que hacía florecer los árboles y germinar las plantas... Lo que
parece claro es que la fantasía humana se acrecienta en sumo grado cuando es
amenazada por la llama de los leños apilados en una hoguera.
Pero... ¿eran los Templarios idólatras?
Aunque para algunos autores la idolatría sea simplemente una invento de los
inquisidores para asociar a los Templarios con los infieles, esta teoría se cae
por su propio peso, ya que los musulmanes no representan a Alá ni a su profeta
de forma alguna. Es más, según su concepción religiosa, son los cristianos los
idólatras al decorar sus iglesias con símbolos e imágenes del santoral.
Parece que fue un templario llamado
Gaucerant el primero que en su testimonio describió a ese ídolo misterioso como
una cabeza barbuda conformada in figuram baffometi, como si la expresión
"figura bafomética" fuese común y perfectamente conocida. Lo cierto
es que esa definición, de donde nace el nombre de "Baphomet", ha
hecho correr desde entonces ríos de tinta. Lo que no quiere decir que los
caballeros se refirieran a ella con esa denominación, o que incluso tuviera
nombre alguno. Pero, si los Templarios adoraban a una cabeza, y esta se trataba
de una figura "baphomética", ¿qué podía este término significar?
Antes de bucear en las diversas
opiniones al respecto, más o menos justificadas, se nos antoja necesario
disociar al baphomet descrito en los interrogatorios de las frecuentes figuras
en las que aparece representado como un diablo alado, con cuerpo de macho
cabrío y de sexo hermafrodita. Parece ser que esta absurda asociación con el
satanismo proviene de ocultistas de siglos pasados, basándose en tradiciones
renacentistas bastante alejadas de la realidad. Lo cierto es que en la gran
mayoría de los testimonios dados por los caballeros, solamente se nombra una
cabeza o cráneo, con ligeras variantes, y nada más que eso.
Ocho siglos después, el significado del
término sigue siendo desconocido a pesar del empeño, y la imaginación en
algunos casos, de los más versados investigadores. Así pues, encontramos
explicaciones que defienden que "baphomet" es una corrupción en
lengua occitana de Mahomet, es decir Mahoma, y que por tanto los Templarios
habrían abrazado el islamismo y adorado al profeta musulmán. Otras nos dicen
que proviene de los vocablos griegos Baphe y Meteos, que significan
"bautismo" y "adoración", por lo que el ídolo sería utilizado
en las ceremonias de iniciación de los caballeros. Hipótesis más audaces lo
traducen como "Padre del Templo", "Boca del Padre",
"Padre de la sabiduría" o afirman que podría tratarse de un compendio
de símbolos alquímicos.
Para estos últimos, el Baphomet era
simplemente la "Cabeza del Anciano", el Chokmak hebreo, que
quiere decir "sabiduría". La cábala lo identifica con el Adam Kadmon
u "hombre celestial", esencia suprema del creador y también llamado
"Cabeza de las Cabezas" y lo definen así: "El Anciano está
constituido por tres cabezas en una sola y tiene por atributo la sabiduría. La
Cabeza del Anciano tiene dos nombres: el Gran Rostro y, vista desde fuera, la
Pequeña Figura.
Tres letras han sido grabadas en la
cabeza de la Pequeña Figura, que corresponden a las tres mentes alojadas en
tres cráneos". Esto podría referirse a las tres letras madres del alfabeto
hebreo, que son los fundamentos de la cábala: Y H V. No hace falta ser muy perspicaz
para enlazarlas dando lugar a una palabra: Yahvé. Lo que se saca en
claro de todo esto es que los Templarios habrían tenido acceso a los secretos
de la cábala, a través de sus contactos con sectas judías, desarrollando un
conocimiento oculto, que quedaría reflejado en sus símbolos (como su sello) y
rituales.
Incluso se ha mantenido que los
Caballeros del Temple eran custodios de una importante reliquia denominada
"Madylion", que consistiría en una pieza de paño, doblada varias
veces y estirada sobre un marco de madera, ya que era considerada el sudario de
Cristo, que aparentemente había sido perdida para el mundo durante el asedio de
Constantinopla en 1204, y que sería la misma que hoy se guarda en la catedral
de Turín. Si esto fuese cierto, se explicaría la postración ante el Baphomet,
ya que este resultaría ser en realidad el rostro barbudo de Cristo, marcado por
las heridas de la corona de espinas. Los pliegues de la sábana solo dejarían
ver el rostro, de ahí que se le identificase como una "cabeza". La
verdad es que hay teorías para todos los gustos.
Otra interpretación ha querido ver en
esta palabra una asociación con Juan el Bautista, uno de los personajes más
venerados por los Templarios, que le rindieron un verdadero culto. Juan
Bautista fue decapitado por orden de Herodías y su cabeza enterrada en
Jerusalén. Esta cabeza, que según las leyendas habló varias veces revelando su
paradero, fue según la tradición encontrada en Constantinopla a principios del
siglo XIII y colocada en una bandeja, al igual que el Grial. ¿Y no son
conocidos, en las leyendas griálicas medievales, los Templarios como los
guardianes de este objeto sagrado cuyos poderes también hacía florecer los
árboles y germinar las plantas? Quizás el Baphomet de los Templarios era la
cabeza momificada de San Juan Bautista. Y quizás esta se trataba del Grial. De hecho
en varios sellos pertenecientes a la Orden del Temple aparece representada
dicha cabeza, barbuda y aterradora algunas veces, de perfil y sobre una bandeja
otras. Parece concordar bastante bien con las confesiones. Incluso si es cierto
que los Templarios que se establecieron en Tierra Santa entraron en contacto
con sectas como los mandeístas cristianos, quienes tenían a Juan, y no a Jesús,
por el Mesías esperado, se podría dar explicación a la expresión: "Adorad
esta cabeza pues es vuestro Dios".
Sin embargo, surge un problema. Según
las actas de acusación, los Templarios adoraban a la cabeza en todas las
provincias. Y es imposible que hubiera varias cabezas de San Juan, aparte de
que las descripciones no siempre son coincidentes. Busquemos pues una hipótesis
más.
Hemos hablado antes de que los indicios
que observamos nos hacen pensar que Templarios podrían haber llegado a un
concepto existencial que les llevase a concebir una religión muy diferente de
la que Roma defendía, y que significase la unión espiritual entre todos los
pueblos de la Tierra, con una única divinidad común a todos ellos. Puede que,
bajo este punto de vista, el Baphomet represente el esquema mental del Temple,
el modelo ideológico sobre el que se levantaba toda la ética templaria. No se
trataría de un Dios ni un ídolo, sino de un símbolo. Un símbolo sobre el que
concretar la ideología de la Orden para tenerla siempre presente. Al igual que
las vírgenes negras representaban a la diosa madre, las cabezas eran la forma
de expresar una nueva concepción del mundo, un camino sinárquico que englobase
a cristianos, judíos y musulmanes, sustituyendo las religiones por una nueva
que ampliase la primigenia con las demás creencias en un destino espiritual
conjunto.
Eso explicaría porque las cabezas, al
igual que también ocurre con las vírgenes negras, eran descritas con ligeras
variaciones entre las diferentes encomiendas templarias. Cada casa, hacienda o
castillo tendría su propio Baphomet, y este, tuviese la forma que tuviese,
barbado o lampiño, de madera o metal, mantendría el mismo significado para
todos, la misma idea de una sinarquía universal sobre la que fundar un mundo
nuevo para igualdad de todos los hombres. Pese a todo lo expuesto, un dato que
no debemos dejar pasar es que en los registros realizados de forma expresa en
las encomiendas templarias en busca del supuesto ídolo no se halló nada
parecido a lo que podría representar un baphomet.
Y eso que solo en Francia existían unas
dos mil haciendas pertenecientes a la Orden del Temple. Únicamente fue hallada
una bella cabeza de mujer, realizada en plata dorada, con una curiosa
inscripción grabada: "Caput LVIIIm" (Cabeza 58 m), que finalmente
resultó ser un relicario.
No existe ninguna sola prueba tangible
de supuestas adoraciones a ídolos o de la existencia de cráneos simbólicos.
Seguimos sin saber asimismo el significado exacto del término
"baphomético", utilizado en una de las descripciones y que dio origen
al nombre por el que es conocida la misteriosa cabeza. Solo tenemos los
indicios que nos deja entrever la oscura historia de esta apasionante sociedad
medieval. El enigma, como muchos otros de los que rodean a la Orden del
Temple, sigue abierto.
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