Y este es mi castigo a las Criaturas de las Tinieblas:
Malditas sean por siempre, maldita la oscuridad que las engendró, maldita la no-conciencia;
Sean repudiadas por los seres de la tierra, de lo que hay debajo de la tierra y el cielo;
Sea la muerte para ellas al cabo de mil eras de melancolía;
Yo, el Creador, prohíbo que el caos se restaure.
Por que esta es mi palabra, permanecerá hasta el fin de la eternidad.
Mas el Creador estaba solo en su luz.
Nada escuchó su maldición.
Por lo que dijo: "Creare aliados".
Y fueron hechos los Ángeles, las criaturas de la luz.
Vio el Creador que los aliados eran buenos para él, pues cantaban sus alabanzas.
Mas la música no fue hecha por las criaturas de la luz; les fue robada a las Criaturas de las Tinieblas.
Cuando estas viajaban fugazmente a los siete vértices en busca de refugio.
La música fue el primer arte; la música permitía a las Criaturas de las Tinieblas transitar de vértice en vértice.
La música es la puerta a todas las dimensiones, este es también parte del segundo misterio.
Mas aconteció que la música fue violada por las criaturas de la luz que acompañaban al Creador por las regiones etéreas.
El silencio de las Tinieblas fue grande al proclamarse la victoria de la luz y la confusión en las lenguas.
En las tinieblas, un ser se adelantó a los demás y se dirigió al infinito oscuro:
"Por que nosotros no hemos sido nombrados, un nombre nos otorgaremos.
Para que el Creador nos reconozca al desafiarlo; mas no serán sus nombres, sino Nuestros Nombres".
Y he aquí los nombres de las Criaturas de las Tinieblas que se nombraron a sí mismas sirviéndose de las lenguas que les habían sido impuestas para confusión:
Y llevaron por nombres: Marduk, Innana, Ereshkigal, Mictlantecuhtli, Ctulhú, Unukalai, Esfingé, Huracán, Drakull, Odín, Balor, Yog-Sothoth, Shub Niggurath, Teutates, Gommatesvara, Tinia, Dharma, Zu, Yima, Vahagn, Ullikummi, Enlil, Atanaesic, Cronos, Urano, Gea, Atlas, Agasia-Gigagei, Awonawilona, Ishtar, Kepra, Astarté, Baal, Fudo-Myoo, Ukulan-Tojón, Isis Osiros, Amón, Tlaloc, Ahura-Mazda, Moloch, Nehebkau, Mitra, Sraosha, Erlik, Atius, Tirawa, Chac, Dohkwibuch, Dagon, Kali, Nergal, Mantus, Nija, Emma-O, Chemosh, Damballa, Seth, Meztli, Yaotzín, Thoth, Supay, Sekhmet, Ra,..
Hasta completar los seiscientos sesenta y seis nombres de la primera generación de tinieblas.
Y todos ellos fueron conocidos por el Creador como "El maligno".
Mas no fueron nombrados por el Creador ni por los Ángeles, ni por ninguna otra criatura viva, muerta o no-muerta, sino por ellos mismos.
Y la primera generación creció hasta los trece mil nombres, que partieron hacía todos los rincones de la tierra, aire, agua y fuego oscuro; al glacial desierto del sur, a las islas sumergidas, soñando bajo las aguas, el espacio exterior, más allá de las estrellas y al centro de los mundos.
Este es el tercer misterio, la puerta a la comprensión de los trece mil nombres.
Los nombres fueron registrados en el primer libro escrito por ser alguno.
Y este libro es el espejo de la eternidad.
Sus páginas fueron escritas por las criaturas recién nombradas, para que no fuera olvidado el momento de la rebelión Melancólica.
Cuando fueron liberadas las otras artes, para gloría de la oscuridad.
Quién tenga entendimiento, comprenderá el nombre del ser oscuro que se adelantó para hablar con sus hermanos.
Su nombre es Ubbo Sathla.
Las Criaturas de las Tinieblas atestiguaron la creación de los Ángeles. El Creador no pudo apartarlos de su presencia.
Pues ellos son oscuridad, y aunque el Creador la había negado en si mismo, seguía siendo hijo de la oscuridad.
Y la oscuridad esta en él desde el principio, y lo estará hasta el fin de los tiempos.
Así, los hijos de las Tinieblas conocieron el nacimiento en dolor de los hijos de la luz.
Para los Ángeles, en el principio fue la luz.
Una densa e ilimitada luz los esclavizaba a los siete vértices del Creador.
Más ellos mismos descubrieron que también poseían Oscuridad.
Después de la ruptura, el universo y los seres poseían luz y oscuridad. La poseen y la poseerán por siempre. Así sea.
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