Lilith es un nombre dulce e inquietante, rodeado de magia y misterio, cargado de ambigüedad y pecado, susurrado con temor. Madre de demonios y compañera de lo maligno, representa las fuerzas del mal, el poder arrollador de la seducción y destrucción de quien se deja tentar por ella.
Temida y rehuida, es el símbolo del lado tenebroso y corrupto de la sexualidad femenina.
Asociada con la luna nueva o invisible, representa el lado negativo y temible de todo lo femenino.
Lilith es considerada como un Sucubo sumerio. Y, de hecho, había tal criatura en la Babilonia sumeria que seguramente tuvo su parte en la concepción hebrea de Lilith.
En sumerio, lengua de la cual proviene la palabra "Lil" significa "aire."
El término más viejo relativo a Lilith sería la palabra sumeria "Lili" (plural "Lilitu"), que parece inferir la misma definición que nuestra palabra "espíritu". En muchas culturas antiguas, la misma palabra para "aire" o "aliento" era usada para "espíritu."
Por tanto, Lilitu era un tipo específico de demonio o simplemente espíritu en general.
Posteriormente, pasó a formar parte de la tradición hebrea, en cuya lengua, tomó el significado de “noche”, o mas concretamente “espíritu de la noche”, de ahí la relación con su significado sumerio.
Otros nombres dados a Lilith por griegos y romanos fueron Selene, Diana o Hecate.
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