Esto
hacía posible que pudieran navegar a mar abierto, adentrarse en vías
fluviales y incluso ser transportados por tierra. Sin
estas auténticas obras de ingeniería náutica, hubiese sido muy difícil
realizar las diferentes incursiones por el río Sena (Francia) y el ataque final
a la ciudad de París.
Se
tienen noticias de vikingos en el Sena desde el año 820, durante el reinado de
Luis I. Fueron pequeños actos de piratería a poca escala que realmente no
preocuparon demasiado al rey como para tomar medidas.
Según
los Anales de San Bertín,
en el año 841 se produjo un incendio en Ruán a manos de los vikingos:
"piratas daneses descendieron por el canal y atacaron Ruán, saquearon la
ciudad mediante el pillaje, el fuego y la espada".
También
fueron saqueadas, en esa época, otras iglesias importantes
en el Sena.
El
rey, Carlos II
de Francia (apodado "el Calvo"), vio como los poco importantes actos
de piratería sufridos por su padre Luís I se convertían en una amenaza de
proporciones mayores.
Los temores de Carlos II se cumplieron, cuando en el año 845,
una flota vikinga
se adentró en el Sena, llegando hasta París. El rey, no tuvo más remedio que
invitarles a que se marcharan a cambio del sustancioso pago de 7.000 libras en
oro y plata. Pero si Carlos II pensaba que de esa manera
conseguiría que no volvieran, se equivocaba. La capacidad de pago del rey hizo
atraer a más vikingos
con ansias de riqueza.
Los
vikingos
comenzaron a instalar campamentos de invierno donde protegerse antes de
realizar las incursiones. Carlos no veía la manera de hacer frente a esta
amenaza. La primera de sus medidas fue reclutar a vikingos como mercenarios para que
hicieran frente a los vikingos acampados en las orillas del
Sena. En el año 860, contrató al líder vikingo Weland y a
todo su ejército. Weland
consiguió sitiarlos
en la isla de Oissel.
Pero Carlos, pronto se arrepintió de haber contado con él
para hacer frente a la amenaza vikinga. Weland fue sobornado por 6.000 libras
en plata por dejar escapar a sus paisanos vikingos.
La
segunda medida de Carlos II fue construir puentes que cruzaban
el río Sena para así obstaculizar el paso de los barcos vikingos.
Sin sus barcos, los vikingos tendrían más difícil
llegar a París y además sería más complicado o imposible transportar
por tierra los bienes saqueados, en caso de victoria.
Según
los Anales de San Bertín,
en el año 862 comenzó la construcción de uno de esos puentes en Pistis. El
lugar se ha identificado
como Pont-de-l'Arche,
población muy cercana a la confluencia del Sena con el Eure. En
la localidad de Igoville,
situada enfrente de Pont-de-l'Arche se han encontrado restos de lo
que fue el fuerte encargado de defender el puente.
Se trata de un recinto cuadrado delimitado por una muralla de tierra con un área
de 6,5 ha
En el año 865, el fuerte estaba terminado pero no tenía guarnición. Ese mismo
año los vikingos
atacaron de nuevo. Los vikingos defendieron el fuerte durante
un año, mientras asediaban París. Una vez más, Carlos II tuvo
que hacer frente a un pago de 4.000 libras de plata para que lo abandonaran.
Después
de este último ataque, hubo un periodo de tranquilidad en cuanto a ataques
vikingos en el Sena. Momento en el que Carlos aprovechó para reforzar el fuerte
y dotarlo de guarnición.
Pero todo fue en vano. En el año 885, una gran flota formada por unos 700 barxos vikingos y liderada por Jars Sigfred y Rollon llegó al Sena. En esta ocasión, su objetivo no era París, sino Borgoña.
Pero para llegar a ella deberían atravesar los dos puentes construidos por Carlos II, el de piedra (Pont-de-l´Arche) y el de madera (le petit pont). Decidieron negociar su paso, pero recibieron la negativa del duque Eudes, cuyo padre habia puerto combatiendo contra los vikingos. Los vikingos no tuvieron mas remedio que arrasar París y entrar por la fuerza
Pero todo fue en vano. En el año 885, una gran flota formada por unos 700 barxos vikingos y liderada por Jars Sigfred y Rollon llegó al Sena. En esta ocasión, su objetivo no era París, sino Borgoña.
Pero para llegar a ella deberían atravesar los dos puentes construidos por Carlos II, el de piedra (Pont-de-l´Arche) y el de madera (le petit pont). Decidieron negociar su paso, pero recibieron la negativa del duque Eudes, cuyo padre habia puerto combatiendo contra los vikingos. Los vikingos no tuvieron mas remedio que arrasar París y entrar por la fuerza
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