A finales del siglo XVIII la
sociedad va cambiando. El sentido de la decencia en aquella época, nos parece
extraño, para ellos dejar a una monja medio desnuda mostrando sus senos, estaba
de acuerdo con los cánones del arte clásico. En este período se ha pasado del
puritanismo al liberalismo, llegando incluso al sadismo, si bien los límites
del respeto no habían sido traspasados, se notaba en el aire un cierto
anticlericalismo. Hay una mezcla entre dulzura, seguridad, insipidez y
teatralidad. Dando lugar a fuertes y grandes cambios.
Esta muestra ha sido incluida
porque nos da una imagen de la época. La tortura aquí, denota una cierta
nostalgia, igual que lo hacen los juegos de guerra de los niños o las estatuas
de héroes patrióticos.
Carretilla de los trabajadores
forzados.
Los condenados a trabajos
forzados pasaban años, a veces una vida entera, encadenados a una carretilla,
de día y de noche, bajo el calor o el frío. La vida de estos condenados era
breve.
El cepo o brete austriaco,
probablemente del S. XVIII.
El Cepo, era un método más que de
muerte, de castigo por delitos de robo, disturbios o pendencias; aunque en un
momento dado se podía tener expuesta a la víctima hasta la muerte, si así se
decidía por la corte de justicia.
También fue utilizado como método
de tortura para conseguir una confesión en las mazmorras de castillos, palacios
de justicia o cárceles inquisitoriales.
La víctima con las manos y pies
aprisionados en las aberturas correspondientes, era de esta manera expuesta en
la plaza pública, donde la chusma, en el mejor de los casos le provocaba,
abofeteaba y embadurnaba con heces y orina, sustancias procedentes de orinales
y pozos ciegos que se le emplastaban en boca, orejas, nariz y pelo; pero en
muchas ocasiones era también golpeada, lapidada, quemada, lacerada e incluso
gravemente mutilada. También las incesantes cosquillas en las plantas de los
pies y en los costados llegaban a convertirse en una tortura insoportable. Sólo
los transgresores más inocuos, podían esperar librarse con no más de unos pocos
cardenales.
Los grilletes.
Los grilletes han sido utilizados
desde época antigua. Según diversas fuentes, ya los egipcios conocían las
cadenas y las utilizaban para engrilletar a los esclavos y a los reos de delitos
de cualquier índole. En las mazmorras medievales era muy habitual tener
colgados de brazos o muñecas a los presos, por medio de unas cadenas adosadas
al muro, finalizadas en argollas. Las víctimas podían permanecer de esta manera
durante tiempo indefinido, provocando a corto plazo, inmensos dolores,
calambres y luxaciones; y a largo plazo, la invalidez total de las extremidades
superiores e inferiores.
El cepo chino
Este instrumento consiste en una caja, generalmente de
madera, en la cual se colocaban los pies del torturado. La labor del verdugo
era dar vueltas a una manivela que, utilizando los principios básicos de la
prensa y el tornillo, podía provocar la trituración de los pies.
La cigüeña o la hija del
basurero, en Europa en general (1500 a 1650)
Es un instrumento de tortura bastante eficaz, pues puede
utilizarse durante mucho tiempo sin causar la muerte de la víctima, pero
ocasionándole un dolor muy agudo. Su principal función es la de inmovilizar a
la víctima.
La Cigüeña, en sí, es un aparato
hecho de hierro que sujetaba al condenado por cuello, manos y tobillo, y lo
sometía a una posición incomodísima, aunque a primera vista parezca únicamente
otro método de inmovilización o de constricción, no más temible que millares de
artilugios más o menos similares, la "cigüeña" provoca en la víctima,
a menudo ya, a los pocos minutos, fuertes calambres: primero de los músculos
abdominales y rectales, y luego de los pectorales, cervicales y de las
extremidades; calambres que con el paso de las horas conducen a una única,
continua y atroz agonía sobre todo, parece ser, en el abdomen y recto. En tal
situación la víctima puede ser golpeada, pateada, quemada y mutilada a placer.
Un ejemplar en la Torre de
Londres, se conoce como la "scavenger's daughter" - la hija del
basurero - término cuyo origen se desconoce. La palabra italiana cicogna,
"cigüeña", usada para describir este instrumento, es citada por
Muratori, quien la atribuye a archivos judiciales venecianos e inquisitoriales
romanos y milaneses del período 1550-1650.
El cilicio de pinchos, español o
francés, finales del S. XVIII a S. XIX.
Los instrumentos provistos de
pinchos en su interior eran y en determinados ambientes, aún lo son,
predilectos de religiosos auto mortificantes. Naturalmente, los mismos
instrumentos servían también para la tortura inquisitorial y punitiva.
Un sencillo cinturón hecho de malla de alambre espinoso con casi 220
puntas de hierro dirigidas hacia dentro, no es más que uno de los numerosos
ingenios conocidos entre los que han llegado a nuestros días y de muchas
fuentes iconográficas. Ceñido en torno a la víctima, rápidamente hiere v lacera
la carne con cada pequeño movimiento, con cada respiración; luego sobreviene la
infección, la putrefacción y la gangrena.
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