En la historia del pueblo hebreo, Moisés, que conoció toda la sabiduría
del antiguo Egipto, asentó y convirtió los principios de la Doctrina Secreta de
la Qabalah en los primeros cuatro libros del Pentateuco. También inició a los
setenta mayores del pueblo hebreo en los secretos de la Qabalah y ellos, a su
vez, lo fueron transmitiendo oralmente de mano a mano, de generación en
generación.
De todos los que formaron la línea irrompible de la tradición, David y
Salomón fueron los mas profundamente iniciados dentro de la Qabalah.
Después de la muerte de Simeón Ben Jochai, que vivió en la época de la
destrucción del Segundo Templo, su hijo Rabbi Eleazar y su secretario Rabbi
Abba, ambos discípulos adelantados, publicaron un tratado de Rabbi Simón Ben
Jochai, una composición célebre llamada ZHR, Zohar, esplendorosa obra que se
erigió como el gran archivo de la Qabalah.
La Qabalah tomada en su forma tradicional y literal, como está
contenida en el Sepher Yetzirah, Beth Elohim, Pardis Rimonim y Sepher ha Zohar,
es en su mayor parte ininteligible o, a primera vista, un completo disparate
para la persona lógica corriente. Sin embargo, contiene como instrumento
fundamental de trabajo la joya mas preciosa del pensamiento humano, esa
disposición geométrica de nombres, números, símbolos e ideas llamada “El Árbol
de la Vida”. Se le llama la mas preciosa joya porque ha sido considerada como
el sistema mas conveniente descubierto para clasificar y registrar sus
relaciones, lo cual comprueban las ilimitadas posibilidades para el pensamiento
análitico y sinteético que se derivan de la adopción de este esquema.
La critica literaria señala como textos principales de la Qabalah al
Sepher Yetzirah (atribuido a Rabbi Akiba) y al Sepher ha Zohar (de Rabbi Simeón
Ben Yochai), en el siglo XVIII el primero y en el siglo III o IV el segundo.
Algunos historiadores sostienen que la Qabalah es un derivado de ideas
Pitagóricas, Gnósticas y fuentes Neoplatónicas.
En su brillante ensayo "El Origen de Las Letras y Los Números de
acuerdo con el Sepher Yetzirah", Mr. Phineas Mordell sostiene que la
Filosofía de números de Pitágoras (el mas grande enigma de todos los sistemas
filosóficos de la antigüedad) es idéntico al del Sepher Yetzirah, y que su
filosofía surgió aparentemente de una de las escuelas fonéticas hebreas.
Mordell, finalmente, aventura la opinión de que el Sepher Yetzirah representa
los fragmentos genuinos de Philolao, que fue el primero en publicar la filosofía
de Pitágoras, y que Philolao parece corresponderse curiosamente con Joseph ben
Uziel, que escribió el Sepher Yetzirah.
Si la segunda teoría puede mantenerse, podemos entonces suponer un
origen pre-Talmudico para el Sepher Yetzirah, probablemente el siglo II
anterior a la Era Cristiana.
El Zohar, si realmente el trabajo de Simeón ben Yochai no fue
consignado por escrito en aquel momento pero había sido oralmente transmitido por
los compañeros de las Asambleas Santas, fue finalmente escrito por Rabbi Moses
ben Leon, en el siglo XIII.
Madame Blavatsky aventura la hipótesis de que el Zohar, como ahora lo
poseemos, fue adaptado y reeditado por Moses de Leon después de haber sido desfigurado
en su mayor parte por rabinos judíos y eclesiásticos cristianos antes del siglo
XIII.
El Dr. S.M. Schiller Szinessy, que fue profesor de literatura rabínica
y talmúdica en Cambridge, dice:
El núcleo del libro es de los tiempos Mishnicos. Rabbi Simeón ben
Yochai fue el autor del Zohar en el mismo sentido que Rabbi Yohanan fue el
autor del Talmud palestino; es decir, dio el primer impulso a la composición
del libro. Y consideró que Mr. Arthur Edward Waite, en su obra clásica y
erudita “La Santa Qabalah”, donde examina la mayoría de los argumentos que se
refieren al origen e historia del Libro de los Esplendores, se inclina por la
opinión ya expresada aquí, evitando las posturas extremas, creyendo que,
mientras una gran parte pertenece realmente a la era de ben Leon, una mayor
parte lleva de forma indeleble el sello de la Antigüedad.
Una presentación muy parecida a la hipótesis anterior, puede
encontrarse en “El Misticismo Judío” del Prof. Abelson, donde leemos:
Debemos guardarnos de seguir la opinión equivocada de un cierto grupo
de teólogos judíos que nos haría contemplar la totalidad de la Qabalah medieval
(de la cual el Zohar es una parte visible y representativa) como una importación
exterior, repentina y extraña. Realmente es una continuación de la vieja
corriente de pensamiento Talmúdico y Midrashico, con la adición de elementos
extraños recogidos, como era inevitable por la trayectoria de la corriente a
través de muchas tierras; elementos cuya asociación debe haber transformado en
muchas formas el matiz y la naturaleza original de la corriente.
Sea como sea, e ignorando los aspectos estériles de controversia, la
aparición publica del Zohar fue la gran señal en el desarrollo de la Qabalah, y
hoy en día podemos dividir su historia en pre-Zoharica y post-Zoharica.
Mientras que no se puede negar que hubo profetas judíos y escuelas místicas
de gran habilidad, y que poseían gran cantidad de saber recóndito en los
tiempos Bíblicos, como el de Samuel, los Essenes, y Philo, la primera escuela
qabalística de la cual poseemos público y exacto registro, fue conocida como la
Escuela de Gerona en España (siglo XII DC), llamada así porque su fundador,
Isaac el Ciego, y muchos de sus discípulos nacieron allí. No se sabe prácticamente
nada del fundador de la escuela. Dos de sus estudiantes fueron Rabbi Azariel y
Rabbi Ezra. El primero fue el autor de una obra filosófica clásica titulada “El
Comentario Sobre las Diez Sephiroth”, una excelente y la mas lúcida exposición
de filosofía qabalística, considerada una obra autorizada por aquellos que la
conocen.
Estos fueron aventajados por Nachmanides, nacido en 1195 D.C., quien
fue el artífice de la atención prestada a este sistema esotérico en aquellos
tiempos en España y en Europa en general. Sus obras tratan, principalmente, de
los tres métodos de permutación de números, letras y palabras.
La filosofía qabalistica experimentó una profunda elaboración y
exposición en manos de Isaac Nasin y Jacob ben Sheshet, en el siglo XII.
La próxima en sucesión fue la Escuela de Segovia, y sus discípulos,
entre los cuales estaba Todras Abulafia, un médico y financiero que ocupó una
de las posiciones mas importantes y distinguidas en la corte de Sancho IV, Rey
de Castilla.
La característica predisposición de esta escuela fue su devoción a los
métodos exegéticos; sus discípulos se esforzaron por interpretar la Biblia y el
Hagadah de acuerdo con la doctrina de la Qabalah.
Otra escuela contemporánea creyó que el judaísmo de aquel momento,
tomado desde un punto de vista exclusivamente filosófico, no indicaba “el
camino correcto al Santuario”, y se esforzaron en combinar filosofía y Qabalah
ilustrando sus diversos teoremas con formulas matemáticas.
Hacia el año 1240 nació Abraham Abulafia. Estudió filología, medicina y
filosofía, así como los pocos libros de Qabalah que en aquel momento existían.
Pronto intuyó que la filosofía de los números de Pitágoras era idéntica a la
expuesta en el Sepher Yetzirah y, mas tarde, insatisfecho con la investigación
académica, se dedicó a aquel aspecto de la Qabalah denominado Qabalah Práctica,
que hoy en día llamamos Magia.
El Zohar impresionó de tal forma al célebre metafísico Ramón Lull, que
le sugirió el desarrollo del Ars Magma, una idea en cuya exposición exhibe las
mas sublimes ideas de la Qabalah, contemplándola como a una ciencia divina y
una revelación genuina de Luz en el alma humana. Fue una de aquellas pocas
figuras aisladas atraídas por su estudio, que entendió su uso de un tipo
particular de símbolos, y se esforzó en construir un alfabeto filosófico y mágico
práctico.
Abraham Ibn Wakar, Pico di Mirandola, Reuchlin, Moses Cordovero, e
Isaac Luria, son unos pocos de los pensadores mas importantes anteriores al
siglo XVII cuyas especulaciones han afectado en formas diversas al progreso de
investigación Qabalística.
El primero (un aristoteliano) hizo una tentativa realmente noble de
reconciliar a la Qabalah con la filosofía académica de su tiempo, y escribió un
tratado que es un excelente compendio de Qabalah.
Mirandola y Reuchlin fueron cristianos que emprendieron un estudio de
la Qabalah con el motivo oculto de obtener un arma adecuada con la cual
convertir a los judíos al cristianismo.
Cordovero se convirtió en un maestro de la Qabalah a una temprana edad
y sus obras son filosóficas y tienen poco que ver con la cuestión práctica o mágica.
Luria fundó una escuela totalmente opuesta a la de Cordovero. El mismo
fue un celoso y brillante estudiante del Talmud y del saber rabínico, pero se
encontró con que el simple retiro a una vida de estudio no le satisfacía. Acto
seguido se retiró a las orillas del Nilo, donde se dedicó exclusivamente a la
meditación y a las prácticas ascéticas, recibiendo visiones de carácter
sorprendente. Escribió un libro exponiendo sus ideas sobre la teoría de la
Reencarnación ("ha Gilgolim"). Un alumno suyo, Rabbi Chayim Vital,
produjo una amplia obra titulada “El Árbol de la Vida”, basada en las
enseñanzas orales del maestro, dando de esa forma un ímpetu tremendo al estudio
y práctica qabalistica.
Existen varios qabalistas de diversa importancia en el periodo
intermedio de la historia del Post-Zoharico. Rusia, Polonia y Lituania dieron
refugio a gran numero de ellos.
El movimiento evangelista espiritual, inaugurado entre los judíos de
Polonia por Rabbi Israel Baal Shem Tov en la primera mitad del siglo XVIII, es
lo suficientemente importante como para citarlo aqui.
Pues, aunque el Jasidismo, como se llamó a este movimiento, deriva su
entusiasmo del contacto con la naturaleza y con el aire libre de los Cárpatos,
tiene su origen literario y su significativa inspiración en los libros que
forman la Qabalah.
El Jasidismo dio las doctrinas del Zohar al “Am ha-Aretz” como ningún
grupo de rabinos había conseguido hacerlo, y además, parece ser que la Qabalah
Practica recibió al mismo tiempo un impulso considerable. Pues nos encontramos
con que Polonia, Galicia y ciertas zonas de Rusia fueron escenarios de
actividades de rabinos errantes y especialistas del Talmud, a quienes se les
dio el nombre de “Tsadikim” o magos; hombres que asiduamente dedicaban su vida
y sus poderes a la Qabalah Práctica. Aun así, no fue hasta el siglo pasado, con
un impulso a toda clase de estudios de mitología comparativa y controversia
religiosa, que descubrimos un intento de unificar todas las filosofías, religiones,
ideas científicas y símbolos en un Todo coherente.
Eliphaz Levi Zahed, un diacono católico romano de señalada
perspicuidad, publicó un brillante volumen en 1852, “Dogma y Ritual de Alta
Magia”, en el que encontramos síntomas claros e inequívocos de una comprensión
de la base esencial de la Qabalah. Sus diez sephiroth y las veintidos letras
del alfabeto hebreo como una organización adecuada para la construcción de un
sistema práctico de comparación y síntesis filosófica.
Se dice que publicó esta obra en un momento en que la información sobre
todos los temas ocultos estaba rigurosamente prohibida por la Escuela Esotérica
a la cual pertenecía.
Hallamos después un volumen afín publicado poco tiempo después, “La
Historia de la Magia”, donde indudablemente para protegerse de la censura que
apuntaba hacia el y para despistar a insospechados seguidores de la pista
contradice sus anteriores teorías y conclusiones.
Varios fieles expositores de impecable erudición de
la ultima mitad del siglo XIX fueron los artífices de la moderna regeneración
de los principios fundamentales y sensatos de la Qabalah, sin ribetes teológicos
ni supersticiones histéricas que habían sido depositadas sobre esta venerable y
arcana filosofía durante la Edad Media. Algunos de ellos fueron: W. Wynn Westcott que
tradujo el Sepher Yetzirah al inglés y escribió “Una Introducción al estudio de
la Qabalah”; S.L. McGregor Mathers el traductor de partes del Zohar y “La Magia Sagrada de
Abramelin el Mago”; Madame Blavatsky, aquella mujer de corazón de león, que
atrajo la atención de estudiantes occidentales por la filosofía esotérica
oriental; Arthur Edward Waite, que realizo sumarios asequibles y muy bien
expuestos de varias obras qabalisticas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario