"Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la
Tierra, y les nacieron hijas, los hijos de Dios vieron
que las hijas de los hombres eran bellas; y tomaron esposas de entre todas las
que eligieron".
Tradicionalmente los Ben Elohim o
"hijos de Dios"
eran varios cientos, y ellos descendieron a la Tierra sobre el monte Hermón
(entre el Líbano y Siria). Aquél era un lugar sagrado para los cananeos y para
los hebreos que invadieron su tierra.
En tiempos posteriores, en sus laderas fueron construidos lugares
consagrados a los dioses Baal, Zeus, Helios y Pan, y a la diosa Astarté.
Estos Ben Elohim o "ángeles caídos" también eran conocidos
como los Vigilantes, los Grigori y los Irin. En la mitología judía los Grigori
eran originalmente una orden superior de ángeles que moraban en el más alto
cielo con Dios y
parecían seres humanos en su aspecto.
El título
"Vigilante" simplemente significa "el que vigila",
"aquellos que cuidan", "aquellos que están despiertos" o
"aquellos que no duermen". Estos títulos reflejan la relación única
entre los Vigilantes y la raza humana desde antiguos tiempos.
En la tradición esotérica luciferina ellos eran una especial orden de
élite de seres angelicales creados por Dios para
ser pastores terrenales de los primeros humanos primitivos.
Su tarea era
observar y vigilar a la emergente especie humana e informar acerca de su
progreso. Sin embargo, ellos se vieron limitados por la principal directriz
divina de no interferir en la evolución humana. Lamentablemente ellos
decidieron ignorar la orden de Dios y
desafiar sus órdenes, y convertirse en maestros de la raza humana, con
desafortunadas repercusiones tanto para ellos como para la Humanidad.
La mayor parte de la información que tenemos sobre los Vigilantes y sus
actividades proviene del apócrifo Libro de Enoc.
En la Biblia ortodoxa el profeta Enoc es una figura misteriosa. En
Génesis 4:16-23 él es descrito como hijo de Caín, el labrador, y la primera
ciudad construída por su padre es bautizada en honor de Enoc.
Posteriormente en Génesis 5:18-19, y varias generaciones más tarde,
Enoc es llamado hijo de Jared, y es durante su vida que los Vigilantes llegan o
encarnan en cuerpos humanos.
En el apócrifo Libro de los Jubileos, según se afirma dictado por
"un ángel del Señor" a Moisés en el monte Sinaí cuando él también
recibió los Diez
Mandamientos, se dice que Enoc fue "el primero entre los hombres que
nacen en la Tierra que aprendió la escritura, el conocimiento y la
sabiduría".
También dice que Enoc puso por escrito "los signos del Cielo"
(los signos zodiacales) según sus meses en un libro. Esto fue para que los
seres humanos pudieran conocer las estaciones de los años en relación al orden
de los meses y sus respectivas influencias estelares y planetarias.
La indicación es que Enoc recibió esta información de fuentes
extraterrestres angelicales, es decir, de los Vigilantes, y por lo tanto él era
un ejemplo cultural.
Doscientos de los "ángeles caídos" descendieron desde el
reino celestial sobre la cumbre del monte Hermón, y ellos quedaron tan
impresionados con la belleza de las mujeres humanas que, usando sus nuevos
cuerpos materiales, tuvieron sexo con ellas.
Esto posteriormente provocó la ira de Yahvé y, según la Biblia, la
consecuencia de este mestizaje entre los Caídos y los mortales condujo a la
creación de una descendencia semi-angélica y semi-humana (Génesis 6:4).
Estos hijos fueron llamados los Nefelim o Nephilim, y ellos fueron
la raza gigantesca que alguna vez habitó la Antigua Tierra.
Los ángeles caídos enseñaron a sus mujeres e hijos una variedad de
nuevas habilidades tecnológicas, conocimiento mágico y sabiduría oculta. Esto
sugiere que las capacidades psíquicas y los poderes mágicos fueron
originalmente una herencia antigua del reino angelical dado a los primeros
humanos.
En la tradición luciferina esto es conocido en términos espirituales y
metafóricos como tener "sangre de bruja", "sangre de elfos"
o "sangre de hadas", la cual es poseída por brujas y magos.
En el Libro de Enoc se dice que el líder de los ángeles caídos se
llamaba Azazel, y él a menudo es identificado con Lucifer (el Portador de la
Luz) o Lumiel ("la luz de Dios").
Él enseñó a los hombres a forjar espadas y a hacer escudos y armaduras.
Azazel también les enseñó la metalurgia y cómo sacar metales de la tierra y a
usar metales diferentes. A las mujeres él les enseñó el arte de hacer pulseras,
ornamentos, anillos y collares de metales y piedras preciosos.
Él también les mostró cómo "embellecer sus párpados" con kohl
y el uso de trucos cosméticos para atraer y seducir al sexo opuesto. De estas
prácticas Enoc dice que provino mucha "impiedad", y que hombres y
mujeres cometieron fornicación, se extraviaron y corrompieron sus caminos.
Ésta fue la base para que la Iglesia temprana condenara a los ángeles
caídos por enseñar a las mujeres a hacer collares de piezas de oro y pulseras
para sus brazos. Pablo dijo que las mujeres deberían cubrir su cabeza en la
sinagoga (1ª Corintios 11:5-6).
Esto era porque se suponía que los ángeles caídos eran atraídos hacia
las mujeres humanas con cabello largo y suelto. La costumbre de las mujeres de
cubrir su pelo en las iglesias todavía se encuentra en el catolicismo romano y
también en las costumbres del Islam.
El ángel caído Semyaza, otra forma de Azazel, dice Enoc que hubo
enseñado a la gente el uso de partes de raíces y el arte mágico del
encantamiento; el ángel caído, Armaros enseñó la anulación de
encantamientos.
Kokabiel, el conocimiento de las constelaciones (astronomía).
Chazaquiel, el conocimiento de las nubes y el cielo (ciencia
meteorológica y adivinación).
Shamsiel, los signos del Sol (los misterios solares).
Sariel los cursos de la Luna (los ciclos lunares usados en horticultura
y agricultura y los misterios lunares esotéricos).
Penemuel instruyó a los humanos en el arte de la escritura y la
lectura.
Kashdejan enseñó el diagnóstico y la curación de enfermedades y la
ciencia de la medicina.
Es obvio, a partir de estas descripciones de las capacidades educativas
de los Vigilantes, que ellos fueron ejemplos culturales y los portadores de la
civilización para la raza humana temprana.
Es por lo tanto extraño que en los textos religiosos ortodoxos judeo-cristianos
ellos sean representados falsamente como malvados corruptores de la Humanidad.
Alguna idea del exaltado estatus original y de la verdadera naturaleza
de los "hijos de Dios"
y de "los ángeles del Señor" puede ser encontrada escondida en los
antiguos anales del saber angelical.
Por ejemplo, Kokabiel es descrito como un gran príncipe
angélico que gobierna sobre las estrellas".
En los Oráculos Sibilinos, Araquiel es uno de los ángeles caídos que
guía las almas de los muertos hacia el juicio en el inframundo.
Shamsiel, muy probablemente en su origen un dios babilónico del Sol,
fue llamado "el príncipe del Paraíso" porque él era uno de los
ángeles guardianes que vigilaban las puertas en Edén. En este papel él llevó a
Moisés a ver el jardín divino, y también vigilaba los tesoros del rey David y
su hijo Salomón el Sabio.
Esta referencia
puede ser a los tesoros espirituales más bien que al oro físico y joyas. En el
Zohar judío él es llamado como el principal ayudante del poderoso arcángel
Uriel y como el que lleva su estandarte en la batalla.
Sariel era un ángel asociado con la fertilidad de la tierra y el
equinoccio de primavera en Marzo (en el hemisferio Norte).
Él gobernaba el signo marcial del Zodiaco, Aries el Carnero, y era
invocado por su protección contra el poder maléfico del mal de ojo.
Azazel, el líder de los Vigilantes, como ya se mencionó, era
identificado con Lucifer o Lumiel.
En el Corán se dice que Lucifer-Lumiel (Iblis) se rebeló contra Alá
porque se le dijo que se inclinara y adorara al "hombre de la tierra"
nacido del barro, Adán, lo cual rechazó. Él fue obligado a luchar en el Cielo
con el arcángel Mikael o Miguel y su Ejército del Señor.
Como resultado, Lumiel y sus ángeles rebeldes fueron expulsados del
Cielo y cayeron a la Tierra.
Aquí Lumiel se convirtió en el "Señor del Mundo", y en la
mitología cristiana él fue falsamente identificado con el monstruo imaginario
Satán (hebreo ha-Satán = el adversario, el acusador).
Sin embargo, esotéricamente en la tradición luciferina, Lumiel o Lumial
no es una figura satánica malvada que atrae a la especie humana a la tentación
y a malas acciones, como la Iglesia lo representa, sino que él es, "el
ángel de Dios que
se rebeló contra el orden cósmico estático y establecido, y puso en movimiento
las fuerzas de cambio y evolución".
Es posible que Lumiel pueda haberse originado en Canaán como Shahar, el
dios de la estrella de la mañana (Venus).
Él tenía un gemelo llamado Shalem, quien también era simbolizado por el
planeta Venus, pero como la estrella vespertina. Estos divinos gemelos
brillantes y oscuros representaban la luz solar que emerge desde la oscuridad
de la noche al amanecer y que desciende a ella al anochecer.
Ellos eran los hijos de la diosa Ashera (o Astarté o Astarot), y hay
pruebas arqueológicas del Oriente Medio de que los hebreos adoptaron la
adoración de aquélla cuando se establecieron en Canaán y de que practicaron su
adoración junto a la reverencia hacia el tribal dios de la tormenta Yahvé.
El Antiguo Testamento contiene varias referencias a la continua
adoración de Ashera como "Reina del Cielo" por los supuestamente
monoteístas hebreos. Aquello tenía lugar en santuarios en arboledas sagradas en
las colinas, donde hacían ofrecimientos de pasteles e incienso a la diosa. En
la mitología cananea, Shahar, como el Señor de la Estrella de la Mañana, fue
echado del Cielo por desafiar al alto Dios en
la forma de un rayo.
En aquella forma él fertilizó a la Madre Tierra con su fuerza fálica
divina.
Azazel es representado como un herrero metálico y un hechicero o mago
que trabaja con fuego. Él también ha sido comparado con el primer herrero
bíblico, Tubal-Caín, un descendiente del semi-humano y semi-angélico Caín,
"el primer asesino". El nombre actual Azazel ha sido diversamente
traducido como "dios de la victoria", "la fuerza de Dios",
"el dios fuerte" e incluso "el dios cabra".
En el apócrifo Apocalipsis de Abraham, él es llamado "el señor de
los paganos", sugiriéndose que él había sido al principio un dios pagano.
Él también ha sido identificado con la serpiente del mito de Edén que
sedujo a la primera mujer y "Madre de Todos los Vivientes", Eva. En
un texto persa conocido como el Urm al-Jibab o el Libro Primordial, que data
del siglo VIII d.C., se dice que el ángel Azazil o Azazel rechazó reconocer la
superioridad de Adán sobre los ángeles.
Por lo tanto Alá lo expulsó a él y a sus ángeles rebeldes del reino
celestial para que viviera en la Tierra. Más generalmente en el folklore
islámico Azazel o Azrael es el ángel de la muerte, y actúa como un guía para
las almas de los muertos.
En Levitico 16:8-10 y en los Rollos del Mar Muerto está registrado un
curioso ritual hebreo que presenta a Azazel como el nombre para el "chivo
expiatorio" que se lleva los pecados comunitarios de Israel.
Allí se dice que el sumo sacerdote Aarón tomó dos cabras del rebaño y
echó suertes (adivinación practicada) para elegir cuál sería el chivo
expiatorio y sacrificado como una "ofrenda por el pecado".
Los rollos del mar muerto dicen que el sumo sacerdote confesaba todas
las "impurezas de los hijos de Israel" sobre la cabeza de la cabra
Azazel.
Mediante este acto ritualmente simbólico él transfería al infortunado
animal toda la culpa y pecados de ellos, de manera que pudieran ser absueltos
de los mismos. La cabra era entonces echada al desierto para morir o arrojada
por un precipicio para que se rompiera en pedazos en las rocas debajo.
Este concepto antiguo y arquetípico del chivo expiatorio sacrificado por los pecados de la raza humana y abandonado en el desierto, es un motivo poderoso y potente que aparece varias veces en los mitos bíblicos. Puede ser visto en la historia de Caín, que se convierte en un vagabundo exiliado en la Tierra, después de ser marcado por Yahvé y desterrado al "Este de Edén" después de matar a su hermano Abel.
Este concepto antiguo y arquetípico del chivo expiatorio sacrificado por los pecados de la raza humana y abandonado en el desierto, es un motivo poderoso y potente que aparece varias veces en los mitos bíblicos. Puede ser visto en la historia de Caín, que se convierte en un vagabundo exiliado en la Tierra, después de ser marcado por Yahvé y desterrado al "Este de Edén" después de matar a su hermano Abel.
En una leyenda judía el sabio rey Salomón, un poderoso mago que podía
invocar y controlar a los demonios, cayó de la gracia porque él "se
prostituyó en pos de dioses extranjeros".
Él fue obligado por Yahvé a dejar Jerusalén y a vagar en el desierto
disfrazado como un mendigo.
También después de su éxodo tras la esclavitud en Egipto, Moisés y los
israelitas se vieron obligados a pasar cuarenta años vagando en el desierto
antes de que se les permitiera entrar en la Tierra Prometida (Canaán). En la
antigua mitología egipcia, el dios de la oscuridad Set es representado como un
divino marginado que habita en el desierto, y Lilith o Liliya, la primera
esposa de Adán, después de que abandonó a éste, huyó al desierto lejos del
hábitat humano.
En el Nuevo Testamento Jesús deambuló en el desierto durante cuarenta
días y cuarenta noches.
Él no fue aceptado como maestro en su propia ciudad de Nazaret, y fue
rechazado como el Mesías prometido por su gente. Cuando Jesús fue crucificado,
él simbólicamente asumió el papel del chivo expiatorio sacrificial que muere
para limpiar los pecados de la raza humana.
Es posible que la descripción del ritual del dios-cabra Azazel pueda
haber sido un rito de equinoccio de otoño o de cosecha, de origen sirio, hitita
o cananeo, adoptado por los hebreos.
Originalmente una cabra habría sido seleccionada por medio de un ritual
de adivinación y luego ofrecida a un dios o demonio del desierto que tenía que
ser aplacado mediante derramamiento de sangre.
Finalmente el sacrificio fue hecho a Yahvé como
una petición para que perdonara los pecados de sus seguidores.
Se creía popularmente que Azazel tenía un séquito de demonios en forma
de peludos machos cabríos conocidos como los se'irim, los cuales, tal como
los Vigilantes, deseaban a las mujeres humanas. No puede ser una coincidencia
total el que la Iglesia haya imaginado al Diablo o Satán bajo la forma de un
peludo semi-humano macho cabrío con un gran falo erguido y que tenía relaciones
sexuales con sus adoradoras en el sabbath de las brujas.
Semyaza es visto por algunos luciferinos modernos como el emisario de
Lumiel, o como uno de sus avataras (un ser divino encarnado en forma humana).
Él no sólo se enamoró de las mujeres humanas, sino también de la deidad
babilónica Ishtar, la diosa del amor y la guerra. Ella prometió tener sexo con
él si éste a cambio le revelaba el nombre secreto de Dios.
Cuando Semyaza se lo dijo, Ishtar usó ese conocimiento prohibido para subir a
las estrellas, y ella reinó sobre la constelación de las Pléyades o las Siete Hermanas.
Mientras los otros Vigilantes fueron acorralados
por los arcángeles y castigados por Yahvé, Semyaza voluntariamente se
arrepintió de su error y se condenó a sí mismo a colgar cabeza abajo en la
constelación de Orión el Cazador, con quien él es a veces identificado en la
tradición luciferina.
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