El Draugr es una raza de vampiros que merodean las tumbas de los
guerreros vikingos, normalmente los que
tienen mala reputación, y las Valkirias se negaban a recoger de los campos de
batalla para llevarlos al Valhalla.
Los vikingos solo incineraban a los mejores
soldados que morían honorablemente bajo el filo de una espada, con la esperanza
de que sus espíritus entren en el Valhala.
No obstante, los guerreros y civiles de probada maldad eran
enterrados. Estas almas condenadas a veces retomaban el cadáver en el que
vivieron, recorriendo la noche sin alejarse mucho de sus tumbas.
Los Draugr son vampiros muy sanguinarios. Seleccionan
cuidadosamente su morada de ultratumba, teniendo predilección por las tumbas de
ricos mercaderes. Se alimentan de sangre, cuando pueden conseguirla, o bien de
la carne putrefacta de los cadáveres. En ocasiones incluso llegan a masticar
sus propias extremidades cuando se ven imposibilitados de salir de sus
sepulcros, en ocasiones provocan locura y suicidio en personas aparentemente
sanas solo por el placer de degustar su sangre y su carne.
La única forma de eliminar a los Draugr es únicamente a manos de un héroe cuyo
valor y coraje estén fuera de toda duda, ya que las armas tradicionales no les
provocan daño alguno.
Este dato aparece en la Saga de Gripssonar, y principalmente en el Beowulf,
donde el héroe logra vencer a Grendel,
en definitiva, un Draugr,
utilizando únicamente las manos.
Una vez vencido, el Draugr debía ser decapitado.
Para evitar el regreso del Draugr había varias formas. La primera
consistía en atar los dedos de los pies del vampiro,
lo cual anulaba su movilidad. La segunda, aún más incomprensible, era dejar una
tijera abierta sobre el pecho del difunto o esconder algunas ramas pequeñas
entre sus ropas.
Algunos especialistas aseguran que la palabra draugr está emparentada con dragón,
y la palabra dragón,
en el latín vulgar que se hablaba en los Cárpatos, se pronunciaba Dracul.
El Draugr tiene fascinación por el oro y las riquezas
metalúrgicas.
En la saga de Eyrbyggia se dice que el Draugr posee una
piel áspera y terrible mirada y un tamaño grande, sus apariciones son precedidas
por una niebla espesa y nauseabunda que brota de los sepulcros.
Pueden provocar un comportamiento errático en el ganado y
los animales salvajes, también monta los mejores caballos de forma invisible,
volviéndolos inútiles para la batalla, e incluso fulmina con su mirada a las
aves en pleno vuelo.
Las metamorfosis del Draugr son incontables, puede aparecer
como un corcel gris, un buey, un gato, o incluso una foca. Y posee la habilidad
de entrar en los sueños de sus victimas. También tiene el poder de controlar
los fenómenos climáticos, como oscurecer el día o traer tempestades bajo cielos
sin nubes.
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