Cuando los hielos se retiraron de la península
escandinava, allí había un pueblo que se considera hoy, autóctono de Europa que
practicaban animismo, chamanismo, magia y panteísmo. Todas esas formas
religiosas estaban fusionadas de tal manera que dieron lugar a un
"paganismo" de una riqueza poco común.
Este pueblo autóctono veneraba la tierra y las
fuentes de agua, el mar. Tendían a establecer sociedades no estratificadas con
una predominancia de actuación de la mujer en el ámbito de lo sagrado, eran
consideradas vehículos de lo divino, maestras en profecía y adivinación, con
una gran aptitud para entrar en contacto con el mundo de los espíritus.
Recorrían las aldeas, en grupos de nueve o trece
para ofrecer sus servicios chamánicos. Luego, al igual que ocurrió con otros
procesos, se dio la amalgama entre los dos sistemas de creencias que la Edda
Poética reflejó en la firma de un tratado de paz entre ambos panteones. Sabemos
que debían tener un andamiaje ritual muy elaborado con respecto a la relación
del hombre con el más allá. La necesidad de compeler los espíritus del hielo,
del frío, el viento y la niebla llevó a los antiguos chamanes a elaborar
rituales complejos, y a los bardos a crear historias acerca del origen y el fin
del mundo, del destino de los dioses, los elfos y hombres.
Las fuerzas de la naturaleza se encarnaron muchas
veces bajo formas de seres mitológicos. En climas extremos, el hombre
desarrolló sus capacidades espirituales y psíquicas. En este caso, hablamos de
profecía y adivinación.
La Edda Poética comienza con un capítulo llamado La
Visión de la Adivina o Völuspá, en el que la palabra "spá" designa el
don de profecía o visión, y "volv" alude a völva , o
adivina, quiere decir "la que lleva el cayado o báculo", y proviene
del antiguo nórdico "völ" o cayado. Por otro lado, existía un tipo de
magia practicada por mujeres exclusivamente, y se sabe que era autóctona. Las
visiones que canta la völva en ese poema son una expresión auténtica
del genio religioso del paganismo nórdico pre-cristiano. Están basados en
estados de conciencia extáticos. Los cantos le permiten a la adivina un viaje
en el tiempo, llevándola desde los orígenes a través de los ciclos de
generación del cosmos, los dioses y todo lo existente hasta su mismo destino final.
Su desplazamiento en grupo, y de aldea en aldea, indicaría que la videncia y la
adivinación eran un arte organizado y reconocido profesionalmente como un rol
de la mujer. Esta era la religión que enaltecía a los dioses Vanir, los dioses
autóctonos de la fertilidad y la naturaleza. En cambio, los dioses Aesir,
tenían una magia diferente basada en la fuerza de las palabras, del sonido.
Entre ellos, la magia era practicada tanto por hombres como por mujeres. Por
eso el dios Odín, dios del conocimiento de lo oculto y padre de los dioses, se
sacrifica a sí mismo en pos del conocimiento de los secretos más atávicos. Y
luego, buscará la magia del Seidr, pero al hacerlo, Odín rompe el esquema
tradicional de los dioses soberanos indo-europeos.
La Völva o Adivina, conocía cada rincón del
mundo de las sombras, el suyo propio y personal, así como el de los demás, y
esto lleva directamente al conocimiento del mundo espiritual. Guarda los
secretos más profundos de la humanidad, y aunque todo se abre ante ella, sólo puede
observarlo. En el mundo chamánico nórdico, un manantial, la raíz de un árbol,
pueden servir como puerta de entrada al mundo espiritual. El beber de esas
aguas, es una metáfora del conocimiento secreto experiencial de nuestro destino
y nuestras raíces.
Freyja y el Seidr
No se dice demasiado de los dioses Vanir, al menos
en cuanto a su origen y actividades previas a la llegada de los pueblos
indoeuropeos a Escandinavia. Lo que sí se sabe es que eran dioses poderosos con
un culto muy extendido entre el campesinado, y que siguió vigente aun durante
la época del Cristianismo. Entre los Vanir, se destacan Njörd y sus hijos
gemelos Freyr y Freyja, que son tanto hermanos como esposos. Por más que ellos
sean dioses pacíficos y amados por el pueblo, como todo dios, eran
ambivalentes. Estamos ante una religión cuyo mayor interés estaba en la
renovación del año agrícola
Freyja era considerada la Señora del Seidr, de esa
magia femenina que tanto ambicionaba conocer Odín. Diosa de la fertilidad,
reunía en sí misma aspectos ambivalentes, por un lado por su manejo del Seidr y
por otro, menos conocido, por ser la única que le disputó a Odín la mitad de
los muertos caídos en batalla. De ahí que también sea una Diosa de los Muertos.
Estaba asociada a deidades tutelares menores, femeninas, como las dísir,
los elfos, la adivinación y a todo lo oculto. Freyja significa
"Señora", aunque sabemos que tenía muchos nombres. Los rituales
asociados con ella fueron los últimos en perderse, aun en épocas en que el
cristianismo perseguía el culto pagano, los campesinos encontraban la forma de
realizarlos.
Posiblemente, entre las deidades femeninas, ella sea
la más importante de la mitología nórdica. En relación con la magia, las
mujeres eran temidas en cierta forma porque detentaban un conocimiento que les
daba cierto poder. El culto a los Vanir parece tener posibles raíces en una
fusión de chamanismo lapón y finés con las creencias y cultos de los pueblos
autóctonos.
Freyja era maestra de las profetisas y hechiceras,
este término significa, en este contexto, el dominio de las fuerzas inherentes
a la naturaleza, presentes en el ser humano también, y el don de manejarlas
para el bien. Era la inspiración de las völvas . La asociación de
Freyja con el mundo de los muertos, indicaría una relación con los antiguos
cultos a la vegetación, y con los pájaros y otros animales, también el poder de
viajar en estado de trance chamánico entre los diferentes mundos.
A medida que el Cristianismo se fue expandiendo, la
fama de Freyja y las völvas se hizo más nefasta, ya asociadas con las brujas,
ya con el demonio. Los símbolos de Freyja eran el jabalí y los caballos, las
yeguas especialmente, esta última asociación la conecta con un aspecto
siniestro. Se trata de los sacrificios a las dísir y Freyja ostenta el
título de Vanadís o Dis de los Vanir . También es llamativo
que las valkyrias, estén relacionadas a su culto ya que aparecen como las hijas
de Odín, que es un Aesir.
La mujer y la magia en las Sagas.
La magia en las regiones nórdicas tiene, como
objetivo básico, ayudar y curar al ser humano, apunta a lo espiritual como
fuente de enfermedad o daño físico. El denominador común entre estos pueblos es
el lugar de preponderancia de la mujer. En todos los casos nos encontramos con
profesionales, preparadas para cumplir ese rol, y que además han nacido con
aptitudes fuertes y destacadas.
Nos centraremos en el Seidr. Aunque es el término
que más se menciona, es el más difícil de definir. Suele traducírse
directamente por "brujería" y fue usado para traducir acciones que
van desde la magia chamánica, tal como viajes espirituales, curación mágica a
partir de la remoción de espíritus malignos, profecía, canalización de deidades
o espíritus para que se expresen a través de ellas, realización de magia que afecta
el clima y el comportamiento de los animales, incluido un rango muy amplio de
magia maléfica.
También su práctica involucraba la preparación de
brebajes y venenos, especialmente los que causan el olvido. Su característica
más simple es que parece ser una magia que afecta a la persona a través de sus
percepciones, generando en la mente imágenes que provocan terror, ilusión,
locura, amnesia y otros síntomas. De esta forma, las personas dañadas no
podrían ver las cosas como realmente son. Parte de este poder se cree que puede
deberse a la hipnosis porque se sostenía que la seidkona , podía ser
privada de sus poderes si se obstruía su visión. Además el efecto podía
desaparecer cuando la víctima se alejaba de su presencia. Solía ponérseles un
saco hecho de cuero o piel en la cabeza para impedir que lanzaran sus
encantamientos o maldiciones utilizando el poder de sus ojos. Cuando eso
ocurría, la seidkona invocaba el poder mágico de la segunda visión o
visión espiritual.
La palabra parece derivar de una de estas dos
raíces. La primera derivación fue propuesta por Grimm, que sugería que estaba
relacionada con la palabra inglesa moderna "seethe" y sería un
derivado de los rituales en los que se hervía agua de mar para hacer sal. Hay
elementos en la literatura que darían peso a esta derivación, la primera
aparece en la Völuspá 21 y 22. Parecería referirse a un proceso químico o
alquímico. Adicionalmente la Völuspá introduce, el nombre Heidr, que en las
antiguas sagas se utiliza para designar a las brujas, y que está relacionado
con la palabra "heathen" (pagano).
Se cree que "Heidr" podría haber sido
antiguamente un título para un practicante de una magia específica, y que fue
usado como nombre propio después de la llegada del Cristianismo, y a medida que
se fue borrando la memoria del verdadero significado del término. Aquí subyace
la creencia en que tales personas manifiestan su naturaleza interna o esencia
en la apariencia externa y el nombre. La segunda derivación posible de la
palabra sería de la raíz que significa "seat", "sitting",
asiento, sentarse, y está relacionado con el latin sedere y el inglés
antiguo sittan . Esta derivación es más plausible que la anterior
desde que sabemos que la practica del Seidr debe realizarse en el seid-hjallr
, o asiento "alto".
Los rituales y profecías incluían siempre cantos y
encantamientos en su comienzo, y el objetivo era convocar a los espíritus que
les revelarían los secretos ocultos por los cuales eran consultadas las seidkonas
. Así se inducían estados alterados de conciencia que permitía la caída en
trance y la comunicación con el plano espiritual. Solían sentarse en ese lugar
alto, y profetizaban desde allí. Pero el Seidr podía ser usado con
malos propósitos también, se creía que podía causar grandes daños, e incluso la
muerte.
La túnica de la seidkona es de color azul
porque en la literatura nórdica estará asociado a la muerte, al mundo
subterráneo de Hel y a los muertos. El uso de plumas en la vestimenta tiene un
simbolismo obvio, ya presente en el chamanismo asiático y fino-ugrio. El canto
por el cual se produce su caída en trance, se llama Vardhlokkur . No
se han preservado palabras exactas de éste porque estaba prohibido por el
Cristianismo, pero fragmentos alterados de él se habrían usado como canciones
de cuna, como una forma de preservar ese antiguo saber.
Aunque tanto los hombres como las mujeres se
desempeñaban en los roles mágicos, se sabe que en el Seidr sólo
incursionaban las últimas, y que en caso de que los hombres la practicaran se
veía amenazada públicamente su masculinidad y su reputación. Estaríamos ante la
acusación de homosexualidad. Una de las causas para condenar tan fuertemente su
práctica por los hombres, sería que en los rituales del Seidr podrían
incluirse algunos ritos de índole sexual y que el practicante fuera objeto de
estas atenciones. Esto no era bien visto y mucho menos aceptado en la antigua
sociedad escandinava que hacía un culto del guerrero y la masculinidad. Otra
posibilidad sería que el practicante debiera sufrir la posesión por parte de
los dioses o espíritus convocados. Permitirle a un espíritu que tome posesión
de uno, o entregarle el control de propio cuerpo y volverse pasivo, es la
antítesis, nuevamente, de lo que estos pueblos podían aceptar para un varón.
Serían dos variantes que señalarían a un mismo tabú. Encontramos en las sagas
algunas menciones a hombres que la desarrollaban a escondidas.
Cuando nos encontramos con material concerniente a
la magia ejercida por mujeres, se hace necesario analizar la postura de aquél
que registra los hechos, los escritores de las sagas por ejemplo. Es fácil
descubrir la postura en función del grado de hostilidad que se demuestra hacia
esas prácticas en el texto, o si son considerados hechos diabólicos y
perversos. Esto puede verse especialmente en los conceptos de Seidr y Spá.
El término Spá alude a la capacidad visionaria y adivinatoria sin
invocación ni convocación de espíritus. La spákona es la que conoce el
Ørlög, nombre del destino en el ámbito mágico. Ur quiere
decir "primordial", "primigenio" y lög es
"ley", sería la ley que rige cómo serán las cosas dictadas por el
destino propiamente dicho, llamado Wyrd. Se cree que el término Völva
, equivalente de spákona , proviene ya de las antiguas tribus
germánicas, en donde esta palabra fue encontrada en el nombre o en el título de
algunas videntes tribales.
Según los tiempos van cambiando, al principio esa
magia que se realizaba en las mismas casas, y constituía lo que se esperaba
socialmente de la mujer; comienza a condenarse debido al Cristianismo, y ya no
es lo que se espera o lo que la nueva religión espera, de ella. Es ahí en donde
comienzan a aparecer asociados a la práctica de la magia, sentimientos de
frustración, impotencia e ira. La mujer de la época vikinga entretejía
encantamientos en las hebras de la ropa que tejía para su familia, en sus
telares, y disfrazó sus prácticas de muchas formas sabiendo que serían acusadas
de hechicería.
El Seidr se practicaba en soledad, se podía
tener ayudantes o un coro para asistir a la seidkona, pero muy rara
vez se menciona en las sagas a grupos de seidkonas , y cuando se hace,
se pone de manifiesto que las practicantes están relacionadas por vía
sanguínea, madre e hija, o hermanas. Hay una característica netamente chamánica
pero poco comentada con respecto al Seidr , y es la capacidad de
proyectar el propio espíritu durante el ritual, en forma de animal.
El objetivo sería tanto para el bien como para el
mal. Esto refleja las prácticas chamánicas laponas y siberianas.
Hay una gran posibilidad de que los relatores de las
sagas no hayan sabido distinguir correctamente entre los distintos tipos de
magia. Posiblemente por eso, aparezcan algunas descripciones confusas, en las
que el Spá , tiene connotaciones de Galdr y Seidr .
El Galdr es un canto mágico, y centra su atención en el poder del
sonido y las palabras, era practicado tanto hombres como mujeres.
Puede verificarse muchas similitudes entre la
práctica de la magia lapona y el Seidr . Es más, los comentaristas
especializados que las notaron, dicen que una interesante porción de los
relatos del Seidr en la literatura nórdica, informan que esta práctica
fue aprendida de las hechiceras finesas y laponas. Generalmente a la seidkona
se la define como extranjera, proveniente de Finlandia o Laponia, y en algún
caso, más raro, de las Islas Británicas. Hay una clara tendencia a no hacerse
cargo de la existencia de esta práctica entre la población autóctona.
El Seidr daba a la practicante el
conocimiento del futuro, pero siempre a partir de la convocación de espíritus
según la modalidad chamánica. A este ritual se le suma una variedad de rituales
paganos: sacrificios de comienzos del invierno o blót , asociados con
las casas y los espíritus. Se realizaban muchas veces en situaciones de crisis.
Dentro de ellos, el Seidr aparece para responder primordialmente a
estas situaciones, y a pedido de un cliente o dentro del contexto de una
reunión comunal. Los servicios de una seidkona itinerante se
utilizaban a estos efectos y era obligación de la persona más poderosa de la
aldea, encontrarla y ocuparse de llevarla y atenderla como ella se merecía.
Había reglas de decoro muy claras entre el dueño de
casa y la seidkona . Debía ofrecérsele una comida ceremonial y se la
trataba con gran dignidad, pero sin exagerar. Después de los acostumbrados
intercambios de hospitalidad, o sea la estadía de un día y una noche, ella
accedía a realizar su servicio para el dueño de casa. Para ese ritual era
insuficiente una sola persona, y es allí donde juegan un rol fundamental las
mujeres de la aldea. Formaban un círculo alrededor de la seidkona , y
una de ellas debía cantar el Vardhlokkur , era un requisito que debía
suministrar su anfitrión. La seidkona debía agradecer a la mujer que
cantaba. Era parte de las reglas del ritual. Lograda la visión, se acercaban
los hombres a consultar. Además, venía gente de áreas cercanas. Este ritual
tenía entonces el potencial de unir a las comunidades. Al enterarse de que la seidkona
estaba en una aldea, otros anfitriones le enviaban su escolta para llevarla
a sus casas.
El uso para el mal del Seidr está bien
atestiguado, en especial en las islas Hébridas, donde había una población
mixta celta-escandinava, y en las que
se formaron familias de practicantes. La saga que relata estos eventos es la Laxdaela
Saga . Este fenómeno parece estar compuesto por dos aspectos bien
diferenciados: uno es el conjunto de prácticas concretas a realizar, y el otro
es la interacción con los espíritus que operan desde el plano sobrenatural e
invisible. Es este último el que introduce el elemento de variación en cada
ritual. La seidkona se convierte en un punto de convergencia entre los
diversos ámbitos de realidad.
La reiterada alusión a magia proveniente de lapones,
carelios y fineses, pone de manifiesto el préstamo de creencias y rituales.
Asimismo, es de destacar que ya existía uno o más tipos de magia en la Europa
Nórdica. La circulación del ritual del Seidr entre las varias comunidades
paganas del norte pre-cristiano nos habla de un proceso dinámico en cuanto al
préstamo de creencias.
El Seidr muestra tanto la extensión de intercambio cultural como la
complejidad de la fusión religiosa involucrada en la asimilación de cada nueva
tradición. La antigüedad de estas prácticas habría constituido una barrera para
la aceptación plena del mensaje cristiano, generando formas mixtas
pagano-cristianas. Este contexto, con su tendencia sincrética, requirió de una
depuración de elementos paganos lo cual se constituyó en un desafío para el
Cristianismo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario