Existen cientos de mitos y leyendas relacionados con
extrañas luminarias nocturnas. Pequeñas luces, destellos y llamas que
aparentemente no responden a las leyes conocidas de la física.
De entre todas ellas los fuegos fatuos son los mas
antiguos, son pequeñas luces o llamas
flotantes que suelen adoptar coloraciones como el rojo, amarillo, azul, unas
fugaces luminiscencias que aparecen en cementerios y zonas pantanosas durante
el atardecer o la noche, relacionadas con la inflamación espontánea de ciertas
materias, que en algunos casos, parecen retroceder ante la presencia de
observadores.
La espontaneidad y la corta duración de estas
luminiscencias las convierten en algo prácticamente imposible de captar en
imágenes, lo que aumenta su halo misterioso y enigmático que, desde los
primeros tiempos, no ha hecho más que aumentar ante la falta de una respuesta
científica a este fenómeno.
Las teorías son muchas y variadas y van desde la
inflamación espontánea de sustancias animales o vegetales en descomposición,
fósforo y gases como el metano, organismos bioluminiscentes, o simplemente el
brillo de las sales de calcio presente en las osamentas.
Ciertamente, ninguna de estas teorías explica el
porqué las azuladas llamas parecen tener cierto patrón de movimiento, mantener
su forma y tamaño durante varios minutos e incluso desplazarse contra el
viento. Para los gases se necesitaría una fuente de ignición, los organismos
bioluminiscentes difícilmente podrían adoptar la forma y características de una
llama, el fósforo no suele tomar los tonos azulados asociados a los fuegos
fatuos y las osamentas, por norma general, tampoco forman llamas y suelen estar
enterradas…
Los fuegos fatuos son considerados pro muchas
culturas como seres fantasmagóricos y se cree que son las almas de los muertos.
Otros afirman que marcan el lugar donde hay tesoros escondidos, y en algunos
lugares del mundo son síntoma de buen augurio.
Según los indios norteamericanos eran espíritus que
se manifestaban como llamas azules danzando.
Para los nativos de los Andes, en Perú, indican los
lugares donde Francisco Pizarro y sus tropas enterraron el tesoro de Atahualpa,
y en México es un caso similar,
señalando donde está el oro que el general Fierro, lugarteniente de Pancho
Villa, se perdió al caer con su caballo.
En otras regiones mexicanas hablan de brujas que se
manifiestan como luces sobre los cerros y montañas.
En Venezuela creen que son los espíritus vagando del
conquistador español Lope de Aguirre y sus hombres.
En Europa, y sobre todo en las culturas gaélica y
eslava, son los espíritus malignos que intentan que los viajeros les sigan al
interior del bosque para no volver a salir.
En Hungría es un símbolo de buen augurio y bendice a
quien lo ve.
En Inglaterra es un espíritu maligno, y en otras
leyendas hablan de guardianes de tesoros.
En España, según una leyenda Euskadi, es una hada que
se transforma en bola de luz.
En Italia creen que es un guardián de un tesoro, y en
la ciudad de Modena creen que es un espíritu que lleva un bastón con una luz en
su extremo.
En Alemania y
Holanda, en un principio se creía que eran las luces de un tesoro enterrado,
hasta que en 1866 una epidemia de peste
bobina fue adjudicada a la aparición de estas luces en el campo.
En Suecia creen que son los espíritus de los niños no
bautizados que intentan llevar a los hombres a lugares con agua, para allí ser
bautizados.
En Finlandia es el espíritu de un niño que fue
enterrado en el bosque y aparece entre la vegetación.
En otros
lugares del mundo son desde duendes que viven bajo tierra y salen a la
superficie hasta el alma de los recién fallecidos.
A pesar de todo el misterio que hay sobre estas
luces, científicos de todo el mundo han desarrollado teorías para tratar de
explicarlas, algunas de ellas son:
Oxidación
de fosfina y gases de metano. Se plantea que la oxidación
de la fosfina y de los gases metano que produce la descomposición de la materia
orgánica serían las causas del fenómeno. Inclusive el científico italiano Luigi
Garlaschelli logró producir (sin que se de ignición) dichas luces al agregar
sustancias químicas a gases originados de la descomposición orgánica. Ahora, la
teoría susodicha explica algunos casos pero, como alegan sus críticos, no
aquellos en los cuales las luces (fuegos fatuos)
han mostrado patrones de movimiento o como explican algunos testimonios que los
fuegos se alejen.
Bioluminiscencia. Algunos afirman
que ciertos organismos bioluminiscentes, como el hongo Armillaria mellea,
serían los causantes de los fuegos fatuos o incluso luciérnagas ocultas por la
niebla o la emisión de gases formados por la descomposición.
Sales de
calcio. En esta explicación la causa sería la fosforescencia natural de
las sales de calcio, las cuales estarían presentes en los huesos (de allí que
los fuegos fatuos sean tan vistos en cementerios).
Origen parecido
al del Rayo Globular. Según este planteamiento el fenómeno estaría ligado a
formas especiales de plasmas altamente ionizados contenidos en campos
magnéticos autogenerados, algo similar a las bolas de rayos formadas por
electricidad…
Tensión tectónica. Los profesores Paul Deveraux y Derry Persinger han intentado explicar
los fuegos fatuos aunque dentro de una categoría más amplia: las “luces
terrestres”. Así, según ambos profesores las luces estarían ligadas a lugares
con tensión tectónica y serían el resultado de la vaporización del agua
originada por el calentamiento de las rocas que causa la tensión tectónica;
aunque, y precisando más la teoría, las luces sólo se darían con rocas piezoeléctricas como el cuarzo, ya que la
electricidad que producen esas rocas sería conducida por la columna de agua
vaporizada hasta la superficie, apareciendo entonces bajo la forma de luces.
Esta teoría logra explicar el porqué de los patrones de movimiento en ciertos
fuegos fatuos aunque, según muchos expertos que reniegan de ella, es una teoría
pseudocientífica…
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