Al meditar se reducen los niveles
de stress y se obtiene un estado de relajación y claridad mental.
También ayuda a prevenir diversos
tipos de enfermedades y ayuda a la recuperación de enfermedades, cirugía y
adicciones.
Hay muchas formas de hacer
meditación correctamente, y sólo es necesario unos pocos minutos al día.
En primer lugar encontrar un
lugar tranquilo donde poder meditar. Puede ser una sala especial para ello, en
el dormitorio e incluso en el jardín, sólo hay que asegurarse que el lugar
elegido esté limpio y ordenado, ya que eso tiene efecto directo en la
meditación en los primeros niveles, cuando se posea un nivel bastante avanzado
esto influirá menos.
En segundo lugar elegir el
momento adecuado y que sea siempre a la misma hora. Lo ideal es temprano por la
mañana o en la noche antes de dormir.
Antes de empezar a meditar se
debe preparar los elementos que se vayan a utilizar si fuera el caso, y apagar
todo lo que pueda distraer o que no estén en la misma habitación.
En tercer lugar cuando ya todo
está preparado se puede empezar la meditación, hay varias posiciones correctas
para entrar en el estado de meditación.
La mejor forma para empezar es
sentarse en una silla con la columna recta y en posición cómoda, otra posición
es la de loto en el suelo, en un cojín con las piernas cruzadas y otra posición
es acostado boca arriba.
Cuando se empieza en la
meditación la mejor posición es la de sentado, hay que estar cómodo porque se
permanecerá varios minutos sin moverse.
A continuación se empieza la
meditación cerrando los ojos y concentrándose en la respiración, inhalando
lentamente por la nariz y soltando el aire lentamente también por la nariz,
conviene hacer esto durante 20 minutos.
Mientras se está meditando la
mente está atenta a cada inhalación y cada exhalación, sin realizar ningún
esfuerzo, si se hace bien el ejercicio la mente entrará en un estado de clama
relajado y natural que se llama estado meditativo.
Esta meditación ayuda a mejorar
la atención y facilita tener una mente cada vez mas clara, tranquila y
obediente, con lo que también será mas sencillo centrarse en los diversos
asuntos del día a día.
Es posible que en la práctica
meditativa la mente se desvíe con cualquier otro pensamiento. Cuando esto
suceda solo debe observarse el pensamiento sin involucrarse en él. Como si se
viera un pez en el mar, solo hay que observar como el pensamiento cruza por el
enorme mar de la mente sin alterar su estado. Con el tiempo y práctica se hará
mas sencillo entrar en el estado correcto.
La meditación puede ser tan larga
como cada uno quiera, cuanto más profunda sea la meditación mayores beneficios
puede traer a la vida, para empezar es suficiente con unos minutos al día.
Los beneficios de la meditación
van desde la mejora de la salud a nivel corporal, hasta el verdadero
conocimiento de sí mismo y la experiencia directa de estados superiores de
consciencia.
Beneficios de la meditación a
nivel físico :
Aumenta la resistencia física y
los niveles de energía vital
Estimula los procesos de
crecimiento y regeneración del cuerpo
Reduce el proceso catabólico de
descomposición
Refuerza el sistema inmunológico
Mejora la circulación sanguínea
volviéndola mas fluida
Nuestros cuerpos son mas ligeros
y saludables
Fomenta la relajación natural del
cuerpo
Beneficios de la meditación para
la mente :
Estimula la capacidad para
superar el stress, la angustia y la tendencia a la cólera
Ayuda a resolver conflictos
internos y cambios arbitrarios en el estado de ánimo
Aumenta la capacidad de
concentración
Ayuda a serenarse y contribuye a
mantener el balance y la tranquilidad a nivel de la mente
Favorece el desarrollo de la
creatividad
Estimula el pensamiento positivo
Nuestras mentes están más lúcidas
y mejor enfocadas
Estimula el desarrollo de la
memoria y ayuda a mejorar los resultados académicos
Contribuye a disolver el déficit
de atención y equilibrar la hiperactividad
Con algún tiempo de práctica, se
hace posible alcanzar estados mentales precisos, centrados, intensos y
duraderos
Beneficios de la meditación a
nivel espiritual :
Ayuda al incremento de la
intuición y la empatía consigo mismo y con los demás
Ayuda a mejorar las relaciones
interpersonales
Contribuye a un estado de
relajación y balance emocional
El meditador empieza a sentirse
parte del todo, en lugar de un simple elemento aislado de la naturaleza
Favorece el desarrollo de la
consciencia
Nos convierte en personas mas
felices y equilibradas
Mejora la capacidad para regular
nuestros pensamientos y emociones de forma natural
La meditación está unida al
autoconocimiento por lo que nuestra vida inferior se hará mas clara y profunda
La ciencia también documenta la
relación de la meditación con los pensamientos y las actitudes positivas,
ayudando a la liberación de químicos corporales que promueven la sanación del
cuerpo y la mente.
Estos beneficios no son el
objetivo de la meditación, sino algunos incentivos. La meta de la meditación es
descubrir un camino hacia la paz y la felicidad suprema. Mas allá de todo
entendimiento.
Ejercicio 1: Diez
respiraciones completas
La
respiración
completa consiste
en respirar profundamente llenado de oxígeno la
totalidad de los pulmones
(sin forzar en ningún momento,
suavemente). Para ello, es necesario realizar una inspiración y una expiración
en tres fases, pero de manera continua, lentamente:
Inspiración
Debe realizarse de manera continuada. sin parar,
lentamente, en un flujo de aire suave y fácil, hasta llenar los pulmones. No es
que tengas que respirar tres veces, cada vez de una manera,
sino que se trata de una sola inspiración que va llenando desde la parte más baja a la más alta
de los pulmones. Se realiza en tres fases: Primero llenamos la parte más
profunda de forma que la tripa sale hacia afuera empujada por el diafragma. Una
vez que hemos hinchado la tripa, llenamos el tórax (la parte media del tronco).
Y una vez llenado el tórax, llenamos la parte clavicular o superior (este es el
tipo de respiración que hacemos habitualmente cuando no
practicamos la respiración
consciente).
Espiración
La espiración también se realiza en tres fases continuas.
pero en sentido inverso. Es decir, primero liberamos el aire de la tripa, luego
el del tórax y finalmente el de las clavículas.
Haz una secuencia de diez respiraciones profundas inhalando y liberando el aire del modo en que te hemos explicado.
Ejercicio 2: Retener
en la inspiración
Para este ejercicio,
deberás retener el aire una vez que hayas inspirado, durante unos segundos. Por supuesto no
debes forzar la retención, ni ahogarte. Debe ser una retención del aire que te
resulte cómoda. Es más, casi siempre resulta bastante placentera. presta especial atención, en el momento de
retener, a la energía vital que va contenida en el aire y en cómo te nutre.
Inspira y retén el aire unos segundos dentro de los
pulmones.
Espira normalmente.
Inspira y retén de nuevo el aire unos segundos dentro de los
pulmones.
Espira normalmente.
Repite este proceso cinco veces.
Ejercicio 3: Retener
la espiración
Este ejercicio también consiste en detener la respiración, pero en este caso
en la fase de liberación del aire. Es decir, una vez que hayamos expulsado todo
el aire de los pulmones. En este ejercicio es muy interesante concentrarse en
la sensación de vacío, buscando el vacío, sintiéndolo en la mente, en las
emociones.
Inspira
Espira
Detén la respiración y siente el vacío durante unos
segundos
Repite este proceso cinco veces
Ejercicio 4: Contar
de uno a diez en la inspiración
Para este ejercicio no vamos a forzar la respiración, respira como respires
habitualmente, preferiblemente llenando la parte más baja de los pulmones, y liberando
luego el aire suavemente.
Al inicio de la primera inspiración, cuenta uno.
Al inicio de la segunda inspiración, cuenta dos.
Al inicio de la tercera inspiración, cuenta tres.
Y así sucesivamente hasta diez.
Ejercicio 5: Contar
de uno a diez en la espiración
Este ejercicio es exactamente igual que el anterior,
pero en lugar de contar en el momento de la inspiración, lo haremos en el
momento de la espiración.
Requiere algo más concentración, pues lo normal es que empecemos a contar al
principio y no al final.
Inspira, y al inicio de la primera espiración, cuenta uno.
Inspira, y al inicio de la segunda espiración, cuenta dos.
Inspira, y al inicio de la tercera espiración, cuenta tres.
Y así sucesivamente hasta diez.
Ejercicio 6: Contar
de diez a uno en la inspiración
En este ejercicio vamos a hacerlo al revés que en los
anteriores. Es decir, contaremos desde diez hasta uno.
Al inicio de la primera inspiración, cuenta diez.
Al inicio de la segunda inspiración, cuenta nueve.
Al inicio de la tercera inspiración, cuenta ocho.
Y así sucesivamente hasta uno.
Ejercicio 7: Contar
de diez a uno en la espiración
Ahora haremos como en el ejercicio anterior, pero contando en el momento
de la espiración.
Inspira y al inicio de la primera espiración cuenta diez.
Inspira y al inicio de la segunda espiración cuenta nueve.
Inspira y al inicio de la tercera inspiración cuenta ocho.
Y así sucesivamente hasta uno.
Ejercicio 8: La
temperatura del aire
En este ejercicio ya no vamos a contar nada. Simplemente
vamos a respirar normalmente y a concentrar toda nuestra atención en la
temperatura del aire.
Este ejercicio es algo más complicado, ya que contar
requiere cierto grado de atención que nos ayuda a desatender el diálogo
interno. Pero cuando no contamos y simplemente prestamos atención a las características del
aire, resulta más complejo mantener la atención. Por eso conviene hacerlo al
final, cuando ya hayamos hecho algunos ejercicios previos y hayamos conseguido
calmar los pensamientos un poco.
Inspira y centra toda tu atención a cómo el
aire frío recorre el aparato respiratorio, desde la nariz hasta el fondo de los
pulmones.
Espira, y centra toda tu atención a cómo el aire caliente
recorre el aparato respiratorio, desde los pulmones, hasta la nariz.
Repite este paso diez veces.
Ejercicio 9: El aire
y el punto de contacto
En este ejercicio, vamos a respirar normalmente, con
suavidad, sin forzar nada, y vamos a centrar nuestra atención en el punto
situado en la parte superior del labio, justo donde va a parar el aire cuando
lo expulsamos, y en las fosas nasales, justo donde el aire comienza a ser
inspirado.
Inspira, y centra toda tu atención en cómo se hinchan
ligeramente las fosas nasales. Cuando consigas cierto grado de concentración,
podrás percibir perfectamente la fuerza del aire entrando, aún cuando sea una
inspiración muy sutil.
Espira y centra tu atención en cómo el aire roza suavemente
la parte superior de los labios al salir expulsado.
La meditación no es, como tal, la práctica de estos
ejercicios. El estado de meditación se alcanza cuando se
consigue detener el ruido mental y se permanece en un estado de consciencia
plena. Pero eso ya lo iremos consiguiendo poco
a poco.
De
momento
no busques ningún resultado al
realizar estos
ejercicios.
El objetivo debe ser “entrenar” la
mente. Y no te engañes; la verdad es que no resulta sencillo, requiere mucha
disciplina y un gran compromiso. Pero si eres persistente, conseguirás relajar
la mente, las emociones, el cuerpo y alcanzarás un
estado
de plenitud difícil de explicar. Pero
esto solo se consigue, paradójicamente, cuando no se busca. Simplemente ocurre.
Ten paciencia, ya que esta disciplina
requiere un gran entrenamiento. Recuerda que el simple hecho de detener los
pensamientos compulsivos, disfrutar de la calma de estos ejercicios, y practicar la respiración consciente,
contribuye de manera considerable a mejorar tu estado de salud y tus emociones.
Son motivos más que suficientes para empezar a practicar esta maravillosa
herramienta de la felicidad.