CAPITULO XI
RITMO
"Todo fluye y refluye,
todo asciende y desciende; la oscilación pendular se manifiesta en
todas las cosas; la medida del movimiento hacia la derecha es la
misma que el de la
oscilación a la izquierda;
el Ritmo es la compensación."
EL KYBALION.
El Quinto Gran Principio Hermético - El Principio del Ritmo -
encierra la verdad de que en todos se manifiesta una oscilación medida,
movimiento de ida y vuelta, un flujo y reflujo, un movimiento semejante al del
péndulo, una marea con suba y baja, manifestándose siempre entre los dos polos
los planos físico, mental y espiritual. El principio del Ritmo está
estrechamente relacionado con el principio de polaridad, descripto en el
capítulo anterior. El ritmo se manifiesta entre los dos polos establecidos por
el principio de polaridad. Esto no significa, sin embargo, que la oscilación
rítmica vaya hasta los extremos de cada polo, pues esto sucede rarísimas veces.
En realidad, es muy difícil establecer los opuestos polares extremos en la
mayoría de los casos.
Pero
la oscilación es siempre "hacia" un polo primero, y después
"hacia" el otro.
Siempre hay una acción y una reacción, un avance y un retroceso,
una elevación y una caída, manifestándose en todas las cosas y fenómenos del
universo. Moles, mundos, hombres, animales, vegetales, minerales, energías,
fuerzas, mente, y materia, y hasta el mismo espíritu manifiestan este
principio. El principio se manifiesta en la creación y destrucción de los
mundos, en la elevación y caída de las naciones, en la historia de la vida de
todas las cosas y, finalmente, en los estados mentales del hombre.
Empezando por las manifestaciones del Espíritu - el TODO -se verá
que siempre hay una Emanación, seguida de Absorción, "la respiración y la
aspiración de Brahm", según dicen los brahmines. Los universos se crean,
alcanzan el punto más bajo de maternidad y entonces comienzan la oscilación de
vuelta. Los soles nacen, alcanzan la cumbre de su poder, empieza el progreso de
su retrogresión y después de eones sin cuento se convierten en muertas masas de
materia, esperando otro impulso que imparta en ellos nuevas energías internas y
que los lleve a un nuevo ciclo de vida solar. Y así sucede con todos los
mundos: nacen, crecen y mueren, sólo para renacer de nuevo. E igualmente sucede
con todas las cosas de cuerpo o forma: oscilan de la acción a la reacción, del
nacimiento a la muerte, de la actividad a la inactividad, y de nuevo comienza
el ciclo. Lo mismo pasa con todos los grandes movimientos filosóficos, credos
de cualquier clase, gobiernos, naciones, etc.: nacen, crecen, llegan a su
madurez, decaen, mueren, sólo para renacer de nuevo.
La oscilación pendular es evidente por doquiera.
La noche sigue al día y el día a la noche. El péndulo oscila del
verano al invierno y de éste a aquél. Los corpúsculos, átomos y moléculas y
todas las masas de materia, oscilan en torno del círculo que corresponde a su
naturaleza. No hay tal reposo absoluto o cesación de movimiento. Todo
movimiento participa del Ritmo. Este principio es de aplicación universal.
Puede ser aplicado a cualquier cuestión o fenómeno de las muchas fases de la
vida. Puede aplicarse a todas las fases de la humana actividad. Siempre existe
la oscilación rítmica de un polo a otro. El Péndulo Universal está siempre en
movimiento. Las mareas de la vida fluyen y refluyen de acuerdo con la Ley.
La ciencia moderna reconoce el principio del Ritmo, y lo
considera de aplicación universal en cuanto se refiere a las cosas materiales.
Pero los herméticos llevan el principio mucho más allá y saben que sus
manifestaciones se extienden a las actividades mentales del hombre, y que él
solo explica la gran sucesión de sus modalidades, sentimientos y otros cambios
contundentes que notamos en nosotros mismos. Pero los herméticos, al estudiar
la operación de este principio, han descubierto el modo de substraerse a las
actividades mediante la Transmutación.
Los Maestros Herméticos descubrieron que en tanto que el
principio del Ritmo era invariable, y evidente en todos los fenómenos mentales,
había dos planos de manifestación en lo que a los fenómenos mentales concernía.
Descubrieron que había dos planos generales de conciencia, el Inferior y el
Superior, y este descubrimiento les permitió elevarse al plano superior,
escapando a la oscilación del péndulo rítmico, que se manifestaba en el plano
inferior. En otras palabras, la oscilación del péndulo se produce en el plano
inconsciente y la conciencia no queda, por consiguiente, afectada. A esta ley
la llamaron la Ley de la Neutralización. Su operación consiste en elevar al Ego
sobre las vibraciones del plano inconsciente de la actividad mental, de manera
que la oscilación negativa del péndulo no se manifieste en la conciencia y no
quede uno afectado por ella. Es lo mismo que levantarse por encima de una cosa
y dejar que pase esta por debajo de uno. El instructor o discípulo hermético se
polariza a sí mismo en el polo requerido, y por un procedimiento semejante a
"rehusar" el participar en la oscilación retrógrada, o si se
prefiere, "negando" su influencia sobre él, se mantiene firmemente en
su posición polarizada, y permite al péndulo mental oscilar hacia atrás en el
plano inconsciente. Todo hombre, que en mayor o menor grado, ha adquirido
cierto dominio de sí mismo, realiza esto más o menos conscientemente, impidiendo
que sus modalidades o estados mentales negativos lo afecten, mediante la
aplicación de la ley de la neutralización. El maestro, sin embargo, lleva esto
hasta un grado muchísimo mayor de eficacia y proficiencia, y, mediante su
voluntad, llega a un grado de equilibrio e inflexibilidad mental casi imposible
de concebir por aquellos que se dejan llevar y traer por el péndulo mental de
sus sentimientos y modalidades.
Todo
pensador apreciará debidamente la gran importancia del asunto con solo
considerar lo esclavo que, en su mayoría, la gente es de su propio estado de
ánimo, sentimientos y emociones y el poco dominio de sí mismo que tienen. A
poco que se medite el asunto se comprenderá cuanto nos han afectado en nuestra
vida esas oscilaciones del ritmo; como a un período de entusiasmo ha seguido un
correspondiente período de depresión.
Igualmente, tenemos períodos de valor, que son seguidos de
períodos de desaliento y miedo. Y así sucede con todos o la mayoría por lo
menos: marea de sentimientos y emociones se elevan y caen, pero nunca sospechan
la causa de ese fenómeno. Si se comprende la operación de este principio, se
obtendrá la clave para dominar esas oscilaciones y uno podrá conocerse a sí
mismo mucho mejor, evitando además el dejarse llevar por esos flujos y
reflujos. La voluntad es muy superior a la manifestación consciente de este
principio, por más que el principio mismo nunca puede ser destruido. Podremos
sustraernos a sus efectos, pero, no obstante, el principio obrará. El péndulo
siempre oscila, si bien podemos evitar el ser arrastrados por su oscilación.
Existen, además, otras
particularidades en la operación de este Principio del Ritmo, de las que vamos
a hablar ahora. Dentro de su operación entra lo que se conoce como ley de
compensación. Una de las definiciones o significados de la palabra compensación
es "contrabalancear", "equilibrar", y en este sentido se
emplea dicho término en la Filosofía Hermética. A esta ley de compensación se
refiere "El Kybalión" cuando dice: "La medida de la oscilación
hacia la derecha es la misma que la de la oscilación a la izquierda; el ritmo
es la compensación".
La
ley de compensación es la que hace que la oscilación en una dirección determine
otra oscilación en sentido contrario, y así se equilibran mutuamente. En el
Plano Físico vemos muchos ejemplos de esta ley. El péndulo de un reloj oscila
hasta cierto punto hacia la derecha y de allí vuelve a oscilar hacia la
izquierda otro tanto. Las estaciones se equilibran unas a otras de la misma
manera. Las mareas obedecen a la misma ley. Y la misma ley se manifiesta en
todos los fenómenos del Ritmo. El péndulo que solo hace una oscilación corta
hacia la derecha, hace otra oscilación corta hacia la izquierda. Si la
oscilación hacia la derecha es grande, la oscilación hacia la izquierda lo es
igualmente, un objeto cualquiera arrojado hacia arriba, tiene que recorrer
exactamente el mismo camino de vuelta. La fuerza con que se lanza un proyectil
hacia arriba se reproduce cuando el proyectil vuelve a la tierra. Esta ley es constante
en el Plano Físico, como cualquier referencia a la mayor autoridad científica
lo corroborará.
Pero el hermético lo lleva aun más allá. Y afirma que los estados
mentales están sujetos a la misma ley. El hombre capaz de gozar agudamente, es
también capaz de sufrir en igual grado. El que solo es capaz de escaso dolor,
tampoco puede gozar más que escaso placer. El cerdo sufre mentalmente muy poco;
pero, en cambio, tampoco puede gozar gran cosa: está compensado. Por otra
parte, hay animales que gozan extraordinariamente, pero también su sistema
nervioso y temperamento los hacen sufrir extremos grados de dolor. Igualmente
sucede con el hombre. Hay temperamentos que solo son capaces de muy poco goce,
pero entonces solo existe, como compensación, una capacidad para soportar muy
poco dolor, en tanto que otros hombres pueden gozar intensamente sufren en
igual grado. La regla es que la capacidad para el placer y el dolor en cada
individuo está equilibrada. La ley de compensación opera ampliamente aquí
también.
Pero el hermético va más allá aun en esta materia, y afirma que
antes de que uno pueda gozar de cierto grado de placer es necesario que haya
oscilado proporcionalmente otro tanto hacia el otro polo del sentimiento o
sensación. El negativo en esta materia precede al positivo; es decir, que al
experimentar cierto grado de placer no se seguirá que "haya que
pagarlo" con un correspondiente grado de dolor; por el contrario, el
placer es la oscilación rítmica, de acuerdo con la ley de compensación, originada
por un grado de dolor experimentado previamente, bien en la vida actual o en
encarnaciones anteriores. Y esto arroja una nueva luz sobre el problema del
dolor.
Los herméticos consideran la cadena de vidas como continua, como
simples puertas de una sola vida del individuo, de suerte que la oscilación
rítmica es considerada en esta forma, mientras que no tendría significado
alguno si no se admitiera la doctrina de la reencarnación.
Pero,
además, el hermético sostiene que el maestro o el discípulo avanzado es capaz,
en grado superlativo, de rehuir la oscilación hacia el dolor, realizando el
proceso de neutralización a que aludiéramos anteriormente. Ascendiendo al plano
superior del Ego, se evitan muchas de las experiencias que llegan a los que
habitan en planos inferiores.
La ley de compensación desempeña una parte importante en la vida de los
hombres, pues se verá que uno generalmente paga el precio de lo que tiene o le
falta. Si se posee una cosa, falta otra, y así se equilibra la balanza. Nadie
puede guardarse su centavo y tener al mismo tiempo la torta, todo tiene su lado
agradable y desagradable. Las cosas que uno obtiene siempre las paga con las
que pierde. El rico posee mucho de lo que al pobre le falta, mientras que el
pobre posee cosas que frecuentemente están fuera del alcance del rico. El
millonario que gusta de los festines, y que tiene la fortuna necesaria para
satisfacer sus deseos y asegurarse la satisfacción de su gula, carece del
apetito necesario para gustarlos, y envidia el apetito y la digestión del
obrero a quien le falta la fortuna y la inclinación del millonario, gozando más
de su sencillo alimento que el millonario sin apetito y con el estómago
arruinado. Y así sucede con todo en la vida. La ley de compensación está
siempre obrando, equilibrando y contrabalanceando las cosas continuamente, en
la sucesión del tiempo, aunque la oscilación del ritmo tarde vidas enteras.
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