lunes, 25 de octubre de 2010

Halloween, el origen de la fiesta

El origen de la fiesta de Halloween se encuentra en la celebración celta del Samhain, que se hacía en las islas británicas y en la Bretaña francesa, lugares donde la cultura celta tuvo más fuerza.
Es el día en que comienza el invierno para los celtas, y poco después se celebra el nacimiento del nuevo año. La tradición dice que al comienzo del invierno, la frontera que separa este mundo del Otro (el que podría denominarse como mundo de los muertos) se debilita, facilitando los contactos entre ambos mundos. La barrera recibe el nombre del escudo de Lugh, el dios solar, y la tradición puede tener que ver con que, de hecho, al principio del invierno el día y la noche parecen estar más cercanos, y también el sol parece más débil, su calor se siente menos, así que se explica que su escudo sea igualmente más débil.
Según las creencias celtas, el otro mundo y éste no son tan diferentes y cumplen una función cíclica. Uno muere en este mundo para nacer en el otro, y cuando muera allí nacerá una nueva criatura en éste. La muerte es símbolo de vida, pues es necesaria para que ésta exista, y tampoco puede entenderse la vida sin una muerte posterior. Así, en el día de Halloween (Samhain para los celtas) recordarían a los muertos y celebrarían la muerte como continuidad de la vida, no como su fin.
Parece que los druidas celtas (sus sacerdotes) se vestían de forma especial para la ocasión, posiblemente representando así a los ancestros que vendrían a entregar mensajes a los vivos. De aquí la actual costumbre de disfrazarse en Halloween. También era costumbre habitual que la gente realizara ofrendas depositando comida o plantas en cestas delante de las casas, lo que podría dar lugar a la costumbre de hoy de entregar golosinas a los niños, y por último, otra característica actual del Halloween, como es el uso de calabazas iluminadas con velas, también tendría su explicación en la cultura celta, que acostumbraba a encender velas en el interior de cráneos de sus antepasados, representando así la vida latente en su interior.
En el ámbito cristiano, ya en el siglo IV la Iglesia de Siria dedicaba un día a recordar a "todos los mártires". Tres siglos más tarde, el Papa Bonifacio IV transformó un panteón (templo romano dedicado a todos los dioses) en templo cristiano, dedicándolo a todos los santos; y el Papa Gregorio III estableció el 1º de Noviembre como día de dicha celebración, haciéndolo coincidir así con otras celebraciones no cristianas que también honraban a los muertos en ese día, como la celta. Como ésta era una fiesta importante, se acostumbró a celebrar también la víspera, preparando en ella la celebración del día siguiente. En inglés, se llamó "all hallow's eve", o víspera de todos los santos, y fue ese nombre el que dio lugar al Halloween de hoy .
La fiesta de Halloween se celebra en muchas partes del mundo de una manera u otra. Generalmente, de un modo festivo, con disfraces, juegos, risas... Y al ser una fecha que en su origen tenía relación con lo desconocido, los muertos, el más allá, ha sido fruto de muchas leyendas, historias de miedo, etc. Se dice que el akelarre más importante de las brujas se celebra en esta noche, y que es la mejor noche para contactar con espíritus o ver seres mágicos.
Si los celtas creían que en la noche del 31 de octubre la frontera entre este mundo y el otro se debilitaba, también hay quien cree que la frontera que se debilita es la que separa nuestro mundo del mundo fantástico, poblado por hadas, magia, duendes.

jueves, 21 de octubre de 2010

La marca de Caín

Algunas de las personalidades más sensibles y creativas han sufrido durante mucho tiempo la terrible marca de Caín. El estigma de Caín es uno de los más antiguos que se recuerden. Si se toma como fuente literal la Biblia este mal que sufren algunas personas se origina muy cerca del inicio de la humanidad. Puede decirse que esta maldición nos acompaña desde el inicio de la historia.
Pero ¿Qué caracteriza al famoso estigma de la marca de Caín? Para poder explicarlo recurramos a la fuente. La Biblia en el génesis explica que al matar Caín a su hermano Abel, producto de la envidia, Dios le impuso un castigo o maldición. Abandonaría Caín la tierra de sus padres y caminaría errante por el mundo. Las palabras textuales de Dios fueron “Cuando labres la tierra, no te volverá a dar su fuerza; errante y extranjero serás en la tierra”. Fue tan grande el castigo para Caín que este le replicó a Dios que ante semejante destino solo le quedaba esperar que cualquiera lo matara. Dios entendiendo el temor de Caín y para protegerlo de una muerte súbita le puso una marca. Así todos reconocerían que Caín era un asesino, pero también sabrían que ese ser humano peligroso y maldito por Dios era intocable porque cualquiera que le hiciera daño a Caín sería castigado siete veces.
Semejante fragmento de la Biblia se presta a muchas interpretaciones. ¿Fue la marca un castigo o un premio? Porque Caín desde ese momento sabía que los hombres no podrían hacerle daño. Se volvió prácticamente invencible, pero por otro lado su sola presencia provocaría rechazo y repulsión en los seres humanos. Se diría que el castigo que Dios le dio a Caín, por el homicidio de su hermano Abel, fue convertirlo en inmortal.
Igual de interesante es como en la Biblia los descendientes de Caín son los que dominarán las artes. Claramente dice la Biblia que Jabal descendiente directo de Caín fue el padre de todos los que tocan el arpa y la flauta. Una curiosa coincidencia que nos dice de forma inquietante como los antiguos judíos consideraban a los artistas como personas siniestras y de peligro. Unos seres de los que había que cuidarse, pero no maltratar. La marca de Caín era una especie de reconocimiento mezclado con miedo. Toda una contradicción que solo puede ser calificada de misteriosa.

domingo, 17 de octubre de 2010

El número de la bestia

Pocos temas bíblicos han suscitado tanto interés e inquietud como la profecía de la intrigante marca, o nombre de la bestia: el numero 666.
Apocalipsis 13:18 – Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis.
Este número es citado en la Biblia y relacionado con Satán o con el Anticristo. Será el número que el Anticristo grabará en la mano derecha o la frente de cada persona en el final de los tiempos.
El significado del 666 viene dado por su numeración romana, DCLXVI, que vendría a decir Domitius Caesar Legatos Sti Violenter Interfecit, o lo que es lo mismo, Domicio César Mató Vilmente a los Enviados de Cristo.
En el documento que es donada la cuidad de Roma a la Iglesia Católica y todo el imperio romano aparece como título papal Vicarius Filii Dei, que significa Vicario del Hijo de Dios. Sumadas las letras que representan números romanos en este título, sale el 1666, basándose en este título se indica que el anticristo será un papa o todo el papado en su conjunto.
La Biblia revela que quienes tengan la marca sufrirán la ira de Dios cuando él acabe con el presente sistema de cosas (Revelación 14:9-11; 19:20).
Las Claves para descifrar el 666 son las siguientes:
Los nombre bíblicos a menudo indican algo de las cualidades o la vida de su portador, como en el caso de Abrahám (Padre de una multitud), Jesús (Jehová es salvación) y muchos otros.
Así mismo, las características de la bestia se plasman en su nombre, o numero.
Las diversas bestias que aparecen en el libro de Daniel representan reinos, o imperios que se suceden.
La bestia compuesta que se menciona en Revelación 13:1,2 simboliza el sistema político mundial controlado por Satanás, un Ángel que se reveló contra Dios, de quien recibe su poder.
El hecho de que la bestia tenga un “numero de hombre”, o “una cifra humana”, indica que es una entidad terrestre, no un demonio u opositor o difamador (eso significa “demonio”), de ahí que manifieste defectos humanos debido al pecado o error y a la imperfección.
Por último, los números en las escrituras, tienen ciertos significados por ejemplo:
10 = lo completo, 7 = lo perfecto, 3 = da énfasis , 6 = Imperfección (pues no alcanza el 7, y el que mencione 3 veces indica énfasis en lo imperfecto).
Por lo tanto, el seis no llega a siete, por lo que sin lugar a dudas es un símbolo apropiado de algo imperfecto o defectuoso a los ojos de Dios (Crónicas 20:6,7).
Es más su repetición en las unidades, decenas y centenas subraya con énfasis tal imperfección.
Apoya este razonamiento el hecho de que el 666 sea una “cifra humana”.
Por consiguiente, el historial de la bestia, su “cifra humana” y la configuración del numero 666 llevan a una clara conclusión: grave deficiencia y fracaso total ante los ojos de Dios.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Mandrágora, la planta de las brujas

Resulta imposible hablar de brujas sin mencionar la mandrágora. Los jueces que juzgaron a Juana de Arco la acusaron de llevar oculta en la ropa una raíz de mandrágora, de la cual obtenía su maravilloso poder de adivinación y su don de mando. Las voces que oía la Doncella eran proferidas, según ellos, por la mandrágora. El jesuita Martín del Río eminente demonólogo, había descrito en 1429 los maravillosos poderes de esta raíz y dijo que, en cierta ocasión, halló entre las pertenencias de un hombre sospechoso de practicar la brujería un libro de fórmulas mágicas y una mandrágora que lanzó al fuego ante la mirada aterrorizada de los presentes, seguros de que no tardaría en producirse una tragedia.
Esta raíz, que adopta a veces la forma humana, fue conocida en la antigüedad y estudiada por Hipócrates. Pertenece a la familia de las solanáceas, y está emparentada con la patata, la belladona y el tomate, y parece poseer virtudes afrodisiacas y estupefacientes. Se aconsejaba preparar con esta raíz filtros y encantamientos mágicos y medicinales.
En el Antiguo Testamento se alude a sus poderes extraordinarios : la bella Raquel, que era estéril, fue madre después de tomar una infusión de mandrágora, y la misma receta fue infundida en la Italia medieval y en la renacentista. Según la tradición rabínica, la mandrágora crecía al pie del árbol del Edén y, en opinión de Lorenzo Catelán (1568-1674), “la raíz de mandrágora no es otra cosa que esperma viril”.
Durante la Edad Media se la consideró el mejor de los medicamentos. Se aplicaba en forma de cataplasma o se tomaba en caldo, o se hacía al enfermo sostenerlo con la mano derecha. Curaba la languidez, la jaqueca y los dolores de cuello. Hildegardo de Bigen detalló sus virtudes en el siglo XII : tomada con vino, la mandrágora ahuyenta la melancolía del alma y reanima a quien sufre náuseas. Y Pierus Valerian, nacido en 1477, decía que esta raíz humana da un humo al arder cuya fuerza está entre el veneno y el sueño.
Se decía que sus virtudes maravillosas procedían del hecho de ser el producto vivo de donde salió Adán, el primer elemento vital de la humanidad, de los animales y las plantas. Viejas leyendas afirman que son precisas ciertas precauciones para recoger la mandrágora en la tierra : escoger el día propicio, que podía ser el viernes, o día de Venus, o el sabbat, es decir, el sábado. Unos aconsejaban la oscuridad de la noche y otros el alba. Otros más, los primeros días de septiembre.
Escogido el momento, se rodeaba la planta de un triple círculo mágico y se grababa en su corteza la triple señal de la cruz. Un perro negro entrenado para hurgar la tierra ayudaba a arrancar la raíz atándola a su cuerpo. Corrían en pos de su amo llevando consigo la planta entera, que lanzaba gemidos de niño herido. A continuación era sacrificado el perro a las divinidades subterráneas y se enterraba en el mismo agujero de donde salió la raíz.
Era espantosa la semejanza que tenía la raíz de mandrágora con el cuero humano. Una vez arrancado, era preciso bañarla, alimentarla con leche o vino, vestirla de rojo y blanco para ahuyentar a las potencias demoníacas que quisieran apoderarse de ella. Después era conservada en un armario bien protegido o en una caja en cuya tapa se hubiera dibujado una horca, un ahorcado y una planta, porque era creencia generalizada que la mandrágora crecía bajo los ahorcados y su esperma la generaba.
La mandrágora contenía el alma de los desesperados y quien la poseía podía a los atentados y volverse invisible. Indicaba también dónde estaban ocultos los tesoros, fecundaba a las vacas y les daba el doble de leche. Y al cumplirse siete años de haber sido arrancada, se transformaba en un niño si habían sabido cuidarla con esmero. Por desgracia, en la actualidad es muy difícil encontrarlas.

martes, 5 de octubre de 2010

Profecías de Rasputín

» El útero de la mujer será como la tierra de los ríos; estériles serán ambos. y ello será incluso una gracia, porque el útero no estéril y la tierra no estéril parirán monstruos. Día desventurado será aquél en que el útero materno será comercializado, como se comercializa la carne de los bovinos. En este tiempo, el hombre, criatura de dios, se convertirá en criatura de la ciencia ».
» Cuando vuelen las imágenes, madurará un fruto venenoso, y serán muchos quienes lo comerán. y el fruto venenoso transformará a los hombres en animales, incapaces de alzar la cabeza al cielo... las imágenes que vuelan consumirán las fuerzas del hombre, pero el fruto venenoso embriagará al hombre. Y cuando todo haya acabado, el hombre se volverá a encontrar cansado y desgarrado, más hambriento que antes ».
» Los hombres están caminando hacia la catástrofe. serán los menos capaces quienes llevarán las riendas. Así será en Rusia, igual que en Francia, en Italia y otros lugares... la humanidad será aplastada por el alboroto de los locos y de los malhechores. La sabiduría será encadenada. Serán el ignorante y el prepotente quienes dictarán la ley al sabio y también al humilde. Y después, la mayor parte de los hombres creerán en los potentes y no creerán más en Dios... el castigo de Dios llegará tarde, pero llegará »
» Toda revolución pretende romper las cadenas de la esclavitud, pero una vez rotas, ya están preparadas otras cadenas... desde los tiempos de las cavernas nada ha cambiado. Y nada cambiará, porque siempre se impondrá el más certero, el más astuto y, a menudo, el más corrupto. Y según la condición del pueblo, llevará el vestido de la dictadura o de la democracia. pero el hombre será siempre esclavo, aunque tenga la ilusión de ser libre...un día resurgirá el hombre libre, pero el pueblo será siempre ».
» La cruz será arrojada en la bodega. Los martillos golpearán sobre los altares y las llamas devorarán las iglesias... así comenzará la caza de la serpiente. Pero el buitre confiará la espada a una nube, que matará a la serpiente durante la tercera luna. El buitre se encarnizará después contra sus gusanos, hasta que perezca... cuando el establo esté lleno de bueyes, se abrirán las puertas, y entonces; adiós santa ¡adiós, santa de las santas! esto sucederá en el tiempo del sol,.. de la cruz se sabrá ».
» En ese tiempo volverán los grandes sembradores para esparcir la simiente. pero una parte de la tierra estará humeante y un tercio de la simiente se quemará. Otra parte de la tierra será estéril y la simiente morirá. Pero la tercera parte dará cosechas tan copiosas como nunca habían sido vistas sobre la tierra. En este tiempo, toda la tierra estará bajo el signo de un evangelista, la gran isla estará bajo la sombra del león; pero el león perderá las garras, la tierra justa y el corazón de Europa ».

domingo, 3 de octubre de 2010

Misa negra

Según el cristianismo, el objetivo de la misa negra es ridiculizar la ceremonia religiosa cristiana y, sobre todo, el sacrificio de Jesús en la Cruz. Para los católicos, todos los pasos normales de una misa son desvirtuados, aquí es donde toma especial importancia la ostia Consagrada o cuerpo de Jesús. Al profanar la ostia, no se insulta al cristiano sino a Jesús y su obra de salvación de la humanidad. Es normal en las misas negras que la ostia acabe pisoteada, mezclada con drogas o siendo parte de actos sexuales. Existe un mercado negro de ostias en el que se pagan grandes sumas de dinero dependiendo del sacerdote o templo en el que haya sido bendecida.
Si para algunos grupos las ceremonias son únicamente simbólicas, para otros que se han hecho con el tiempo más numerosos existen ritos violentos, en los que se producen incluso violaciones y homicidios.
Las fechas más frecuentes para la celebración de misas negras son el 30 de abril y Halloween.
Una mujer desnuda es utilizada como el altar en los rituales paganos porque es el mejor receptor pasivo natural y representa a la madre tierra, los demás utensilios deben estar colocados sobre una mesa al alcance del sacerdote.
El negro es el elegido para vestirse en la cámara del ritual porque es el símbolo de los poderes de las tinieblas.
Los amuletos que llevan la sigla del Baphomet o el pentáculo tradicional de Satán, los llevan todos los presentes en la misa.
Quienes a partir del siglo XVIII comenzaron a acudir a las misas negras, lo hicieron por una de estas tres razones, o por las tres: para romper con la aburrida monotonía de su vida cotidiana, por esnobismo o por el deseo sincero de adorar a Satanás al mismo tiempo que de renegar de Dios, en cuyas bondades se confiaba muy poco. Eran estos últimos fanáticos a los que la religión había desengañado o hundido en la desesperación. Figuraban también entre los participantes a estas ceremonias los que buscaban nuevos placeres eróticos dominados casi siempre por el sadismo.
Nacieron las misas negras en forma de tres clases de ceremonias que se celebraban de acuerdo con un orden, siempre el mismo. Se daba inicio renegando de Jesucristo, escupiendo sobre las ostias, pisándolas y atravesándolas con alfileres. Las ostias habían sido fabricadas o robadas de un templo católico. Seguía a esto una serie de cánticos confusos, que entonaban los asistentes sin abandonar su sitio, moviendo el cuerpo acompasadamente.
La ceremonia se celebraba en un local cerrado que tenía como fondo lienzos negros colgando de los muros y se iluminaba con cirios también negros. Además, ardían diversos pebeteros con incienso y drogas enervantes. Desde el principio se esperaba que los asistentes a la misa negra entraran en un estado de creciente excitación. Quedaban listos para la siguiente fase de la reunión demoníaca.
Aquel acto de apostasía, o abandono de la religión católica, realizado de forma blasfema e insultante, daba paso al sacrificio sangriento celebrado ante el cuerpo desnudo de una sacerdotisa a cuyos costados ardían sendos pebeteros. El humo de ellos desprendido contribuía a crear una atmósfera alucinante y los vapores emitidos embriagaban hasta el delirio a los asistentes a la misa negra. Se iban exacerbando los ánimos de todos y en especial la sensibilidad de la joven tendida sobre el altar.
El sacrificio consistía a veces en la simple introducción de una ostia consagrada, debidamente enrollada, en los dos orificios naturales de la sacerdotisa, casi siempre joven y hermosa. De esta tarea se ocupaba el sacerdote oficiante de la misa, que pertenecía al sexo masculino. Pero era frecuente que antes de realizarse ese acto se procediera a la muerte ritual de un animal, como sucede con el vudú haitiano, un claro ejemplar de misa negra.
En tales casos era degollado un gallo, un cordero o una cabra jóvenes, entre otros animales, sobre el cuerpo de la mujer. La sangre derramada sobre ella debía cubrirle el cuerpo entero, en especial el sexo. La sacerdotisa sobre cuyo cuerpo caía la sangre se iba excitando más y más conforme el líquido tibio y palpitante iba cubriendo su cuerpo entero.
La mujer comenzaba a gemir, mientras el oficiante, una vez vaciado de su sangre el animal sacrificado, dejaba caer sobre ella, gota a gota, el contenido de un recipiente con forma de cáliz cuya composición debía asemejarse a la de los famosos ungüentos de las brujas antes de volar en el aquelarre. Finalmente, el sacerdote deslizaba la ostia por la piel de todo el cuerpo de la joven, la doblaba y la introducía en su sexo. Llegaba así a su fin la segunda fase de la misa negra.
Los asistentes a la ceremonia estaban ya preparados para pasar a la etapa final, que era la carnal. Cada uno de los presentes se abalanzaba sobre la persona que tenía más cerca. En aquel momento, a la luz mortecina de los cirios y enardecidos por los vapores desprendidos de los pebeteros, resultaba imposible averiguar a qué sexo pertenecía el ser que había al lado. Sólo el sumo sacerdote sabía a quién dedicaba su entusiasmo erótico: a la joven que yacía sobre el altar, que lo recibiría sin protestar, incluso con entusiasmo, sabiendo de antemano cuál era el papel que tenía que representar.
Se realizaba la orgía, o última fase de la misa negra. El sexo era, como puede verse, el digno remate de una ceremonia practicada en el siglo XVIII, que tuvo sus antecedentes en las ceremonias sagradas de la antigüedad y que ha renacido hoy con increíble vigor.