Lilith osó decidir sobre su
placer, sobre su sexo rojo.
Lilith osó pensar que tenía los
mismos derechos que Adán, el primero de los hombres.
Lilith, madre oscura, osó pensar
que tenía derecho a la voz y a la palabra, derecho al logos divino, al nombre
de Dios.
Ella dispuso de la palabra, de su
cuerpo y vivió o vive de acuerdo a sí misma, lejos de las obras de los hombres,
lejos de sus ciudades, aunque todavía regresa a ellos, a los que sueñan; a unos
les proporciona placer y de otros toma su sangre en medio de atroces
pesadillas.
Ella pronunció lo impronunciable.
Para liberarse del abrazo de Adán, que deseaba poseerla, exclamó a los cuatro
vientos, la palabra secreta, la voz que revela el rostro del Señor, y por medio
de este poder, voló lejos del primer hombre. Se desterró al desierto, pero por
voluntad propia, y eso, la recompenso con la inmortalidad, pues ella no fue
condenada junto a Adán por el robo de la fruta del conocimiento.
De este modo, ella representa la
explosión que liberó los límites del mundo de la imaginación y del
conocimiento, poniendo en escena el lado oscuro de la Creación. Con su paso por
los siglos y las culturas se libera la esencia oscura con la que comienzan y
terminan los sueños y los deseos.
Las leyendas cuentan que cuando
Adán y Eva fueron expulsados del paraíso, Adán la buscó y ella salía del fondo
del mar para encontrarse con él en sus sueños. También se dice que la verdadera
razón de la enemistad entre Caín y Abel fue el deseo de ambos por poseer a
Lilith.
El Bereshit -el equivalente al
Pentáteuco cristiano-, como en otros mitos del origen, con la primera creación
de Dios o del ser o seres creadores, y era el resultado de una unión absoluta y
armoniosa de los géneros conocidos en uno: el Andrógino. Un ser completo y
perfecto en sí mismo, poseedor de ambos sexos y de una gran sabiduría, inferior
sólo a la de su creador.
Este ser es conocido en la
mitología hebrea como el Adam Kadmon, hombre prototípico y primordial (Gen.
1:26 “Dijo Elohim: Hagamos al ser humano a nuestra imagen como a nuestra
apariencia”, Gen 1:27 “Creó Elohim al ser humano a su imagen, a la imagen de
Elohim lo creó: Macho y hembra”.)
Para los textos hebreos como el
Ma’aseh Bereshit -relato de la creación y una especulación mística-, Adam
Kadmon es el resumen de lo cósmico y está en perfecta armonía entre lo femenino
y masculino.
En el Bereshit Erubin se menciona a un ser con un rostro masculino que miraba hacia delante y uno femenino que miraba hacia atrás, unidos por la espalda. Como la circunstancia entorpecía la capacidad de movimiento y dificultaba la conversación, fue dividió por la divinidad y dio a cada mitad una nueva espalda.
En el Bereshit Erubin se menciona a un ser con un rostro masculino que miraba hacia delante y uno femenino que miraba hacia atrás, unidos por la espalda. Como la circunstancia entorpecía la capacidad de movimiento y dificultaba la conversación, fue dividió por la divinidad y dio a cada mitad una nueva espalda.
Esta división hace que la
humanidad descienda a una especie de infrahumanidad. Ahora los hombres y las
mujeres estaban separados y no podía acceder a los sephirot ni a los planos
superiores de la creación, y muchos autores cabalísticos afirman que la misión
de la humanidad es reconstruir al Kadmon original.
La creación de este Adam Kadmon
es reemplazada por Adán, que es creado el sexto día, luego de dar nombre a los
animales de la creación.
En el Bereshit Yebamot se explica
que, luego que Adan viera desfilar a las parejas de animales y todos los seres
vivientes, sintió celos de su amor y, aunque intentó copular con cada hembra
por turnos, no encontró satisfacción en el acto. “Todas las criaturas menos yo
tienen la pareja apropiada”, rogó a Dios.
Las prácticas zoofílicas son
comunes entre los pastores de medio oriente de aquellos tiempos y figuran unas
tres veces en el Pentateuco. Un antecedente se podría encontrar en el Poema de
Gilgamesh, donde se relata que Enkidu (un hombre-bestia) vivía con gacelas y se
codeaba con otras bestias salvajes, hasta que, en el abrevadero, la sacerdotisa
Aruru cohabitó con él durante siete días y seis noches.
Según el Yalqut Reubeni, “Dios
creó entonces a Lilith, la primera mujer, del mismo modo que había creado a
Adán, aunque utilizó inmundicia y sedimento en lugar de polvo puro” y continúa:
“De la unión de Adán con este demonio-hembra, y con otro como él llamado Naamá,
hermana de Tubal Caín, nacieron Asmodeo e innumerables demonios que todavía
atormentan a la humanidad”.
En la demonología hebrea
aparecen, entonces, los espíritus o Ruchot, las pestes o Masqim y los
destructores Chabalim. A todos se los puede englobar dentro de los Shedim, un
término derivado del arameo Shida, significa “demonios”. Pero los Shedim tienen
una doble naturaleza: pueden ser benevolentes e incluso ayudar a la actividad
humana, pero casi siempre son causa de problemas. Y casi todos son de género
masculino.
Lilith fue perdiendo ciertas
características en la tradición hebrea Las ideas de los sacerdotes fueron
deslavando el origen divino y la fuerza sobrenatural de lilith hasta
convertirla en un simple demonio-hembra que perseguía a los hombres promiscuos.
En la zona de Mesopotamia
existieron ciudades-estado mucho antes de que los hebreos comenzarán a formarse
como cultura. Gran parte de sus leyendas, mitos y cultura provienen de ese
lugar.
En Babilonia existían los demonios-hembras,
ellas estaban presentes en los nacimientos y, durante los trabajos de parto,
trataban de herir o atacar directamente a la madre, con el fin de robar al
recién nacido para luego matarlo.
En los textos se señala que
Labartú , demonio-hembra que vive en las montañas o en las riberas de los ríos,
su apariencia es espantosa, con cabeza y cara de león embravecido y piel blanca
como arcilla. Gruñe como león y aúlla como chacal. De esencia salvaje y
despiadada, su sola presencia significa destrucción. Los encantamientos que
usaban para protegerse de ella hablaban de la destrucción como su naturaleza
profunda.
Labartú en asirio, Dimme en
sumerio y Lamashtú en acadio, dará origen a la Lamia griega, animal fabuloso,
de naturaleza aterradora, y que fue emparentada con Lilith por los monjes
medievales.
Según la mitología griega, Lamia
fue amante de Zeus, con quien tuvo una prolífica descendencia hasta que la
celosa Hera mató a todos sus hijos, menos a Esquila. Lamia perdió su belleza y,
en venganza por su prole asesinada, secuestra a los recién nacidos. Tiene
cuerpo de reptil y la cabeza de una mujer hermosa.
De la vieja mitología sumeria, la
primera gran civilización de Mesopotamia, hay una leyenda que cuenta como
Isthar descendió a los infiernos, para rogarle a su hermana Ereksigal, reina
del inframundo, que le devolviera a su amante, el dios Tammuz o Dumuzi. En cada
puerta antes de llegar al palacio del infierno ella debió entregar algo
importante para ella: ropa, joyas, etc., pero esa es toda otra historia, y una
importante, que revela mucho de la venganza y la ira, del odio y los secretos
que se guardan en lo más alejado de nosotros mismos, en un lugar propio que
convertimos en nuestro propio inframundo, ya habrá tiempo de desmenuzarla en
otra ocasión.
A Lilith le viene de Isthar otra
característica que se reconoce en ella: El poder de seducción; y de Ereksigal,
la furia y la destrucción.
La veneración que recibió Lilith
hizo que ésta tomara siempre aristas enigmáticas. esta figura representa el
poder femenino de la seducción. Opuesta pero complementaria a la diosa Isthar
que es la Diosa Madre, la Reina del Cielo.
Ishtar conocida como “Astar de
Siria”, y muchas diosas similares o acaso la misma con diferentes nombres
-Anath, Astarté o Qadesh-, recibieron adoración como “Damas del Cielo”. Y, por
ejemplo, en los motivos de Qadesh se introduciría la idea que aparecerá en la
iconografía de Lilith: la diosa parada sobre leones.
La historia de Lilith después de
su huida del Paraíso continua, ella acepta a los demonios del desierto como
amantes, y tiene muchos miles de demonios niños; ella fue llamada Madre de los
demonios. En algunas versiones se cuenta que en el desierto se entregó a la
lujuria con Asmodeo, el Rey de los demonios, quien la llevaría a vivir con él
al inframundo, aunque pasado un tiempo la expulsó por los problemas que causó.
Y después se apareó con otros demonios, dando a luz a los Lilim a razón de más
de cien al día, seres demoníacos cubiertos de pelo.
En la corriente principal de las
leyendas, el Señor envía a tres ángeles para que la hagan regresar, pero cuando
la encuentran, rodeada por los espíritus del desierto, entablan una discusión.
Una que podría ser así.
Ángeles: ¡Lilith Regresa con Adán
de inmediato o te ahogaremos!”
A los que Lilith preguntó:
¿Cómo puedo regresar con Adán y
vivir como una esposa honesta después de aparearme con los espíritus del
desierto?
¡Si te niegas morirás!,
replicaron.¿Cómo puedo morir — pregunto Lilith — si Dios me ha ordenado que me
haga cargo de todos los recién nacidos: de los niños hasta el octavo día de
vida, el de su circuncisión. Y de las niñas hasta el vigésimo día. No obstante,
os hago esta promesa, si alguna vez veo vuestros tres nombres o vuestras
efigies en un amuleto sobre un recién nacido, perdonare esa vida.
Los ángeles accedieron al trato,
pero Dios la castigó y fue maldecida, convirtiéndola en demonio y viviendo,
según las distintas versiones, en la región del aire, y los ángeles hacen que
un centenar de sus hijos perezcan cada día; y cuando ella no puede destruir la
vida de un infante debido al amuleto angelical, se vuelve contra los suyos
propios.
Lilith es llamada la Isheth
Zenunim (la Mujer de la Prostitución) en la literatura folklórica judía, y vive
dentro de espejos para seducir la vanidad de las jóvenes.
Algunos estudiosos Bíblicos la
relacionan con la forma femenina del monstruo leviatán, y la “gran Ramera de
Babilonia” en el Apocalipsis.
En la Cábala, Lilith es asociada
con la cáscara Qliphotica de Nehemoth, la antítesis de la Esfera de Malkuth en
el árbol de la Vida. Malkuth/Nehemoth es el “reino” de la Tierra en Assiah, o
el Plano Material. Esto coincide con las leyendas del Zohar, donde Lilith está
atada a la Tierra eternamente, libre de la maldición de la Muerte pero incapaz
de trascender a los reinos superiores.
El profeta hebreo Nahum describe
a los ejércitos de Asiria guiados por Lilith: ” Los jinetes levantaron tanto la
espada brillante como la refulgente lanza : Y hay una multitud de masacrados, y
una gran cantidad de animales muertos; Y no hay final para sus cadáveres; Ellos
se tropiezan con sus cuerpos: A causa de la multitud de prostituciones de la
agraciada ramera, la concubina de las brujerías, que las naciones fueron
vendidas mediante sus prostituciones, y familias enteras a través de sus
brujerías “. Nahum 3:1-4
En otras versiones, muy
posteriores, ella regresa al paraíso con la apariencia de Serpiente, para
tentar a Eva. Ésta fue una imagen recurrente en el arte de la Edad Media, donde
la serpiente es representada con la cabeza de una mujer.
Lilith fue una vez la consorte de
Samael, el ángel de la muerte, pero él la expulsó de regreso al desierto,
cuando no pudo dominarla.
Ella es el primer vampiro, pues
ella huyo del paraíso antes de que el Señor maldijera a Adán y a Eva. Después
ella fue a encontrar a Caín al ser desterrado por Dios por el asesinato de
Abel, y ambos crearon a los vampiros. En algunas tradiciones, ella es la madre
de Caín.
En las leyendas teutonas, Lilith
es asociada al fuego y ha sido descrita como una criatura bella de la cabeza al
ombligo, pero como un ‘ fuego ardiente del ombligo hasta los dedos de los pies.
Lilith, como la diosa guerrera
que destruyó los hijos de Job en el desierto, y liberó los animales que ellos
habían capturado. Lilith ama a todos los animales y esta conectada a ellos por
su naturaleza fiera, esto es quizá rastros de una antigua diosa del bosque.
Algunos dicen que Lilith estuvo
al mando como Reina de Saba, y otra vez en Zmargad; Y se apareció delante del
trono de Salomón disfrazada como una ramera de Jerusalén. Sospechando quién
ella era, Salomón la persuadió con engaño a dejar expuesto sus pies de búho al
cubrir el piso del cuarto del trono con espejo claro, dándole la apariencia de
agua, así es que Lilith tuvo que levantar sus faldas cuando entró. Esto
recuerda a las diosas de Mesopotamia, que estaban rodeadas de animales, en
especial de lechuzas.
Y muchas otras historias más,
relacionando a la oscuridad de la noche, a su reina y a los sueños surgirían
con el paso de los siglos. De hecho los íncubos y súcubos nacerían de estos
cuentos.
Lilith representa ese sitio en el
que los hombres son débiles y temen al poder femenino, un poder que puede
otorgar el placer extremo o ahogarlos en su rabia. Y como la sexualidad esta en
ella, también los productos de ella están en su mitología, los niños recién
nacidos, muertos ha poco de nacer, pueblan su tenebrosa morada, entonando un
canto infeliz y lleno de reproches.
En astrología también existe una posición lunar llamada Lilith o Luna
Negra. Esta se presenta cuando la Luna se encuentra en el punto más alejado de
su órbita de la Tierra. Este punto simboliza el inconsciente más profundo del
ser humano, esa represión que tiene el ser humano dentro de sí. En
psicoastrología Lilith representa lo que lleva a esa situación límite para que
la válvula salte.
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