La leyenda que diviniza a Semiramis desde su
nacimiento dice que esta fue hija de la divinidad anfibia Derceto (también
llamada Atargatis) la cual se hizo enemiga de Afrodita, y esta, en castigo hizo
que se enamorara de un joven sirio con el que procreó una hija. Llena de vergüenza, Derceto asesinó a su amante y
abandonó a la bebé en una montaña. Oculta entre arbustos de acacia, la pequeña
fue alimentada por palomas, hasta que un campesino llamado Simas la descubrió.
De hecho etimológicamente 'Semiramis' significa
"la traída por las palomas". Semiramis creció destacando por su
inteligencia y su belleza a tal grado que el rey Onnes, (Oannes o Menon) lugarteniente del gobernador Nino de Siria,
pidió su mano y se casó con ella.
Semiramis, demostró una gran habilidad como
estratega, e incluso jugó un papel determinante en la batalla por la toma de
Bactres, al lado del rey Onnes. A partir de esta hazaña, Nino se fijó en
Semiramis y la hizo su esposa tras mandar asesinar a Onnes. Semiramis vengó la
muerte de su primer esposo y se deshizo de Nino[1] Asumiendo el gobierno de
toda Asiria. Su habilidad militar la llevó a conquistar infinidad de ciudades
Asia, Media, Persia, Armenia y Arabia, que habían logrado librarse del yugo de
Nino. Tras estas victorias, Semiramis mandó a reedificar la ciudad de
Babilonia, a cual la dotó de sus famosos jardines colgantes y la dotó de su
máximo esplendor haciéndola la capital para su imperio.
Después de afianzar el Imperio y sus antiguos
dominios; comenzaron sus famosas campañas y expediciones en las que sometió a
Egipto y Libia, a las cuales incorporo a su reino el cual hacia oriente se
extendía hasta las orillas del Indo. Semiramis gobernó durante cuarenta
gloriosos años; y según la tradición, un día antes de ascender al cielo en
forma de paloma, renunció al Imperio en favor de su hijo Ninias.
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