EL TODO
"Más allá del Kosmos,
del Tiempo, del Espacio, de todo cuanto se mueve y cambia, se encuentra la realidad
Substancial, la Verdad Fundamental".
EL KYBALION.
"Substancia" significa lo que yace oculto bajo toda
manifestación externa, la realidad esencial, la cosa en sí misma.
"Substancial" significa actualmente existente, el elemento esencial,
el ser real. "Realidad" significa el estado del ser verdadero, real,
eterno, permanente, fijo.
Más allá de toda apariencia externa o manifestación debe haber
siempre una realidad substancial. Esta es la ley. El hombre al considerar y
examinar el universo, del cual es una unidad, no ve otra cosa que un cambio
continuo en la materia, en las fuerzas en los estados mentales. Ve que nada es
realmente, que todo se transforma y cambia. Nada permanece: todo nace, crece,
muere; tan pronto como una cosa ha adquirido su máximun desarrollo empieza a
declinar; la ley del ritmo está en constante operación; no hay realidades, nada
firme, nada duradero, fijo o substancial, nada permanente, todo es cambio.
Todas las cosas surgen y evolucionan de otras cosas. Hay una acción continua
que es seguida siempre de su reacción correspondiente; todo fluye y refluye,
todo se construye y derrumba, todo es creación y destrucción, vida y muerte. Y
si el hombre que tal examen hace y tales cosas ve fuera un pensador,
comprendería que todas esas cosas en perpetuo cambio no pueden ser sino simples
apariencias externas o manifestaciones de algún poder que se oculta tras ellas,
de alguna realidad substancial encerrada en las mismas.
Todos los pensadores, de cualquier país o época, se han visto
obligados a afirmar la existencia de esta realidad substancial. Todas las
filosofías, cualquiera que haya sido su nombre, se han basado en esta idea. Los
hombres han dado a esta realidad substancial muchos nombres: algunos la han
denominado "Dios", otros "Divinidad Infinita" y
"Eterna Energía", "Materia", etc., pero todos han
reconocido su existencia. Es evidente por sí misma.
No necesita argumentos.
En estas lecciones hemos seguido el ejemplo de algunos de los más
grandes pensadores del mundo, antiguos y modernos - los Maestros herméticos - y
hemos denominado a ese poder que se oculta tras todas las manifestaciones, a
esa realidad substancial, por su nombre hermético del TODO, cuyo término nos
parece es el más amplio de los que puede emplear el hombre.
Aceptamos y enseñamos las teorías de los grandes pensadores
herméticos, como también las de esas almas iluminadas que han ascendido a
planos superiores de existencia. Unos y otros afirman que la naturaleza íntima
del TODO es incognoscible. Y esto
debe ser así efectivamente, pues nadie, excepto el TODO mismo, puede comprender
su propia naturaleza y su propio ser.
Los hermetistas creen y enseñan que el TODO en sí mismo es y debe ser
incognoscible. Consideran las teorías y especulaciones de los teólogos y
metafísicos respecto a la naturaleza íntima del TODO como esfuerzos infantiles
de mentes mortales para sorprender el secreto del Infinito. Todos esos esfuerzos
han fracasado siempre, y seguirán fracasando, debido a la naturaleza misma de
la tarea. El que especula sobre ello se encuentra perdido en un laberinto de
pensamientos sin salida, y si persiste en su intento acaba por perder toda
capacidad para razonar sanamente, hasta llegar a serle imposible la vida. Se
encontraría en una situación parecida a la de la ardilla, que en la jaula se
pone a girar en su rueda, sin moverse del mismo sitio, continuando tan
prisionera como antes de haber comenzado.
Y aun muchos más presuntuosos son esos que tratan de atribuir al
TODO la personalidad, cualidades, propiedades, características y atributos de
ellos mismos, como si el TODO tuviera las emociones, sentimientos y
características de los humanos. Y llega hasta atribuirle malas cualidades, como
los celos, la susceptibilidad a la alabanza y a la oración, el deseo de que se
le ofrende y se le adore y todas esas otras cosas que nos han legado como
herencia de los primeros días de la infancia de la humanidad. Tales ideas no le
sirven para nada al hombre desarrollado y acaba por dejarlas a un lado.
Creemos debe indicar que hacemos una distinción entre la
filosofía y la metafísica. Religión significa para nosotros la realización
intuitiva de la existencia del TODO y de la relación entre uno mismo y ÉL,
mientras que la teología significa para nosotros el esfuerzo o los esfuerzos
que hace el hombre para atribuirle las propias cualidades, personalidad,
características, etc., así como sus teorías proyectos, deseos y designios, asumiendo
el papel del intermediario entre el TODO y el pueblo. La filosofía significa
para nosotros la especulación que tiende a comprender las cosas cognoscibles y
pensables (permítasenos la palabra), en tanto que la metafísica indica la
tentativa de inquirir entre las nebulosidades de las regiones de lo
incognoscible y de lo impensable, la que, al fin y al cabo, tiene la misma
tendencia que la teología. Consecuentemente, la religión y la filosofía
significan para nosotros cosas que tienen realidad por sí mismas, en tanto que
la teología y la metafísica son algo así como senderos tortuosos y
laberínticos, por los que circula la ignorancia, y forman la base más insegura
e inestable sobre la que puede apoyarse la mente o el alma del hombre. No
insistiremos para que aceptéis estas definiciones; las mencionamos con el único
objeto de deslindar nuestra posición. De todas maneras, muy poco hablaremos en
estas lecciones de teología y metafísica.
Si bien es cierto que la naturaleza esencial del TODO es
incognoscible, hay, sin embargo, ciertas verdades relacionadas con su
existencia, que la mente humana se ve obligada a aceptar. El examen de éstas
constituye un asunto apropiado para la investigación, particularmente por lo
que se refiere a lo que el iluminado nos transmite de sus impresiones en los
más elevados planos de existencia.
Y a
esta investigación os invitamos ahora.
"Lo que constituye la
Verdad fundamental, la Realidad substancial, está más allá de toda denominación pero el sabio
lo llama el TODO".
EL KYBALION.
"En su esencia, el
TODO es incognoscible".
EL KYBALION.
"Mas el dictamen de la
razón debe ser recibido hospitalariamente, y tratado con respeto".
EL KYBALION.
La razón humana, cuyo dictamen debemos aceptar tanto como lo
juzguemos conveniente, nos dice respeto al TODO, sin pretender desgarrar el
velo de lo incognoscible:
I. -
TODO debe ser todo lo que realmente es. Nada puede existir fuera del TODO, o,
de lo contrario, el TODO no sería tal.
II. -
EL TODO debe ser infinito, porque nada puede existir que defina, limite o ponga
restricciones al TODO.
Debe
ser infinito en tiempo, o Eterno, debe haber existido siempre, continuamente,
pues nada puede haberlo creado jamás, y algo no puede nunca surgir de nada, y
si alguna vez no hubiera sido, aunque solo fuera un instante, no podría ser.
Debe existir por siempre, porque nada hay que pueda destruirlo, y jamás puede
dejar de ser ni aun por un solo momento, porque algo nunca puede convertirse en
nada. Debe ser infinito en el Espacio, debe encontrarse en todas partes, porque
nada existe, ni hay sitio alguno que esté más allá del TODO. No puede ser de
otra manera, sino continuo y omnipresente en el espacio, sin cesación,
separación o interrupción, porque no hay nada en ÉL que pueda interrumpirse,
separarse o cesar en su absoluta continuidad, y nada existe tampoco que pueda
"llenar las grietas". Debe ser infinito en Poder, o Absoluto, porque
nada hay que pueda limitarlo, restringirlo, confinarlo u obstaculizarlo. No
está sujeto a ningún poder, porque no hay otro que el Suyo.
III.
- EL TODO debe ser inmutable, esto es, no sujeto a cambio en su naturaleza
real, porque nada existe que pueda obligarlo a cambiar, ni nada de lo que pueda
haberse transformado. No puede ser aumentado ni disminuido, ni ser mayor o
menor, bajo ningún aspecto. Debe haber "sido" siempre, y debe seguir
"siendo" siempre también, idéntico a lo que es ahora: el TODO. Nunca
ha habido, ni hay, ni habrá algo en lo que pueda transformarse o cambiar.
Siendo el TODO Infinito, Absoluto, Eterno, Inmutable, debe deducirse
que todo lo que es finito, mudable, transformable y condicionado, no puede ser
el TODO. Y como nada existe fuera de Él en realidad, todo lo que sea finito
debe ser nada realmente. No os vayáis a sorprender o asustar, porque no
tratamos de embarcaros en Ciencia Cristiana, cubriendo estas enseñanzas bajo el
título de Filosofía Hermética. Hay una reconciliación entre estos aparentemente
contradictorios asuntos. Tened paciencia, que a todo llegaremos a su debido
tiempo.
Vemos en torno a nosotros eso que se llama "materia",
la que constituye las bases físicas de todas las formas.
¿Es el TODO materia simplemente? Absolutamente no.
La materia no puede manifestar Vida o Mentalidad, y como la mente
está manifestada en el universo, el TODO no puede ser materia, pues nada
asciende más allá de su propia fuente, nada puede manifestarse en un efecto si
no lo está también en la causa, nada puede evolucionar o emerger como
consecuente si no está involucrado o involucionado como antecedente. Y además
la ciencia moderna nos dice que la materia no existe realmente, sino que es
"energía o fuerza interrumpida",
esto es, energía o fuerza en un grado menor de intensidad vibratoria.
Como ha dicho recientemente un escritor, "la materia se
sumerge en el Misterio". Aun la ciencia materialista ha abandonado la
teoría de la materia y ahora descansa sobre la base de la "energía".
¿Es pues, el TODO mera fuerza o energía? No. La fuerza, tal como
la entiendan los materialistas, es una cosa ciega, mecánica, carente de vida o
mentalidad. La vida y la mente no pueden nacer de ciega energía, por las
razones dadas un momento ha: "Nada puede subir más alto que su propia
fuente, nada evoluciona si no ha involucionado, nada se manifiesta en un efecto
si no está en la causa". Así que el TODO no puede ser mera fuerza o
energía, porque si lo fuera no existiría eso que se llama mente y vida, y ambas
sabemos que existen, porque nosotros estamos vivos y estamos empleando nuestra
mente en considerar esta cuestión; y en iguales condiciones se encuentran los
que afirman que la energía es todo.
¿Que es lo que hay superior a la materia y a la energía, y que
sepamos que existe en el Universo? ¡Vida y mente en todos sus diversos grados
de desenvolvimiento! Entonces preguntaréis: ¿Queréis significar que el TODO es
vida y mente? Si y no, es nuestra respuesta. Si entendéis por vida y mente lo
que nosotros, pobres mortales, conocemos de ellas: ¡No él todo no es eso! Más
¿qué clase de vida y mentalidad significáis?, preguntaréis.
Mente infinita y viviente, si se compara con la vida y la mentalidad
finitas. Queremos indicar eso que quieren significar las almas iluminadas,
cuando reverentemente pronuncian la palabra: ¡ESPÍRITU!.
La contestación es mente viviente, tan amplia como nosotros
podamos concebirla, puesto que la vida y la mente son muy superiores a la
fuerza puramente mecánica o a la materia.
El TODO es mente viviente e infinita, los iluminados lo llaman Espíritu.
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