¿ENCONTRARON
LOS TEMPLARIOS EL ARCA DE LA ALIANZA QUE YAVHÉ ORDENÓ CONSTRUIR A MOISÉS EN EL
MONTE SINAÍ, Y QUE, SEGÚN LA TRADICIÓN, SE GUARDABA EN LOS SÓTANOS DEL TEMPLO
DE SALOMÓN EN JERUSALÉN?
Jerusalén. La sola mención de su nombre
evoca la leyenda, la historia, la pasión y el drama. Ciudad mágica por
excelencia, madre de las tres grandes religiones monoteístas, Jerusalén parece
destinada a ser un escenario de guerras y luchas, pero también a permanecer
inmune a todas ellas y ganar la eternidad.
Tres milenios atrás, Salomón, rey de
Israel, hijo de David, acometió la construcción de un templo ideado como el
último lugar de reposo del Arca de la Alianza, la misma que llevara Moisés en
su éxodo por el desierto. Su construcción ocupó a los hebreos entre siete y
trece años y la avanzada ingeniería desplegada recuerda a la tecnología
empleada en la Gran Pirámide de Gizeh. En la ornamentación del magnífico
monumento se estima que fueron empleadas 86 toneladas de oro, 126 de plata,
multitud de piedras preciosas, las más exquisitas maderas y los más suntuosos
materiales. Salomón consiguió que el edificio deslumbrara al contemplarlo.
Destruido por los persas, reconstruido
con autorización de Ciro II y engrandecido durante el reinado de Herodes, el
segundo Templo, inferior en tamaño al primero, es arrasado nuevamente por el
emperador romano Tito, quién ordena dejar como muestra del poderío de Roma solo
un muro en pie, el que en la actualidad conocemos como Muro de las
Lamentaciones. Muy cerca, en lo que otrora fue la explanada del Templo, se
alzan hoy en día dos mequitas. Una es la de Omar, de cúpula dorada, erguida
sobre la roca basáltica donde los musulmanes aseguran que Mahoma había apoyado
los pies al realizar el "viaje nocturno" de ascenso al Cielo, y que
la tradición hebrea relaciona con el lugar donde Abraham fue a cumplir con el
mandato divino de sacrificar a su hijo Isaac. Se sospecha que su ubicación es
precisamente la que correspondía al sancta santórum del antiguo templo, la sala
donde se guardaba el Arca. La otra es la mezquita blanca de Al-aqsa, construida
por el emperador Justiniano de Bizancio sobre las enormes caballerizas de
Salomón.
Alrededor del año 1118, tras la toma de
Jerusalén por los cruzados, 9 nobles caballeros comandados por Hugo de Payns y
por Godofredo de Saint-Omer, se dirigen al nuevo monarca de la Santa Ciudad,
Balduino II, con el pretexto de organizar una orden militar para la defensa de
los santos lugares y de los peregrinos. El rey cristiano accedió inmediatamente
a la petición y les concedió como residencia un ala de su palacio, situado en
la antigua mezquita del Al-aqsa. Debido a que esta, como hemos visto, estaba
situada en el Monte del Templo, la nueva milicia fue denominada "Pobres
caballeros de Cristo y del Templo del Rey Salomón". Habían nacido los
Templarios.
Al originarse la Orden del Temple
surgen con ella múltiples interrogantes, de las que nos vamos a ocupar a
continuación. Los Templarios fueron descaradamente favorecidos por los
gobernantes desde sus comienzos y lo seguirían siendo hasta el final de sus
días. No fueron la primera orden militar en fundarse en la región, pero es
necesario señalar que en aquellos tiempos era creencia general que la mezquita
blanca que les fue dada en propiedad correspondía al emplazamiento exacto del
templo salomónico. Hoy sabemos que este ocupaba una extensión mucho mayor, más
allá del Domo de la Roca o mezquita de Omar, que también fue utilizada por el Temple.
Cabe preguntarse que razón impulsó al rey Balduino a donar un alojamiento tan
inmenso a tan solo nueve hombres, a lo sumo treinta o cuarenta si incluimos
posibles escuderos y sirvientes, donde habrían podido cómodamente varios
millares, incluidas sus monturas.
Por otra parte, no consta que esta
recién fundada "policía de caminos" participase en ningún
enfrentamiento armado durante los primeros nueve años, tiempo en el que tampoco
admitieron a ningún nuevo miembro a mayores de los nueve fundadores. Esto
carece de lógica en una agrupación cuyo objetivo, a priori, era formar un
ejército permanente en Tierra Santa. ¿A que se dedicaron los primeros
Templarios en sus oscuros inicios?
2.- Tras las huellas del Arca
La mayoría de los autores coincide al
afirmar que los nueve fundadores, el nueve como veremos más adelante es un
número que preside los orígenes del Temple, realizaron excavaciones en el
subsuelo de la mezquita de Al-aqsa, en lo que habrían sido las cuadras reales.
¿Qué podían buscar allí los caballeros? Es lícito pensar que algo realmente
importante, pues como hemos visto, el no permitir la admisión de nuevos
ingresos en la recién creada Orden, parece significar que se trabajaba en
secreto, y que este debía ser guardado de las miradas ajenas. ¿Existe algún
indicio de lo que podría haber motivado semejante búsqueda? Para responder a
este cuestión debemos remontarnos a la Historia clásica.
La Biblia no es solo un libro de
religión. Es también un maravilloso libro de historia. Y la existencia del Arca
de la Alianza bajo el Templo de Salomón, se desprende de la historia misma.
Bajo la guía de Moisés, el Arca viajó con los hebreos desde el desierto del
Sinaí a Horma. Muerto Moisés, bajo la dirección de Josué, pasó el Jordán y
entró en Palestina. En tiempos de Samuel el arca fue capturada por los
filisteos y llevada a Ashod, a Gath y después a Ekron.
Espantados los filisteos por los
poderes del Arca, que provoca muertes y enfermedades, es devuelta a los
israelitas, quienes la guardan en Kirjath-Jearim, de donde David la hizo llevar
finalmente a Jerusalén. Salomón había de hacerla colocar en el sancta sanctórum
del Templo que mandó construir: "Entonces dijo Salomón: Yavé, has dicho
que habitarías en la oscuridad. Yo he edificado una casa para que sea tu morada,
en lugar de tu habitación para siempre" (Libro de los Reyes: I, 8-12, 13).
Después de esto, ninguna mención en los libros históricos, solamente leyendas.
La tradición hace referencia a la
multitud de objetos sagrados que se guardaban en el recinto del Templo. Aparte
de la mencionada Arca de la Alianza, este debió contener entre otros muchos
tesoros y objetos valiosísimos el Candelabro de Siete Brazos, llamado por los
judíos menorah, y la Mesa o Espejo de Salomón. De la propia estructura del
templo formaban parte dos columnas denominadas Jakim y Boaz, que según dicen
algunas fuentes, contendrían grabada en sus paredes información de capital
importancia. Pero mucho antes de que llegaran los Templarios el Templo ya había
sido saqueado en varias ocasiones. De la época del expolio de los persas, con
Nabucodonosor II, no se conserva ningún documento que haga referencia al
tesoro. Tampoco sabemos si este fue restituido por parte de Ciro II o si
permaneció escondido en Jerusalén todo ese tiempo. No se vuelve a tener ninguna
noticia hasta que Tito y sus legiones romanas arrasan la ciudad en el año 70
d.c., pero y aunque tampoco sabemos a ciencia cierta cual fue el botín que
logró en su saqueo, se menciona el traslado de la menorah y de la Mesa de
Salomón.
Sin embargo, existen indicios que nos
hacen pensar que el elemento más importante del tesoro del Templo, el Arca de
la Alianza, fue escondido por los hebreos en un refugio previsto en caso de
extrema necesidad. El sabio árabe Maimónides cita la existencia de una cueva
secreta bajo el primer Templo. Esta gruta, muy profunda, habría sido construida
por mandato del propio Salomón, quién pronosticando una futura destrucción del
Templo, decidió proveer de un escondite seguro para el Arca. Existe otra prueba
más de ese enterramiento. Los alimentos de las ofrendas entraban en contacto
con los rollos sagrados de la Torá, por lo que los sacerdotes no admitían que
aquellos fueran arrojados a la basura. Se creó, entonces, un cementerio de
objetos sagrados llamado guenizá, y una vieja tradición afirma que "cuando
el Arca fue enterrada, se llevó a la guenizá el recipiente que contenía el
maná, porque había tenido contacto con las Tablas de la Ley".
Habitarías en la oscuridad" había
dicho Salomón. Esta frase es significativa. Podemos por tanto deducir que el
rey hebreo se refería a un lugar oculto, a salvo de las miradas y los actos de
los hombres. Aunque no hubiera sido el propio Salomón, es seguro que en una
Jerusalén asediada, el Arca de la Alianza seria el primer objeto en ser ocultado
a los posibles vencedores. Cuando más de mil años después nueve caballeros
realizaron excavaciones secretas en los sótanos del antiguo Templo, no podemos
dejar de hacernos una pregunta: ¿buscaron los Templarios el Arca?
3.- Teoría de una conspiración
Antes de intentar dar respuesta a esta
cuestión, debemos plantearnos que pudo motivar una búsqueda semejante en pleno
siglo XII. Que pudo impulsar a nueve nobles cristianos a llevar acabo tan
extrañas tareas en el seno de la Ciudad Santa. Y las búsquedas apuntan
directamente a Francia y a la figura de dos hombres: Hugo, conde de Champaña y
San Bernardo de Claraval
Tras varios viajes a Tierra Santa entre
1104 y 1115, Hugo de Champaña mantiene contactos con el Abad de la Orden del
Cister, Esteban Harding, a quién le dona una tierra donde San Bernardo, quién
había entrado en la orden tres años antes, funda la abadía de Claraval. A
partir de este momento los cistercienses, con ayuda de rabinos judíos,
comienzan a estudiar minuciosamente textos sagrados hebreos. ¿Habría encontrado
el conde de Champaña documentos importantes en alguno de sus viajes? Tras ser
traducidos e interpretados, cabe la posibilidad de que se organizara una misión
de búsqueda en Jerusalén, para lo cual fuera necesario contar con un comando de
hombres devotos y leales. ¿Es absurdo creer en la existencia de una misión
altamente secreta en Tierra Santa? Veamos como van encajando las piezas de la
conspiración.
Hugo de Payns, el primer maestre de la
Orden del Temple, natural de la región de Troyes en La Champaña, pertenecía a
una familia noble y emparentada con la del conde Hugo, y era primo de San
Bernardo. Este, que se erigió en el gran valedor de los Templarios en Francia,
era a su vez sobrino de otro de los fundadores de la recién creada orden militar,
Andrés de Montbard. Como vemos, la relación no es casual. Se ha dicho que
durante los nueve primeros años los caballeros evitaron cuidadosamente que su
pequeña tropa aumentara. Ya hemos manifestado anteriormente que esto carecía de
toda lógica si su verdadero propósito fuera el de defender los caminos y los
Santos Lugares, pero los templarios rechazan cualquier compañía con la
excepción de la del conde Hugo de Champaña, alrededor de 1125 o 1126. La trama
empieza a tomar forma.
Se dice que Salomón fundó una
"Logia de Perfección" integrada por maestros, y que nueve caballeros
guardaban con sus espadas los nueve arcos que conducían a la Cripta Sagrada.
Nueve caballeros guardaban el Arca y otros nueve trataban de encontrarla. Nueve
elegidos que han sido designados para combatir a los infieles y sin embargo no
se batirán. Nueve hombres designados que se comportarán como monjes, castos y
sin posesiones, nada debe distraerles ni desviarles de su tarea. La misión está
por encima de todo.
Tan importante es el Arca?, y sobre
todo... ¿qué es el Arca? Por el Libro del Éxodo sabemos que el arca es un cofre
de madera de acacia, revestido de oro interior y exteriormente. Sus dimensiones
eran 1,35 metros de largo por 0.8 de alto y ancho, con cuatro querubines cuyas alas
se tocaban para formar el trono de Dios. Era tan sagrada que el sólo tocarla
provocaba la muerte repentina. Pero lo importante no es el Arca en sí, sino su
contenido: un recipiente con el maná, la vara de Aarón y sobre todo, las Tablas
de la Ley, grabadas en piedra. Las Tablas de la Ley es algo sumamente valioso
pues es fuente de saber y de poder, y ambos proceden de Dios. Se trata de una
"ley divina". Inscritos en ellas estaban las tablas del Testimonio,
la ecuación cósmica, la ley del número, medida y peso que la cábala permitiría
descifrar. Poseer las Tablas del Ley significa tener posibilidad de acceso al
conocimiento de la Ley que rige los mundos. Se comprende que Moisés no engañaba
al pueblo hebreo cuando le prometía dominio por las Tablas de la Ley. Se
empieza a comprender por qué Esteban de Harding y Bernardo de Claraval se
dedicaban en su abadía al estudio de los textos hebraicos traídos de Jerusalén
por Hugo de Champaña. Porque los textos hebreos son el tratado de lectura de
las piedras, pero estas si aún existen, se hallan en algún lugar bajo el Templo
de Salomón, y alguien tiene que ir a buscarlas. Y aquí entran en acción los
Templarios.
4.- Una misión culminada con éxito
Encontraron los Templarios el Arca? No
puede darse una respuesta sincera a esta cuestión. Sin embargo, algo ocurrió a
los nueve años, otra vez el nueve, de iniciada la misión: Hugo de Payns y otros
cinco Templarios regresan a Francia.
Según la historia oficial, en 1127
Balduino II, rey de Jerusalén, se halla en dificultades por falta de
combatientes y recurre a la ayuda del Papa. Desea enviar un mensaje de socorro
y pide al maestre templario que sea él su embajador ante el pontífice. Aquí
encontramos otra nueva incoherencia en las funciones de la Orden del Temple.
Hugo de Payns no era ni consejero ni mensajero del rey, sino que es el
cabecilla de una tropa militar creada expresamente para la defensa del nuevo
reino cristiano. Es cuando menos sospechoso que Balduino recurriera al
caballero templario para semejante misión, en vez de encomendársela a uno de
sus embajadores, o en ausencia de estos, a cualquier otro noble de confianza no
asentado de forma permanente en Tierra Santa que después de cumplir su voto de
cruzada retornase a su hogar, algo muy común en la época. Pero el rey envía al
maestre templario y este parte con seis de sus nueve caballeros, abandonando
sus deberes en Ultramar. La lógica no funciona, algo sigue fallando en el
planteamiento. A menos que... podemos pensar, a menos que Balduino II
aprovechase un viaje expreso de los miembros del Temple para encomendarles la
tarea. Un viaje que podemos suponer, debió realizarse acatando un plan
establecido desde el otro lado, posiblemente por San Bernardo. Los caballeros
habían tenido éxito en su misión y debían volver a occidente.
Esta afirmación no se hace a la ligera.
A partir de ese momento van a darse grandes cambios que van a afectar a la
Orden del Temple y a toda Europa, pero el propio San Bernardo nos da una pista
que apoya nuestras suposiciones. Lo primero que hizo fue gestionar a favor de
su pariente Hugo de Payns y los Templarios que le acompañaban, una acogida
positiva y cordial por parte del Papa Honorio II, a quien los fundadores del
Temple estaban a punto de visitar en Roma.
De acuerdo con la propuesta de
Bernardo, en la primavera de 1228, se celebró un concilio extraordinario en
Troyes. Los caballeros hasta ese momento, aunque acogidos a la regla monástica
de San Agustín, eran laicos, pero tras el Concilio de Troyes los Templarios se
convierten en verdaderos monjes, integrantes de una orden religiosa plena y no
de una simple agrupación de caballeros. Además, se encarga al Abad de Claraval
que redacte para una Regla original para la nueva Orden del Temple, y San
Bernardo escribe: "La obra se ha llevado a cabo con ayuda de Nós. Y los
caballeros han sido convocados en la Marca de Francia y de borgoña, es decir,
en Champaña, bajo la protección del conde de Champaña, allí donde pueden
tomarse todo tipo de precauciones contra la injerencia de los poderes públicos
o eclesiásticos; allí donde, en esta época, se puede asegurar del mejor modo
posible un secreto, una custodia, un escondite".
La obra se ha llevado a cabo. Los
caballeros han sido convocados. Un secreto. Un secreto que hemos realizado
"Nós", es decir, él y sus caballeros, "bajo la protección del
conde de Champaña". Como ya se dejó entrever, tres años antes, Hugo de
Champaña, uno de los más grandes señores feudales de Francia, había abandonado
sus tierras y repudiado a su mujer e hijos para unirse a la Orden. Las piezas
del puzzle empiezan a encajar.
5.- Chartres: un secreto grabado en la
piedra
A partir de 1130, en Europa irrumpe el
estilo gótico. El gótico no es una evolución del románico, aparece de repente y
casi siempre en las abadías cistercienses. Si el románico llega a su plenitud
después de múltiples mejoramientos a partir del estilo romano y bizantino, el
gótico surge de golpe, completo y total. Aparece después de la primera cruzada
y especialmente tras el retorno de los Caballeros Templarios con su secreto. ¿Un
secreto concerniente a la utilización sagrada, y por así decirlo mágica, de la
arquitectura?
Ya hemos mencionado antes lo que
contenían las Piedras de la Ley. La misma clave numérica que fue utilizada en
la construcción de la Gran Pirámide y del Templo de Salomón. No hace falta
recordar que Moisés vino de Egipto. Toda la cultura egipcia estaba concentrada
en los sacerdotes y él era uno de ellos, así que fue instruido en toda la
ciencia de los faraones. En la Europa medieval, y durante aproximadamente ciento
cincuenta años, la aplicación de este conocimiento arquitectónico va a
manifestarse en la construcción de las grandes catedrales. Y es en una de
ellas, Chartres, muy cerca de París, donde encontramos una nueva referencia al
Arca de la Alianza. Ni que decir tiene que la catedral de Chartres es de estilo
gótico, y de origen, evidentemente, templario.
El pórtico norte de dicha catedral se
llama "pórtico de los iniciados". En él se hallan dos columnas
esculpidas. En una de ellas se observa un arca que es transportada por una
carreta de bueyes y en la otra podemos ver como un hombre cubre el arca con un
velo, rodeado por un montón de cadáveres entre los que destaca un caballero en
cota de malla. Las dos columnas, justo debajo de las representaciones, conforman
una controvertida leyenda "Hic amititur Archa cederis".
Decimos controvertida porque la
expresión tal y como está grabada no existe en latín, lo cual es realmente
extraño, pero sorprendentemente el único texto plausible, que sería "Hic
amittitur Archa foederis", se traduce como "En este lugar se oculta
el arca de la alianza". Parece mucha casualidad como para pensar que no
hay algo de verdad en todo esto.
El gótico no es solo una innovación
técnica. No se trata únicamente de la construcción de templos sino de la del
Templo. Para una expansión equivalente a la que tuvo se requiere una ciencia
mas elevada que el cálculo de estructuras.
Sería largo de explicar las diferencias
del gótico respecto de estilos anteriores, pero mientras el románico dirige sus
fuerzas hacia abajo el gótico las impulsa hacia arriba, pues la bóveda no pesa
sobre los muros, sino que estos la empujan hacia arriba. Esta ojiva, sometida a
presión, se transforma en una instrumento de música, en una caja de resonancia
que aprovecha las corrientes telúricas sobre las que los constructores elevaban
las catedrales y actúa sobre el hombre. La catedral gótica es lo más parecido a
un acumulador de energía y bajo su bóveda el hombre se endereza, se pone en
pie.
Se hace necesario un conocimiento de
las leyes de los números, de las leyes de la materia, del espíritu, para que
actúe de esa forma sobre los hombres, tanto a nivel físico como psíquico. ¿No
fue acaso San Bernardo quien dijo aquello de "Dios es longitud, anchura,
altura y profundidad"? Ese saber, que se hallaba en las Tablas de la Ley,
fue sin duda utilizado.
Aparte de la Catedral francesa, merece
un puesto de honor la Abadía de Rosslyn, en Escocia, cercana a Edimburgo.
Después de la disolución de la Orden
del Temple, entre 1307 y 1314, muchos de los supervivientes se trasladaron a
Escocia, y Rosslyn fue el ultimo reducto templario. Algunos eminentes
investigadores sospechan que podría ser el emplazamiento definitivo del Arca de
la Alianza que los Templarios habrían llevado y escondido allí, junto con sus
otros tesoros, nunca hallados.
Como puede verse, todo en los Templarios en un continuo enigma. Enigmas
que, en muchas ocasiones, se remontan a la noche más remota de los Tiempos.
Antiguos dioses de otras religiones, ancestrales ritos perdidos, milenarios
objetos sagrados, alquimia, brujería... en todo ello aparecen mezclados los
Pobres Caballeros de Cristo. Puede que todo sean simples fantasías, pero no podemos
dejar de preguntarnos, ¿A qué oculto conocimiento tuvieron acceso los
Templarios? ¿Hasta dónde abarcaba su saber? Puede que algún día lo sepamos,
mientras tanto, debemos contentarnos con lo que nos cuentan las leyendas.
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